Editoriales

lunes, 26 de agosto de 2013

La Monarquía Social en el tradicionalismo político


LA MONARQUÍA TRADICIONAL ES SOCIAL

EL término fué empleado primeramente por la Tour du Pin.

Después se ha venido usando, aunque sin definirlo. Unos han entendido una democracia cristiana que si nos atenemos a sus orígenes sillonistas no son de carácter tradicional. Otros lo convierten en una nueva edición del despotismo ilustrado de los filosofistas del siglo XVIII. Otros, en fin, pretenden, al amparo de la Monarquía una demagogia reñida con la tradición, donde todo es orden y armonía. Sin embargo, La Tour du Pin había sido claro y contundente. «El Rey presidente hereditario de las Repúblicas Corporativas»
.
No es pues la Monarquía Tradicional en su carácter social lo que nuestros adversarios y los no tradicionalistas entienden. Nosotros entendemos por Monarquía social la organización de las fuerzas sociales en grandes Corporaciones, libres e independientes en su esfera interna, pero están sujetas a la autoridad real en el bien común y en la defensa propia. En la Monarquía social hay corporaciones de Trabajo y hay corporaciones que podríamos llamar Intelectuales. Corporaciones de Trabajo que tienden en su actividad a que sus incorporados gocen de beneficios morales y materiales. No son los Gremios antiguos, pero tampoco los Sindicatos modernos, aunque en ciertos aspectos los Anarco-Sindicalistas tuvieron un concepto de la Confederación de Corporaciones mucho más aproximado al tradicionalista que los partidarios de los modernismos totalitarios. Se comprende: En muchos autores anarquistas hay un claro reconocimiento de la tradición corporativa. Y hasta el mismo Karl Marx tuvo que reconocer que el capitalismo es obra de la sociedad posterior a la Tradición.

LA Monarquía social no es pues la que levanta Universidades Laborales, ni la que crea Escuelas Profesionales, ni edifica viviendas. Esto depende de las mismas Corporaciones que sabrán hacerlo mejor y más barato, sin parásitos y sin burocracia, porque son sus intereses los que se juegan. La Monarquía tradicional en el orden social crea, protege, ampara y defiende las corporaciones, y estas actúan coordinando sus esfuerzos uniendo sus recursos y defendiendo sus prerrogativas. Ellas se gobiernan, se administran y se desenvuelven independientes y en su esfera soberanas. Organizan su beneficencia, su formación profesional, sus actividades culturales, sus normas de trabajo, etc, es decir, todo lo que tiene un elemento vivo dentro de un Estado Moderno. Pero el Estado, por el Rey, que es el representante, defiende derechos, evita abusos que lesionan el bien común, es arbitro en las disputas cuando hay dos distintos intereses en pugna o con dificultades, y como que el Rey no depende de ningún litigante, como que el Rey es por sí mismo dispensador de justicia, da la razón al más débil, no por ser más débil, sino porque tenga razón, y sentencia contra el más fuerte, no por ser el más fuerte, sino cuando su pretensión es injusta.

No hay necesidad de Ministros de Trabajo, no otras alharacas. A lo más podrá crear el Rey el Consejo de Corporaciones, ya que un fuero nuevo se ha creado; el fuero de la Corporación. Y el Rey dispensa sólo Justicia. Brazo de Justicia para todo, encima de todos, al servicio de Dios y de la Patria.
(FERRER)

sábado, 17 de agosto de 2013

El Sindicalismo carlista del Movimiento Obrero Tradicionalista (M.O.T), 1963-1970

La lucha del Movimiento Obrero Tradicionalista se desarrolló tanto a nivel teórico, como al de alternativas prácticas. Entre estas segundas destacan la creación  de Cooperativas, como la de Viviendas CEVA y la de Producción CIAT, en Zaragoza en 1965; o la de Cooperativas de servicios en Alicante en 1966, o la Agrícola de San Carlos en Barcelona en el año 1968, entre otras. También se crearon asesorías jurídicas y cursos formativos para obreros por toda España.

A nivel teórico, el M.O.T desarrolló una importante labor de propaganda y formación obrera, tanto en sus revistas periódicas como Vanguardia Obrera Tradicionalista, Lucha Obrera de Cataluña (M.O.T-Cataluña) o Información-M.O.T (Alicante), como en manifiestos, octavillas, cuadernos y documentos editados por toda España.

Se realizaron numerosos cursillos formativos: Bilbao, Jerez de la Frontera, Manresa, Pamplona, Elda, Zaragoza etc. En el Cursillo Nacional de Elda (Alicante) de 1966, asistieron 128 representantes de 39 provincias. Hubo tanto Congresos Nacionales, como territoriales, con una importante elaboración doctrinal.

El 24 de marzo de 1965, se producían las primeras detenciones y procesamientos en el TOP (Tribunal de Orden Público) contra militantes del M.O.T, acusados de propaganda ilícita. Fue en la ciudad de Zaragoza.

De todo este trabajo teórico podemos resaltar los principales puntos del ideario de los M.O.T.

Para el M.O.T el sindicato ha de ser:

“1-Libre, es decir independiente de cualquier intromisión o tutela por parte de organismos que son ajenos a el, ya sean el Estado, los partidos políticos o cualquier grupo capitalista de presión.

2-Único por rama de producción.

3-Democrático. El sindicato se organiza de abajo a arriba, siendo los mismos sindicatos, los que  elijan libremente a sus líderes.

4.Horizontal. En el mundo capitalista el sindicato auténtico es un sindicato de lucha, es decir sólo de trabajadores. La presencia  del capitalismo dentro de los sindicatos, en lo que consiste la verticalidad, falsea la misión del sindicato. Este es el sindicato que corresponde a esta etapa de transición hasta que se llegue a la reforma de la empresa.

5.Órgano de representación política. Los trabajadores debemos participar en la vida política del país, siendo el medio más eficaz el Sindicato. El Sindicalismo ha de estar presente en los Ayuntamientos, Cortes y en los Órganos de Planificación Económica.

Se añadía además:

“Un sindicalismo libre, democrático y profesional ha de constituir la primera fuerza política de un país. Negar al sindicato funciones representativas, como en las democracias liberales, equivale a cortarles las alas, impedirle el acceso a ese mundo de la política, donde se toman las decisiones que han  de fertilizar la vida comunitaria”

Y sus fines los siguientes:

“1.Representar los intereses de los trabajadores

 2.Reforma de la empresa, superando la propiedad capitalista 

 3.Control de la seguridad social, evitando que esté en manos del Estado o del Capitalismo.

 4.Creación de una Banca Sindical. Como cauce de ahorro de los trabajadores.

 5.Conseguir la municipalización del suelo urbano para impedir la especulación urbanística.

 6.Promoción Obrera: profesional, académica, cultural e informativa.

 7.Transformación de la Sociedad. El sindicalismo pugnará por sustituir la riqueza, como factor vertebrado de la sociedad, por el trabajo.

Otros puntos del pensamiento de los M.O.T son el rechazo al principio de lucha de clases y al internacionalismo, auspiciados ambos por los sindicatos marxistas.

En el “Manifiesto del M.O.T a los Hombres del Trabajo” de 1964, se decía:

“Los hombres no se resignan a formas impuestas y buscan, en la revolución, lo que no les dan las mal llamadas democracias. Se está abriendo paso una nueva época en lo económico y como consecuencia en lo social y en lo político. Esta renovación, que ha de hacerse por ley inexorable de la Historia, por imperio de la necesidad, solo podrá ser de dos formas: marxista o cristiana. Por el odio y la lucha de clases, o por el amor y la lucha por la superación en la justicia, la libertad y la verdad” (...)

“Sin Patria nada es. Un hecho evidente es la caída de los nacionalismos, pero no el de Patria. En ella nacemos. De ella vivimos. Y por ella somos. Nos da el fondo, el estilo y un peso histórico que no podemos arrojar, si no queremos morir como pueblo, si no queremos perder perspectiva y misión. No creemos en los internacionalismos cuando va implícita la pérdida de algo tan serio y sagrado como es la Patria”

Sobre este último punto en el breve cursillo de formación de dirigentes M.O.T, se leía:

“los trabajadores forman una gran familia internacional. Esto no quiere decir que no tengan Patria, como dice el marxismo (…) esto conviene resaltarlo cuando el capitalismo hace mucho tiempo que opera a escala internacional y éste si que no tiene patria”.

El M.O.T también defendió el derecho a la huelga como arma de lucha sindical, separándose, así, de todos los "amarillismos" sindicales. 

“Esta afirmación, del derecho a la huelga, de un Movimiento Obrero que se titula Tradicionalista puede parecer chocante para quienes desconocen toda la esencia de la Tradición. El fundamento doctrinal está clarísimo en la doctrina de nuestros teólogos del siglo XVI cuando exponían las tesis de la licitud de la resistencia al mal gobernante. No tenemos más que trasladar esta doctrina del plano político al social y los principios continúan manteniendo toda su validez. El sistema capitalista no deja resquicio jurídico alguno para que las reivindicaciones populares puedan prosperar. La Ley garantiza la explotación capitalista y el trabajador solo puede invocar principios de justicia no legales. Y el actual sistema  judicial se ve frenado por el legalismo burgués. De ahí la licitud de la huelga como arma del Sindicalismo para conseguir sus objetivos, porque el capitalismo no va a ceder de buen grado por la simple vía del diálogo.” (El M.O.T de Cataluña y la reforma sindical, 1968)

Sobre el Sindicalismo y el Poder Político, los M.O.T también marcaron su postura:

“El Sindicalismo es una fuerza al servicio de la Justicia, dentro de la libertad. Por ello, el espíritu sindical se complace en el incremento constante de instituciones autónomas y comunitarias, en cuya opción los hombres puedan cotidianamente ejercitar su libertad. La lucha sindical acarreará la desaparición del actual Estado centralista. Pero siempre ha de existir un poder político, representante del Bien Común, al que debe sumisión el Sindicalismo, ¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre el Poder Político y el Sindicato? Existe una palabra del vocabulario tradicionalista que lo expresa maravillosamente: El Fuero. Si, el Fuero Sindical. El Estado debe respetar toda la vida interna del Sindicato, sin intromisiones de ninguna clase; la actuación exterior del Sindicalismo se mueve dentro del orden jurídico tutelado por el Estado, y puede ser sujeta a limitaciones. Limitaciones que han de estar basadas en el Bien Común y recogidas taxativamente en la ley recogida en Cortes, auténticamente representativas (…)

Finalmente el M.O.T, convencido de que para realizar todo cambio social ha de producirse una profunda transformación política, trabaja activamente por la instauración de una Monarquía Popular y Sindical. (El M.O.T de Cataluña y la reforma sindical, 1968)

martes, 13 de agosto de 2013

El Movimiento Obrero Tradicionalista en la estela de los Sindicatos Libres: El carlismo obrerista

(Propaganda de la revista  "Unión Obrera" de los Sindicatos Libres carlistas en los años "20")

El Movimiento Obrero Tradicionalista, tiene su origen en los primeros años de la década de los sesenta en el seno del carlismo. Sus primeros pasos se dieron en Murcia en 1963, con el claro objetivo de enlazar con la tradición obrerista del carlismo, especialmente con la experiencia de los Sindicatos Libres, creados por el carlismo en la primera mitad del siglo XX.

Uno de los primeros inspiradores fue el sindicalista  vasco Périco Olaortúa, antiguo militante de los “libres”, defensor de la propiedad sindical, pero no estatista y contrario al principio de la lucha de clases. En la circular de presentación, en 1963 del M.O.T, se leía:

“Este movimiento obrero de la Comunión Tradicionalista quiere ser dentro de la interpretación católica de la cuestión social, el germen  de un nuevo y renovado impulso en el carlismo, para su proyección en el mundo del trabajo”

Su órgano difusor fue la revista “Vanguardia Obrera Tradicionalista”. En 1964 el VOT transcribe en su número 3 un manifiesto  de Ramón Sales,  líder de los Sindicatos Libres carlistas, donde entre otras cosas se decía:

“Los Sindicatos Libres aspiran a la abolición del sistema capitalista”

El M.O.T de Cataluña también se consideraba continuador de la obra de Sales y de los Libres, y en un documento se definen como:

“No en vano es la vanguardia de la lucha obrera, la continuación de aquellos Sindicatos Libres, fundados en los años 20 por Ramón Sales”. (El M.O.T de Cataluña y la Reforma Sindical)

En las Conclusiones del Tercer Congreso del M.O.T celebrado en Madrid los días 31 de octubre y 1 de noviembre de 1965, se declaran partidarios del Corporativismo, en la más genuina tradición social católica:

“El Cooperativismo es un sistema social cristiano por excelencia, en donde el hombre vuelve a ocupar el puesto de primacía que le corresponde en la actividad productiva, sometiendo el capital a su servicio y reduciéndole a sus justos límites de instrumentos de la producción y no como medio de dominio del hombre (…) Frente a la propiedad privada de unos pocos y a la propiedad colectiva que es de uno solo, el cooperativismo supone la propiedad privada para todos a la vez, que es una propiedad social al servicio de los socios. (…) El Tradicionalismo, fiel a los principios sociales cristianos que constituyen  la esencia de su doctrina, propugna el sistema cooperativo como una solución que contribuirá a resolver el problema social económico de nuestros días.”

En el mismo Congreso se proponen como textos básicos de formación para los militantes del M.O.T los siguientes libros: “Breve historia del Legitimismo español” de Melchor Ferrer, “La Monarquía Social y Representativa” de Rafael Gambra y “Antología de textos de Vázquez de Mella” también de Rafael Gambra. Así como el Breve curso del M.O.T; en este texto tras una feroz crítica al capitalismo liberal y a los sindicatos verticales franquistas, se definía de la siguiente forma al sindicalismo anarquista y marxista:

“Los anarquistas son fieles al ideal obrero del reparto y de la propiedad en manos común. Pero dos fallos garrafales cometieron: 1-emplear como única táctica la violencia, ejercida muchas veces contra inocentes 2- sus dirigentes están al servicio de la burguesía masónica (la historia de España los confirma). Los sindicatos marxistas representan la traición plena al ideal obrero. Estatismo, materialismo dialéctico en oposición al recio humanismo de la familia obrera, sacrificio de todo respeto a normas morales en aras de una táctica absorbente. Como decía Marx y repetía Lenin el marxismo no es un movimiento obrero sino una fuerza dirigida por intelectuales burgueses. La subordinación ciega de estos sindicatos al partido los incapacita para representar la causa obrera”.

Sobre el marxismo se añadía:

“La colmena es el resultado de la aplicación del marxismo a una sociedad. Es otro intento de superar el liberalismo que conduce a una masificación peor que la occidental. En la sociedad marxista pura, la China, porque la rusa parece querer asomarse a Occidente, ha desaparecido hasta la apariencia de libertad. Libertad ¿para qué? Decía Lenin.

Los caracteres de la colmena soviética son:

1-Solidaridad entre hombres, impuesta coactivamente, nacida del odio a otros hombres. Los odiados reciben muchos nombres: contrarrevolucionarios, fascistas, imperialistas etc. Nótese que lo que define al enemigo no es el ser obrero o burgués, sino el estar excomulgados por el dogma marxista. Hay burgueses marxistas y obreros anticomunistas, estos son sus peores enemigos.

2-Las decisiones de gobierno pertenecen en exclusiva a una minoría oficialmente definida: el partido.

3-Capitalismo de Estado. Las bases del capitalismo siguen  en pie; el único capitalista, el único patrón es ahora el Estado. El obrero sigue siendo una máquina; los peores salarios, las jornadas más duras de trabajo son las comunistas.

4-Dictadura del proletariado. Oficialmente se llaman democracias populares. Pero en realidad es un régimen totalitario en que todas las libertades fundamentales del hombre están encadenadas.

5-Toda la información es arma de propaganda política. Hablar de verdad o de mentira en cuanto lo que se diga coincide con la realidad de los hechos, carece de sentido político aplicado a la propaganda soviética. Si interesa decir que el descubridor de América fue un ruso, pues se dice. Si se afirma que el Papa es un servidor, hoy, de los intereses capitalistas y mañana que ha aceptado las tesis marxistas, no hay ningún rubor en proclamarlo.

6-El partido comunista verdugo y heredero de los antiguos grupos de presión. Los mata, hereda sus privilegios, los incrementa y ahoga la sociedad de forma total; controla todas sus manifestaciones religiosas, culturales, artísticas, políticas etc.”

El M.O.T desapareció en 1970 no pudiendo superar la alocada deriva huguista y la demagogia impuesta por la traición del ex-príncipe, truncándose así una interesante experiencia, no carente de errores y mimetismos epocales, pero muy sugerente en la proyección social anticapitalista del carlismo contemporáneo.