"La Iglesia no puede avanzar con los tiempos porque, sencillamente, los tiempos no avanzan. Si lo hiciera, la Iglesia encallaría en el fango y, con el tiempo, se pudriría y apestaría. En un mundo social y económico como el nuestro no hay acciones, salvo esa especie de actividad automática que llamamos decadencia; se marchitan las flores excelsas de la libertad y se descomponen en la tierra originaria de la esclavitud. Así pues, el mundo sigue estando exactamente en la misma fase en la que se encontraba a comienzos de la Edad Oscura...
Nosotros no deseamos una Iglesia que, como dicen los periódicos, avance con los tiempos. Queremos una Iglesia que haga avanzar al mundo, que le haga alejarse de gran parte de las ideas a las que se está acercando en la actualidad, como por ejemplo, la del estado servil. Esa es la prueba que permitirá a la historia juzgar si realmente la Iglesia, cualquiera que sea, es o no la verdadera Iglesia."