Editoriales

viernes, 20 de mayo de 2016

El fracaso del mito huguista de Montejurra en las elecciones de 1977

Cartel electoral de 1977, de la  fracasada agrupación electoral impulsada por los seguidores de Carlos Hugo en Navarra

EL FRACASO DEL MITO HUGUISTA DE MONTEJURRA EN LAS ELECCIONES DE 1977 
       
La deformada mitología huguista sobre la historia reciente del Carlismo es la que el sistema demoliberal ha elevado a explicación canónica de los años de la nefasta transición. La bandera política de dos muertes de activistas políticos ajenos al propio partido huguista ha generado una explicación absolutamente descontextualizada de los hechos, así como el ocultamiento de las muertes de carlistas en atentado terrorista etarra subsiguientes a los mismos.

La mitología huguista tiende a explicar sus estrepitosos fracasos en las elecciones liberales partitocráticas, por las que tanto suspiró, como consecuencia de aquella jornada. Sin embargo los huguistas encontraron precisamente en aquellos hechos un revulsivo que intentaron aprovechar para intentar detener la decadencia en que estaban instalados como consecuencia del apartamiento del pueblo carlista respecto de los que traicionaron el ideal. Se intentó aprovechar esas dos muertes hasta lo indecente para ganarse el voto de la izquierda.

La dinámica enloquecida de los escindidos ideológicamente hizo que se asumiera toda la dialéctica marxista, consagrando de ese modo definiciones de regusto materialista. Una de ellas fue la definición del carlismo como “partido de masas y de clase” (en el nada representativo II Congreso del pueblo carlista de 1971). La ideología se oponía a la realidad. El carlismo sólo circunstancialmente fue partido, y nunca fue de masas en el sentido informe y desalmado del término. Era un movimiento tremendamente popular, que la escisión ideológica acabó reduciendo a unos pocos ideólogos de salón. Carlos Hugo vivía de las rentas de la pujanza de un tradicionalismo bien arraigado en muchas conciencias y que tuvo su punto más álgido en las concentraciones carlistas de los sesenta del siglo pasado, de una pureza doctrinal que si en algo se pudiese cuestionar sería en el acercamiento del propio Carlos Hugo al franquismo.
Compárense estas dos crónicas de los actos de Montejurra:

·         El Vía Crucis de Montejurra    
·         LA VOZ DE ESPAÑA (San Sebastián). De nuestro corresponsal Juan de Larrambebere. 05/05/1970.  Página: 23.
·         EL VIA CRUCIS DE MONTEJURRA

·         Pamplona 3. De 75.000 a 80.000 personas han asistido a la histórica romería anual de ex combatientes de tercios de requetés en la Cruzada de Liberación. Este contingente estaba integrado por familiares de los caídos tradicionalistas y simpatizantes de casi todas las regiones españolas, que así rindieron homenaje de cristiano cariño a los que dieron sus vidas en la Cruzada y en las campañas carlistas por una España mejor. Los mayores grupos los dieron: primero, Navarra, y después, las provincias Vascongadas, Rioja, Aragón y Burgos. Asimismo hubo representaciones de las regiones levantinas, andaluza, Cataluña, Madrid, Valladolid, Baleares, etc

·         A las nueve de la mañana toda la llanura del monasterio de Irache, al pie de Montejurra, y sus alrededores se hallaba cubierta. En la iglesia del monasterio se dijeron varias misas, una de ellas aplicada por el eterno descanso de las almas de los generales Sanjurjo, Varela y Mola, y la de las nueve y media por los abanderados del Carlismo. En estas misas se distribuyeron millares de comuniones. A las diez y media se inició, desde el mismo monasterio, el Vía Crucis penitencial, rezado ante las cruces de piedra que ostentan los nombres de los tercios de requetés y que jalonan la subida a la montaña. Al frente iban gran número de banderas y las cruces de las unidades de voluntarios de requetés de la Cruzada, portadas por ex combatientes, así como la banda de trompetas de Aldaya (Valencia).

·         Al paso de la multitud ante las cruces del camino rezando el Vía Crucis se depositaron coronas con cintas de los colores nacionales por las madres y esposas de los caídos. Era cerca de la una y media de la tarde cuando se llegó a la cumbre de Montejurra, que se vio cubierta rápidamente. Gran número de romeros quedaron desparramados por otros lugares.

·         Seguidamente dio comienzo la misa de campaña, que ofició el capellán de la Hermandad de Montejurra, don Joaquín Vitrián, ante un altar presidida por el Cristo Negro de los requetés. En el momento de la consagración, las bandas de música interpretaron el Himno Nacional. La multitud entonó luego cantos eucarísticos que atronaban toda la montaña, y, al final, se cantó un responso por los caídos. El capellán pronunció una fervorosa homilía, en la que glosó el significado cristiano de este acto.

·         Terminada la ceremonia religiosa se inició la bajada del monte, dirigiéndose el mayor de los contingentes a Estella, para almorzar, y el resto lo hizo en las laderas. La jornada finalizó con una salve de despedida a la Virgen del Puy, Patrona de Estella y un responso por los generales fusilados por Maroto, precisamente en aquel mismo lugar, emprendiéndose después en regreso de los expedicionarios a sus puntos de origen, sin que se produjera incidente alguno.
Montejurra símbolo de españolidad, catolicismo y tradicionalismo, antes de la devastación de Carlos Hugo

·         MONTEJURRA 1974
·         Cinco mil personas asistieron al Vía crucis de Montejurra    
·         LA VOZ DE ESPAÑA.    07/05/1974.  Página: 49. Páginas: 1. Párrafos: 3.
·         CINCO MIL PERSONAS ASISTIERON AL VIA CRUCIS DE MONTEJURRA

·         Estella 5. Alrededor de 5.000 personas han asistido al Vía Crucis de Montejurra. celebrado en memoria de quienes dieron su vida por Dios y por España. A las diez de la mañana, los romeros se concentraron en el monasterio de Irache, en las afueras de Estella. desde donde, con paradas para rezar ante las cruces situadas en las faldas del monte, continuaron el ascenso por el monte. Poco antes de las doce de mediodía los romeros llegaron a la cima, donde, ante un altar portátil, oyeron la Santa Misa.—Cifra.

Resulta significativo que en sólo tres años se pase de convocar en Montejurra de entre 75.000 a 80.000 personas a sólo 5.000. El de 1970 fue el último año en el que el grueso del pueblo carlista aún acudía a Montejurra, pese a que la deriva ya se iba haciendo cada vez más clara desde 1968, aprovechando las protestas contra la expulsión de la familia Borbón-Parma para pretender usarlas como parte de la oposición democrática, y desde mitad de los  sesenta ya eran notables las ausencias de destacados tradicionalistas.

Se ha pretendido abusar del carácter espontáneo y sentimental del carlismo para hacer creer que se trataba de una masa ciegamente fiel a sus príncipes. Los hechos de nuevo muestran lo errado de esa apreciación y el profundo poso doctrinal que existía en el pueblo carlista, por más que hasta el final hubiese casos concretos de carlistas que aguantaron en la estructura huguista o determinadas confusiones puntuales. Volveremos sobre ellas.

En cualquier caso el pueblo carlista no era tonto ni un pelele. Era la encarnación popular de un postulado político, que era el de la Tradición española. Que se sentía y vivía y también se entendía. Por eso el pueblo carlista dejó sólo a Carlos Hugo en su Montejurra desnaturalizado. Y por eso no arropó su aventura política izquierdista.

Elecciones a Procuradores por el Tercio Familiar: Primer fracaso huguista

En este sentido resulta de particular importancia para entender el fracaso político de la escisión izquierdista el análisis de las elecciones a Procuradores en las Cortes Españolas por el Tercio Familiar. A las mismas concurrieron los carlistas, movilizando todos sus resortes de influencia en Navarra y en otras circunscripciones, demostrando que el carlismo no era una pura inercia, un sentimiento o una nostalgia. Y en el contexto de la raquítica participación política que permitía un régimen que además hizo todo lo posible para boicotear las candidaturas carlistas estas triunfaron. En 1967 los representantes del carlismo por Navarra José Ángel Zubiaur y Auxilio Goñi triunfaban claramente con más de 45.000 votos cada uno frente a los candidatos oficialistas Jesús Ezponda y Alfredo Les Floristán, apoyados por la las estructuras del Movimiento y financiados por la oligarquía agraria de La Ribera, que se quedan en 29.000 y 28.000. Junto a los navarros Zubiaur y Goñi en las Cortes de 1967 fueron elegidos como representantes del Tercio familiar los carlistas Antonio Arrue y Manuel Escudero Rueda por Guipúzcoa y Baldomero García García por Jerez de la Frontera. Todos realizaron un trabajo magnífico en las Cortes, muy bien acogido por amplios sectores de la sociedad española. Zubiaur y Goñi se significaron por la defensa en Madrid del régimen foral navarro. Desde su profundo foralismo y navarrismo y con una atención preferente por la cuestión social y los derechos de los obreros votaron NO ante Franco a la elevación de Juan Carlos a la jefatura del Estado. Pero en 1971, contra el parecer de la Junta carlista de Navarra, Carlos Hugo impuso la remoción de Zubiaur y de Goñi y la presentación de miembros de su camarilla, que cosecharon un tremendo fracaso. Estos pierden la mitad de los votos que habían tenido Zubiaur y Goñi, y quienes triunfan entonces claramente son Ezponda y Les, oficialistas precisamente cuando el oficialismo estaba socialmente más debilitado, obteniendo más de 46.000 votos. Resulta demoledora la explicación de este periodo que realiza, transcribiendo las impresiones de su padre, José Ángel Zubiaur Carreño:

·         Mientras tanto, el Carlismo sufría la deserción de su Dinastía, que renunciaba a su ideario y a su historia, olvidaba la sangre derramada, abandonaba a sus leales y, aún peor, “utiliza la lealtad a la Dinastía para proyectar su empuje contra el ideario”. Y digo peor, porque “la legitimidad es una doctrina de exigencias muy serias, si se la profesa conscientemente. La lealtad carlista no es una caprichosa adhesión, sino un imperativo de conciencia”. El artífice de esta “demolición interior”, nunca padecida por el Carlismo, no fue otro que don Carlos-Hugo de Borbón, quien con sus “edecanes” —como los denomina mi padre— abandonaron al inicio de los 70 los principios para moverse en el terreno de la praxis marxista. elecciones a Procuradores Familiares en Navarra en 1971
José-Ángel Zubiaur Alegre, José-Ángel Zubiaur Carreño APORTES , 79, año XXVII, (2/2012), pp. 147-167.
Leal al Rey Don Javier de Borbón, José-Ángel Zubiaur Alegre, quedó, como tantos otros, sin rumbo político tras el intento de destrucción del Carlismo por parte de Carlos Hugo

El artículo se puede consultar íntegro en el siguiente enlace, y es muy interesante leerlo para comprobar el talante dictatorial de quienes se llenaban la boca con la palabra democracia:


Este fracaso en las elecciones a Procuradores por el Tercio Familiar suponía una nueva constatación empírica de que la lealtad no iba a ser cautiva de virajes ni escisiones ideológicas.Y de que el pueblo carlista custodiaba por encima de cualquier lealtad personal el ideal de la Tradición española. Los dos candidatos fracasados, Mariano Zufia y José Angel Pérez Nievas, serían posteriormente destacados dirigentes del llamado partido carlista huguista. Otra consideración de más calado doctrinal sería la ponderación de los cambios pastorales introducidos en la aplicación de los documentos del Concilio Vaticano II, que han acabado a la larga produciendo la trasmutación de muchos postulados de tradicionalistas de buena fe. Los propios Zubiaur y Goñi no dejaban de ser presas de esas contradicciones. Aún así, pese a no representar la más inflexible ortodoxia y estar abiertos y dispuestos a actualizaciones por donde no podían pasar era por la completa escisión ideológica huguista.

Radicalización izquierdista tras el primer fracaso

Llegados a 1971 con el tremendo fracaso electoral el huguismo radicalizó el mensaje, por lo que la instrumentalización de sus estructuras por la extrema izquierda y el nacionalismo estaba servida. De hecho pese a acogerse a la denominación de “`Partido Carlista” la voluntad de la junta huguista era la de disolverse en los diversos frentes de oposición democrática y participar dentro de ellos como un elemento más. En el manifiesto de Carlos Hugo de 6 de enero de 1976 se habla de esa voluntad de integración con las fuerzas llamadas democráticas. El EKA hugista estuvo presente en las cinco conversaciones de Chiberta en el Sur de Francia habidas entre abril y mayo de 1977, impulsadas por Telesforo Monzón, declarado defensor del terrorismo de ETA y futuro fundador de Herri Batasuna, y su asociación de ayuda a los refugiados vascos Anai Artea, con el fin de crear un Frente Nacional Vasco para las elecciones. En ellas participaron quince fuerzas políticas desde el PNV por la derecha, hasta ETA y ETA (PM) por la izquierda. 

En esta línea se pronunciaba el editorial de marzo de 1977 de Denok Bateak, órgano de EKA (acrónimo de Partido Carlista de Euskadi):

·         EKA se pronuncia en favor de la constitución para Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya de un bloque electoral que, dando preferencia a las fuerzas socialistas vascas, pueda comprender a aquellos partidos, e incluso personas independientes, de claro signo autonomista.

En Navarra concretamente su intención era presentarse dentro de la candidatura electoral nacida de la llamada Organización Popular Vasca, que agrupaba a toda la extrema izquierda nacionalista, incluida ETA-VI Asamblea, que posteriormente se constituiría en LCR.
EKA, es decir EUSKADIKO KARLISTA ALDERDIA- PARTIDO CARLISTA DE EUSKADI, aceptando y utilizando, el anti-tradicional invento de Sabino Arana: la palabreja EUSKADI,con toda su carga política. Toda una colonización ideológica por parte del nacionalismo del partido de Carlos Hugo

En la OPV existían dos corrientes, la de la alternativa KAS junto a formaciones socialistas nacionalistas y maoístas. Finalmente estos últimos junto al Movimiento Comunista de Euskadi, otra formación maoísta, forman Euzkadiko Ezkerra, como coalición de izquierdas y nacionalista sin las exigencias de la alternativa KAS. Por el poco peso del partido huguista este es finalmente apartado de ambas corrientes, frustrándose su expectativa de ser partícipe de una coalición electoral.

Es entonces cuando los huguistas se aprestan a la legalización de su propia marca electoral. Sin embargo la Comunión Tradicionalista se adelanta en 1977 a conseguir la legalización, consignando en sus Estatutos que podría utilizar también la denominación Partido Carlista. Esta brillante acción, unida a la dejación inicial de los huguistas impidió que estos pudiesen acogerse a la denominación de carlistas, a la que no tenían moralmente derecho. De cara a la opinión pública los medios de comunicación de izquierdas no obstante mantienen la confusión, llamándoles Partido Carlista. Carlos Hugo insiste en que él “no plantea ningún pleito dinástico”, queriendo hacer entender que en ello residía la prohibición de su inscripción; no era así, sino que el Derecho estaba de parte de la Comunión. Posteriormente, pasadas las elecciones de 1977 sorprendentemente y contra la lógica jurídica más elemental, se pasó a aceptar la inscripción del Partido Carlista, con la consiguiente confusión, pues ya la Comunión tenía reconocido el Derecho a usar tal denominación.

Sin embargo la no inscripción no impidió que los huguistas participasen en las elecciones de 1977, una vez que quedaron fuera de todas las coaliciones de izquierdas en las que aspiraban a participar. En Navarra en concreto se acogieron a la denominación de Agrupación Electoral Montejurra. Con la misma pretendían explotar las muertes de los dos activistas políticos ajenos al propio partido huguista ocurridas en 1976, al tiempo que usaban un símbolo histórico del carlismo.

Agrupación Montejurra: especulación política con un símbolo histórico del carlismo y de los sucesos de 1976

Los huguistas se tomaron las elecciones partitocráticas muy en serio. Instaron a las Juntas Electorales a que imprimiese gran número de papeletas, hasta el punto que según se recoge en informes oficiales fue la opción de las once que concurrieron en Navarra que más papeletas imprimió, un total de 72.500. Asimismo aprovechándose de la ocupación de círculos, archivos y estructuras del carlismo histórico se lanzaron a una intensísima campaña electoral. Esta situación generó enorme confusión. S. B. cuenta como a unos veteranos del Tercio de Requetés Montejurra les persuadieron los huguistas de que esta agrupación electoral era plenamente tradicionalista, no pudiendo saber si esa mentira causó efectos a la hora de la votación, no obstante sí que fue consciente de cómo esta confusión alcanzó a algunos familiares de don Policarpo Cia, a los que causó tremendo disgusto el error.

Asimismo está consignado como la Agrupación Electoral Montejurra fue la formación que más actos públicos desarrolló, un total de 121. Sin embargo en los mismos ya se constató el poco interés que la misma despertaba. Los izquierdistas que durante años aprovecharon para ocupar Montejurra con sus consignas ahora daban totalmente la espalda a los actos de los huguistas. En localidades como Monreal, Beriáin, Fontella, Lesaca o Larrainzar no fue nadie al mitin de campaña. Es significativo el caso de Cascante, pues la solicitud de Montejurra situaba el mitin en la plaza de toros —con capacidad para 2.400 asistentes—, y así lo comunicaba Junta Electoral al Gobierno Civil y éste al Ministerio de la Gobernación. Sin embargo, el informe policial recoge que el acto acabó celebrándose en el Cine parroquial con 50 asistentes.

 Siguiendo el análisis de Capistegui:

La fidelidad dinástica venía a ser el único asidero de algunos sectores claramente reacios a los planteamientos ideológicos del Partido Carlista. En este sentido recoge una entrevista a un votante de dicha agrupación contraria al planteamiento político de la misma, y que así se lo hizo saber a Carlos Hugo. Su única explicación del voto residía en la fidelidad dinástica.

Sin embargo la mayoría de los carlistas no optaron en esas elecciones por dar el voto a dicha formación, por mucho que especulase con un símbolo tan carlista como era Montejurra. La Comunión Tradicionalista confluyó a la formación de Alianza Foral Navarra. Esta se presentó en el castillo de Olite el 9 de abril de 1977, que se sustentaba sobre doce puntos programáticos bien definidos: “Navarra foral, siempre española. Justicia social. Lealtad a la tradición católica. Defensa de la familia. Libertad de iniciativa privada al servicio del interés general. Ayuda y atención prioritaria al campo. Trabajo digno. Sindicalismo libre, plural e independiente. Paz. Orden. Fortalecimiento y autonomía de los municipios y entes locales. Amejoramiento de las libertades forales”.
Noviembre de 1977, tras el asesinato del Comandante Imaz, Jefe de la policía armada de orígenes carlistas, los tradicionalistas se manifiestan. Navarra SI;  Euskadi NO

Quienes pusieron en marcha este nuevo partido político fueron cinco combatientes de tercios requetés: Javier Nagore Yarnoz[1], Julio Iturralde Agorreta[2], Joaquín Abadía, Albito Viguria y Carlos Larrainzar. Su presidente fue Amadeo Marco[3], que por entonces ocupaba la vicepresidencia de la Diputación Foral. Fiel a la responsabilidad de su posición institucional organizó Alianza Foral Navarra y la oposición al proyecto estatutario autonómico de Euskadi. Con enorme dificultad la propaganda navarrista intentaba abrirse paso en un contexto muy complejo, donde la izquierda proetarra con los métodos más violentos pretendía adueñarse de las calles. En Vizcaya o Guipúzcoa era prácticamente imposible tener presencia en las calles por la presión de los simpatizantes del terrorismo. Álava también se encontró condicionada, aunque en menor medida. Y Navarra pese a la mayoría no nacionalista estuvo siempre en el centro de la estrategia nacionalista y terrorista, con este fin las organizaciones nacionalistas de Vascongadas destinaban ingentes cantidades de dinero para organizar allí el nacionalismo y desplazaban a sus militantes. AFN estuvo en el punto de mira de los violentos. El 2 de junio de 1977 por ejemplo un piquete de 400 violentos ocupa la Plaza de los Fueros de Estella, e impide acceder a la misma a los que asistentes al mitin que tenía proyectado AFN, teniendo que ser suspendido ante la inacción de las Fuerzas de Orden Público, que tenían órdenes de no actuar contra los provocadores e impidieron que el servicio de orden de AFN asegurase el acto. Su sede pamplonesa de la Plaza del Castillo fue atacada con cocteles molotov y piedras en al menos veinte ocasiones.
Propaganda de las Juventudes de la Alianza Foral Navarra

AFN obtuvo 22.349 votos, un 8,47% del total, siendo la cuarta más votada de las once formaciones que concurrieron, superando a demócrata cristianos, comunistas, maoístas, social populares o nacionalistas vascos. En municipios tradicionalmente carlistas y vascoparlantes como Leiza o Baztan quedaba tercera, con el 10,60% y el 10,15% de los votos respectivamente, superando en ambos al PSOE; o en Echarri-Aranaz quedaba por encima de la media regional, con el 9,35% de los votos. En Ezcurra, el pueblo navarro con mayor porcentaje de vascoparlantes es la segunda fuerza, con el 21,62% de los votos.
Boletín editado por la A.J.T de Navarra, en respuesta a la Marcha por la Libertad, de carácter nacionalista

Sin embargo no fue unánime la concurrencia de los carlistas navarros en AFN, y algunos participaron en otras formaciones foralistas más amplias, con concurrencia de otras sensibilidades dentro del foralismo, como liberales o socialdemócratas. Su incidencia fue menor, aunque destacaba sobre todo el prestigio del abogado y experto foralista José Ángel Zubiaur, que participó en la formación del Frente Navarro Independiente, con el también procurador carlista Auxilio Goñi Donázar. y después también de Carlos Hugo, hasta su escisión ideológica, que nunca aceptó, pese a que si transigió con algunos cambios en la doctrina tradicionalista a raíz del Concilio Vaticano II. Pero la escisión ideológica de Carlos Hugo era demasiado y políticamente se distanció por completo del ex príncipe. Su hijo, José Ángel Zubiaur Carreño señala a este respecto:

·         Carcomido el Carlismo, mi padre contó con lealtades personales que serían largas de enumerar, a las que también fue leal. Eran las de aquéllos que se mantuvieron fieles a una doctrina, que no es precisamente la del inmovilismo, como afirman quienes ni la conocen ni la quieren. Sobre todo contó con el carlismo valenciano, que ya nos había acogido desde que —a fines de los sesenta— mi familia tomó la decisión de pasar largas temporadas estivales y pascuales en el Faro de Cullera. Allí nos condujo ese gran caballero de la Tradición que fue Pascual Agramunt Matutano, a quien mi padre tuvo el honor de desagraviar años después, con el fervor que exigen la justicia y la noble amistad, de las falsas imputaciones que se le harían, precisamente por ofrecer resistencia a la desnaturalización del carlismo valenciano. (…)Por aquél entonces estuvo también tras la formación en Aragón, La Rioja y Valencia de asociaciones de carácter social y regionalista que pudieran recoger las ruinas del Carlismo, con resultados desiguales[4].

En el ámbito estrictamente navarro intentó que aquellas restos del carlismo colaborasen con el Frente Navarro Independiente, que pretendía ser una coalición muy amplia de diversas fuerzas para salvaguardar el régimen foral y adaptar al nuevo régimen político, asumiendo los cambios y sin enfrentarse radicalmente a los mismos, pero oponiéndose a la absorción de Navarra por Euskadi. Zubiaur utilizó su prestigio dentro del carlismo para llevar a algunos carlistas a los mandos directivos del FNI. Uno de sus principales impulsores fue Víctor Manuel Arbeloa, sacerdote e historiador de Mañeru y de orígenes familiares carlistas, de ideas socialistas, hacia el que finalmente avanzará siendo miembro del PSOE de Navarra y presidente del parlamento y Senador por el mismo una vez renunció a su unión con “Euskadi”. El FNI tuvo unos resultados discretos, obteniendo 10.606 votos al Congreso de los Diputados, el 4,1% del total de Navarra, mejorando los resultados en el Senado, donde Víctor Manuel Arbeloa obtuvo 25.618 votos.
También la UCD Navarra jugó un papel de confusión en torno al voto foralista, levantando un bandera que luego directamente Suárez traicionaba desde Madrid, pactando con el PNV la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución de 1978. Sin embargo el peso del apellido de Jaime Ignacio del Burgo[5], como en el caso de los Oreja en Guipúzcoa, así como su beligerancia frente al nacionalismo euzkadiano, contribuyó a llevar a foralistas de buena fe a apoyar a la UCD en Navarra, que resultó ser, como en casi todas las circunscripciones del resto de España, el partido mayoritario, con el 29% de los sufragios, seguido por el PSOE. En la línea de del Burgo también estuvo Jesús Aizpún, cuyo padre, Rafael, ya participó junto a los carlistas Beunza y el Conde de Rodezno en la candidatura católico-fuerista de 1931, siendo elegido diputado a Cortes por Navarra. Jesús Aizpún en un acto de gran dignidad abandonó la UCD antes de la votación sobre la Constitución. Ambos sufrieron una dura campaña de amenazas de los proetarras, que durante mucho tiempo acosaron sus domicilios con la pintada “Del Burgo, Aizpún, pim, pam, pum”. Incluso hay constancia de cómo destacados dirigentes de la UCD visitaban a los carlistas de Navarra intentando atraer voluntades asegurando que UCD era la mejor opción para salvar el régimen foral y que la constitución que se iba a votar iba a ser confesionalmente católica[6]. Con esos argumentos UCD se impone en la que fuese la capital histórica del carlismo navarro, Estella.

Un análisis publicado en Diario de Navarra tres días antes de las elecciones situaba a Montejurra a la izquierda del Partido Comunista. Esta posición, además, provocaba "en el posible electorado la contradicción de que esos postulados chocan con la doctrina tradicional del carlismo". El informe del Gobierno Civil posterior a las elecciones señalaba: "Por sus ideas izquierdistas, marxistas, vasquistas, nacionalistas, etc., ha ido perdiendo poco a poco parte del fervor popular de que gozaban".

La agrupación Montejurra finalmente quedó en novena posición, tercera por la cola, con un 3,2% de los votos y únicamente 8.461 votos. Esos pocos votos procedían en su mayoría de un respeto reverencial a lo que representaba en sí misma la institución monárquica, y no a la escisión ideológica que lamentablemente protagonizaba por parte de una minoría de carlistas. Un ejemplificativo análisis de la sociología de Navarra y del carlismo en aquellos años nos lo brinda el pueblo de Mañeru, que siempre tuvo a gala decirse “el más carlista de España”. Y razón no le faltaba. Se trataba de un pueblo pequeño, que nunca pasó de los mil habitantes y con el éxodo rural de mitad del siglo XX perdió la mitad de su población; de la Merindad de Estella, no vascoparlante, y que constituyó una pequeña civilización tradicional en el que la riqueza se hallaba equitativamente repartida y sus gentes estaban arraigadas a unas costumbres y leyes inmemoriales que el liberalismo pretendió violentar con sus leyes impías y capitalistas. Fue un pueblo del que siempre salieron voluntarios carlistas en todas sus guerras[7] y se cultivó un ambiente de fidelidad a los reyes de la dinastía legítima que se heredaba de generación en generación. Y que alcanzó su momento más álgido durante la II República, donde hasta el 90% de los votos iban para las candidaturas carlistas que concurrían con el lema “Religión, Orden y Fueros”. Se opuso muy violentamente a todos las leyes laicistas de la misma (especialmente dura fue su oposición a la retirada de los crucifijos y a la educación laicista), y requetés y margaritas organizaron la insurrección contra la misma, encuadrándose todos los mozos del pueblo en el Requeté, con actuaciones destacadísimos, como la del sargento José Iturgaiz. Tras la guerra Mañeru fue ferviente seguidora de Don Javier, lo que costó no pocas persecuciones a muchos de sus vecinos, que seguían en el más puro tradicionalismo. En este ambiente de pueblo pequeño en el que la lealtad hacía los Reyes era algo prácticamente genético y metarracional la Agrupación Montejurra es la más votada, quedando en segundo lugar Alianza Foral Navarra. Entre las dos tenían el 60% de los votos. Eran los restos del carlismo sociológico que no renegaba del Dios, Patria, Rey, uno más puramente afectivo, que por amor a la Dinastía incurría en esa contradicción y otro más intelectual que sabía discernir cuando la legitimidad de ejercicio se imponía a la de origen. Una vez Carlos Hugo abandonó ese proyecto los que bajo la sigla de “Partido Carlista” querían seguir perpetuando esa escisión ideológica no pasaban de dos votos en Mañeru. Fuera de Mañeru siempre quedó muy por debajo de AFN en otros pueblos de tradición carlista. En Corella por ejemplo, que le sextuplicaba en población, AFN es la tercera fuerza política con el 16% de los votos mientras que MFA no llega al 1%.
Carlos Carnicero, secretario de organización del partido carlista, número dos de la coalición Frente Autonomista Aragonés en 1977. Coalición con el maoísta Movimiento Comunista

Paupérrrimos resultados en el resto de España

Fuera de Navarra, los resultados del partido de Carlos Hugo fueron, si cabe, más esperpénticos. En Valladolid la candidatura Agrupación de Electores Carlistas con 542 votos y el 0,22%, ocupó el último lugar; en Palencia, con la misma denominación, el resultado fue de 396 votos con el 0,39%, también quedando en último lugar de todas las candidaturas presentadas. En Castellón se impulsó la candidatura de Electors Carlins del País Valencià con 2.252 votos y el 0,95%, quedando en décimo lugar de catorce candidaturas. En Zaragoza, el partido carlista se presentó dentro de la coalición Frente Autonomista Aragonés, con los maoístas del Movimiento Comunista de España. Carlos Carnicero su Secretario Federal de Organización ocupó el segundo lugar de la lista, los resultados fueron también escasos, 4.791 votos, con el 1,1%. En Barcelona, los huguistas también optaron por presentarse en común con los maoístas del Movimiento Comunista, recibiendo el apoyo del Moviment d'Unificació Marxista, del PSAN y del PSAN-Provisional (formaciones marxistas e independentistas catalanas) y un puñado de independientes ligados al independentismo catalán. La coalición se denominó Candidatura d'Unitat Popular pel Socialisme. Los resultados fueron mediocres, 12.040 votos, con el 0,51%. En otros lugares de España, se apoyaron candidaturas de signo claramente marxista, con el mismo desastroso resultado.

Los análisis tras las elecciones, realizados por el mismo partido carlista no dejan margen a la duda sobre la causa de este desastre. En El Informe sobre las elecciones legislativas del 15/6/1977 del partido carlista elaborado por Miguel Álvarez Bonald, responsable de la Comisión Federal electoral, se dice textualmente:

“Es preciso resaltar que un descalabro electoral no es consecuencia directa o exclusiva de una campaña electoral o de la existencia de serios condicionamientos provenientes del exterior, sino que sus causas arrancan de atrás. Las elecciones sólo hacen que emerjan todas las contradicciones que el partido lleva implícitas en su organización. No querer aceptarlo así, es muestra de una soberbia o miopía de tal magnitud y trascendencia, que sofocarían inexorablemente a la extinción del partido, allí donde existieran.”

"Ha habido regiones en las que hemos acudido en alianzas dentro de candidaturas independientes con la O.I.C, L.C.R y O.P.I (después P.C.T), mientras en otras el término "comunista" despierta en nuestra gente auténtica animadversión. Ha habido pueblos donde se nos ha preguntado qué quedaba de nuestro tradicional cuatrilema (...) se manifiestan también en el seno de los propios militantes tendencias encontradas. Desde los que proclaman que nuestra línea debe de estar en la más pura ortodoxia marxista, y que el partido es el único que en España puede llevar a cabo lo que Mao realizó en China, hasta los que -sin haber entendido casi nada- siguen por una devoción ciega"
El partido carlista huguista de Cataluña en coalición con los maoístas y el marxismo independentista en las elecciones de 1977. La Candidatura d'Unitat Popular pel Socialisme

En otro Informe a los carlistas de abril de 1978, un sector crítico del partido carlista radicado especialmente en Valladolid y Madrid, acusaba directamente de la debacle a la dirección del partido, especialmente a su secretario general José María de Zavala al que acusaban de ocultar a Carlos Hugo, que todavía estaba en el exilio, la situación real del partido, que a su juicio era desastrosa, con gran pérdida de militantes desde que Zavala había asumido el cargo en 1967. La imagen de la realidad del partido que presentan es desoladora. Al menos dos de sus firmantes fueron expulsados del partido por firmar dicho informe, Salvador Gómez de Arteche y Eufemio Díaz Molsalve, secretario político de Valladolid y secretario general del partido carlista de castilla-León, respectivamente. Desde entonces, las purgas, expulsiones, peleas y enfrentamientos fueron cotidianos en los restos náufragos del partido de Carlos Hugo, hasta que el mismo abandonara su invento, certificando su liquidación. 

  [1] Notario y Doctor en Derecho, es uno de los mayores expertos en el régimen foral navarro. Hizo la guerra en Radio Requeté de Campaña. Destacado escritor ha sido uno de los más señeros difusores de la gesta de los Tercios Requetés a través de diversas publicaciones como “Luchábamos sin odio”, “”En la primera de Navarra”, “Espíritu y vida de los Tercios Requetés”, “¡Cantan siempre al avanzar! (Historia breve de los tercios de Lácar y Montejurra)”. Sobre los fueros navarros y su ataque por los nacionalistas y constitucionalistas escribió “Defensa de la navarridad” e “Historia de una dejación (La Cruz Laureada de San Fernando en el escudo de Navarra)”. Fue Consejero Nacional de la Comunión Tradicionalista Carlista y asiduo montañero aún hoy en día.
[2] Combatiente del Tercio de Roncesvalles fue jugador de fútbol profesional, entre otros en el C.A. Osasuna, del que también fue directivo durante la presidencia de Antonio Lizarza Iribarren, organizador del levantamiento de los carlistas navarros. Farmacéutico de profesión fue elegido concejal y posteriormente alcalde de Baztán, además de diputado foral. Con el régimen constitucional volvió a la escena municipal, al crear la agrupación electoral Unión Baztanesa-Baztango Elkartea en 1983, con la que se impuso en las elecciones de mayo de aquel año al obtener 2.532 votos y ocho concejales, logrando la mayoría absoluta en el consistorio y ser elegido alcalde de Baztán. Cuatro años más tarde, revalidaba aquel triunfo electoral, consiguiendo 240 votos más que en los anteriores comicios, por lo que fue nuevamente elegido alcalde.
[3] Amadeo Marco Ilincheta. Licenciado en Derecho, Magisterio y Comercio en Zaragoza y Madrid también realizó estudios de Medicina y Náutica. Durante la II República Amadeo Marco ya fue alcalde de su pueblo, Navascués, desde donde se opuso tajantemente a la legislación laicista de la II República y en la guerra alcanzó el grado de Capitán de Requetés. Marco obtuvo su primera acta de diputado foral por la merindad de Sangüesa en 1931, pero renunció al cargo por desacuerdo con la actuación de la corporación republicana que denegó una subvención para el seminario de Pamplona, entonces en construcción. Fue nombrado diputado foral por el Consejo foral (1941) y ganó la reelección por la merindad de Sangüesa en cinco ocasiones (1949, 1955, 1961, 1967, 1974). Ocupó la Vicepresidencia de la Diputación foral desde 1971, a la muerte de Félix Huarte, y la presidencia en 1978. Bernardo Estornés Lasa señala en la Enciclopedia Auñamendi:
·         Amadeo Marco, de carácter íntegro y de fuerte personalidad, dejó la política en 1979 después de una etapa de gran actividad. Retirado a su casa de Navascués y habiéndose hallado algún tiempo internado en el monasterio de la Oliva[3] murió el 13 de abril de 1987.
·         (…) gracias a Amadeo Marco y al párroco de Navascués no fue asesinado ni fusilado ningún vecino de Navascués ya señalados de antemano para ello por los represores que recorrían Navarra[3].
Su navarrismo, como buen tradicionalista, no era incompatible con una profunda identificación de lo vasco en Navarra. Su oposición iba contra el ente panseparatista de Euskadi, fundado sobre los mitos nacionalistas de Sabino Arana. En Diario de Navarra declaraba:
·         No me parece mal que las tres provincias vascas se unan a su madre, a Navarra, y que juntas integren el Reyno de Navarra. Ah, claro, así no lo quieren. Pues en esa solución, Navarra no perdería nada. Y que nadie diga que reniego de mi origen vasco-navarro. Soy de Roncal, en vasco hablaban mis antepasados. Y ya se sabe, quien a sus antepasados parece, honra merece[3].
Cuando falleció en 1987 el gobierno navarro, por aquel entonces dirigido por los socialistas, acudió en pleno a sus funerales[3]. Y fue unánime su consideración como político austero tanto en lo personal como en la administración de recursos públicos, que siempre los gestionó con exquisita trasparencia. Se cuenta la anécdota de que el propio Marco se encargaba de comprobar que estaban apagadas todas las luces de las habitaciones del Palacio de la Diputación Foral. Y ello gozando la Diputación Foral de unos presupuestos, derivados de una hacienda foral que se nutría de cargas impositivas muy nimias, que estaban muy por encima de cualquier otra Diputación del resto de España o de cualquier institución estatal en Navarra. Por ello gozó de grandes reconocimientos cuando abandonó la política, ya en un periodo democrático con el que no estaba de acuerdo.
[4] Elecciones a procuradores familiares en Navarra en 1971
José-Ángel Zubiaur Alegre José-Ángel Zubiaur Carreño APORTES , 79, año XXVII, (2/2012), pp. 147-167.
[5] Jaime Ignacio del Burgo, fundador del Partido Social Demócrata Foral y posteriormente integrado en la UCD, es hijo de Jaime del Burgo Torres, destacado carlista pamplonés desde los años de la II República en los que sobresalió su valor al combatir a comunistas y socialistas en las calles. En la guerra ascendió a Capitán de Requetés, tomando al mando del Tercio de Begoña, donde fue célebre su decisión de rodear el árbol de Guernica, donde los Reyes de España, Señores de Vizcaya, juran los Fueros del Señorío, con una guardia de requetés armados para protegerlo de cualquier tentativa de dañarlo. Notable historiador y escritor sobre la cultura navarra, su nombre fue toda una referencia moral en la defensa de la foralidad de Navarra.
[6] Se puede recordar como el argumento de mayor peso que esgrimió Adolfo Suárez en su última mensaje electoral antes de las elecciones de 1979, cuando la UCD sufría su enésima crisis interna y su gobierno sufría el desgaste de la crisis económica, la inflación y los problemas sociales fue que el PSOE iba a traer el aborto, y al mismo se iba a oponer UCD. Ese argumento fue definitivo para volver a ganar unas elecciones que daban por perdidas. Pese a que el comportamiento posterior de las gentes de UCD en torno al aborto fuese diverso dice mucho en torno a la sociología del pueblo español de entonces.
[7] En Mañeru, en la tercera guerra carlista en la acción de Santa Bárbara de Mañeru una columna liberal, mandada por el general Primo de Rivera fue obligada a retirarse por las tropas carlistas en un duro combate a bayoneta.

lunes, 16 de mayo de 2016

Montejurra 76 en el contexto de la transición. En respuesta a la instrumentalización por ETA/BILDU

MONTEJURRA 76 EN EL CONTEXTO DE LA TRANSICIÓN. EN RESPUESTA A LA INSTRUMENTALIZACIÓN POR ETA/BILDU.

Al igual que hace cuarenta años quien más partido pretende sacar de los actos del Montejurra desnaturalizado por la escisión huguista no son los propios huguistas, sino la extrema izquierda separatista y terrorista.

Los actos de los huguistas han convocado a menos gente que nunca. Menos de 30 personas llegaron a las faldas de Montejurra. La edad no perdona y es imposible pensar en la ascensión. Pese a eso la prensa de la oligarquía liberal navarra y anticarlista por excelencia, el Diario de Navarra, hablaba de 200 asistentes. Quien conozca mínimamente la historia de Navarra sabe como este periódico siempre reducía la cifra de los asistentes a los actos carlistas hasta límites entre indecentes y descacharrante. Con esta nueva desinformación también indecente y descacharrante siguen fieles a la consigna de atacar al Carlismo.
Vista general de la asistencia al Montejurra 2016, del residual "partido carlista"

Sin embargo actos paralelos, el más llamativo organizado por el brazo político de ETA, han intentado hacer una lectura mitificadora de los mismos hechos en un contexto revolucionario y separatista. A ese efecto convocaron un acto el pasado 12 de mayo en Estella. Para el mundo etarra, además, Estella ha sido una de sus grandes obsesiones, pues ha sido la capital del carlismo, el movimiento político vasconavarro popular por excelencia y ellos siempre han sido en Estella minoritarios. Por eso allí impulsaron, junto con su colaborador de siempre, el PNV, aquel infame “Pacto de Estella/Lizarra” de 1998. Vale la pena recordar además que por aquel entonces el PNV apoyaba al PP de Aznar en el gobierno central. Sólo la Comunión Tradicionalista Carlista, reunida su Consejo Nacional en Estella el mismo día que era tomada por miles de forasteros separatistas, emitió una contundente nota desautorizando la manipulación que de la Corte de SMC Carlos VII se pretendía hacer y realizó una campaña pública de protesta.
Estella, capital del carlismo histórico

Hoy, en 2016, el mundo etarra quiere dar una nueva vuelta de tuerca a los sucesos de hace cuarenta años. No es de extrañar, pues fueron los principales beneficiarios de la instrumentalización de la escisión ideológica huguista. Esta bitácora ya se ocupó de aquellos sucesos en una entrada anterior, contextualizándolos adecuadamente. Se podría aún hacer una contextualización más general.

La monarquía liberal patrocinó y promovió el nacionalismo (anti)vasco desde sus inicios con la intención de reducir los espacios políticos del carlismo. Eran dos formas de liberalismo que podían perfectamente coexistir. Y ambos tenían un obstáculo común para poder asentarse: el carlismo. Tras el golpe de Estado de Sagunto y la inauguración del régimen caciquil los nacionalistas fueron encumbrados a ayuntamientos y Diputaciones; todo se tramaba desde los gobiernos civiles. Alfonso (XIII) llegó a rendir honores militares a la ikurriña en Begoña en 1908. Por aquel entonces esa bandera no tenía ni siquiera carácter institucional, era la bandera del nacionalismo, aunque en origen no era más que la bandera del PNV de Vizcaya. Por oponerse a la institucionalización de la misma para todo el pueblo vasco los carlistas ofrecieron un sacrificio martirial durante la II República, la campaña bélica de la Cruzada y los años de la transición. Los nacionalistas en todo momento reconocieron como “Señores de Vizcaya” a los monarcas de la dinastía liberal y se deshacían en halagos hacia ellos. El principal financiador del PNV, el castellano Ramón de la Sota, además de impulsar la integración de los liberales vascongados (la sociedad euskalerriaca) en el PNV compartía negocios con la monarquía liberal y con la corona británica. Con el sucesor de Franco el PNV mantiene contactos desde los 60 y apuesta en todo momento por él. En 1974, aún en vida de Franco, se reúne semioficialmente con Jordi Pujol y con una delegación del PNV.

Cuando Carlos Hugo es apartado de la sucesión de Franco y comienza su viraje ideológico con la intención de acercarse a la llamada oposición democrática se encuentra con la tradicional opción alfonsina del PNV, con lo que sin ningún pudor comienza sus contactos con la izquierda separatista, que ve una excelente oportunidad para usar la relativa tolerancia de las autoridades franquistas con los actos y algunas estructuras carlistas para instrumentalizarlos. Desde 1972 la ilegal ikurriña empieza a hacerse presente en Montejurra ante la indignación del pueblo carlista. ETA ya había empezado a matar. Y mucho tiempo antes a acosar a los carlistas, con una estrategia muy determinada de limpieza ideológica para forzar a los vascos no separatistas, y más particularmente a los carlistas, a abandonar sus localidades natales. Recordemos que el primer intento de acto terrorista fue hacer descarrilar un tren que llevaba desde Vizcaya a San Sebastián a voluntarios del Requeté que iban a conmemorar el 18 de julio en 1961. Amenazas, ataques a posesiones, agresiones armadas, etc. En los primeros setenta se empezaban a apreciar los primeros zarpazos de esa estrategia inexorable y los carlistas se encontraban sin organización y con sus actos usurpados. Una de las obsesiones del franquismo, a decir del historiador Manuel de Santa Cruz, era controlar que los carlistas no tuviesen armas. Esta situación dificultaba extraordinariamente la organización de una estrategia de defensa frente a la agresión terrorista. El Requeté mantenía una organización muy precaria, y el acceso a las armas quedaba bastante restringido, básicamente a quienes habían hecho carrera militar tras el fin de la Cruzada.
El carlismo se enfrentó a la subversión de la entrega de Montejurra al separatismo y al marxismo

Las relaciones entre los seguidores de Carlos Hugo y ETA fueron muy intensas, sobre todo con los G.A.C (Grupos de Acción Carlista), ya también desnaturalizados por el huguismo en los años 70. Queda todo ello documento en el libro del exfalangista, hoy trasvestido en militante del residual partido carlista, Javier Onrubia Rebuelta, La resistencia carlista a la dictadura de Franco: los Grupos de Acción Carlista. Según el propio José María Porro, dirigente de EKA, los GAC recibieron cursillos de explosivos en 1969 en el Colegio de los jesuitas de Indauchu (Bilbao) por parte de militantes de ETA Eduardo Uriarte y Mikel Etxebarria. Lo mismo afirma José Carlos Clemente, historiador oficial del partido de Carlos Hugo, “los GAC llegaron a contactar con los activistas de ETA, algunas de cuyas acciones fueron supuestamente realizadas en equipo”. Jon Querejeta, miembro de los GAC también afirma: "Tuvimos relación con ella desde el primer momento" y otro militante de los GAC, Carlos Catalán, también confirma esas relaciones y el intercambio de armas entre ambos grupos. Y lo mismo Jon Juaristi en su El bucle melancólico habla de esas relaciones. Los GAG huguistas, no lo olvidemos, realizaron un atentado terrorista contra el periódico carlista El Pensamiento Navarro, el 23 de agosto de 1970, ETA se atribuyó como algo propio, en un boletín interno de 2006, el atentado contra El Pensamiento Navarro de 1970. Todo ello confirma las estrechas conexiones entre ETA y el entorno del llamado partido carlista. A nivel político el grito impulsado en el partido carlista por el propio Carlos Hugo de “Nafarroa, Euskadi da” (Navarra es Euskadi), servía a esa misma táctica de acercamiento político al mundo etarra.

El contexto político general llegados a Montejurra 1976 era de una gran tensión social y política en las calles, acompañada de una sensación general de inseguridad pública y de falta de autoridad. En el ámbito concreto de Vascongadas y Navarra se ponía de manifiesto una ofensiva terrorista brutal con la intención de controlar el cambio político en curso. Y la piedra de toque esencial del nacionalismo era, una vez más, Navarra. El nacionalismo no se iba a conformar -no se conforma- con un Estatuto que une por primera vez en un ente político a las tres provincias Vascongadas. Sólo con Navarra es viable su proyecto. Y qué más simbólico que Estella como demostración de la fuerza de ese nacionalismo. El trágico desenlace de aquel año no puede dejar de ser visto en torno a esa lucha del nacionalismo contra la Tradición. Quienes querían defender la cima de Montejurra, aquellos jóvenes requetés cuya hondura espiritual admiró al sacerdote que los confesó el día anterior como cuenta Ramón María Rodón en su tesis doctoral, no se oponían solamente a una infame escisión ideológica que infamaba el honor del carlismo. Se oponían también, por primera vez en aquellos años, al totalitarismo nacionalista que imponía en las calles de Euscalerria su perversa ideología y estrangular la libertad e identidad foral de Navarra. Y así seguimos aún hoy en día.

viernes, 13 de mayo de 2016

Música: Povia canta contra el pensamiento único

Nápoles, abril/mayo 2016. En el número 99 (abril 2016) de Lettera Napoletana, periódico de información de la Fondazione Il Giglio, aparece el siguiente artículo seguido de entrevista, que traduce la Agencia FARO (Servicio de prensa y comunicación de la Comunión Tradicionalista)

En el 2005 su tema «I bambini fanno ooh» permaneció en cabeza de las listas de éxitos durante veinte semanas. El disco vendió más de 210.000 unidades, se tradujo al español, y recibió de Sony Musica el reconocimiento como tema más descargado en los teléfonos móviles. La canción fue adoptada como sintonía de RAI International. En el 2006 ganó el Festival de Sanremo en la categoría big. En el 2007 fue llamado al escenario del Family Day, organizado en Roma, en la Puerta de San Juan, contra la aprobación de las «DICO» [uniones de hecho, reconocimiento civil de convivencia independientemente del sexo de los convivientes]. En el 2009 quedó segundo en Sanremo con el tema «Luca era gay».
Giuseppe Povia, 44 años, milanés de nacimiento pero originario de Apulia, es un caso intelectual verdaderamente raro en el «show business», el negocio del espectáculo. Anticonformista, intelectualmente contracorriente, se ha alejado cada vez más de los lugares comunes del pensamiento único, para empezar a hablar en sus canciones de la dominación de las grandes finanzas, de la opresión del euro y del Banco Central Europeo, de los verdaderos poderes. Povia pone en música ideas y conceptos alejadísimos de lo «políticamente correcto». El pensamiento único dominante y sus brazos armados (centros sociales, organizaciones de la Gaystapo) le han respondido con todo el odio del que son capaces. Povia ahora produce sus propios discos, difunde su música mediante Internet y organiza sus propios conciertos, actualmente fuera de los grandes circuitos.

Sus raíces meridionales han aflorado con fuerza, también gracias a sus contactos con el Movimiento Neoborbónico. Así ha nacido «Al Sud», un tema que se abre con las notas del Himno de las Dos Sicilias y resume mejor que un ensayo histórico las consecuencias de la unificación de Italia.

El 23 de abril en Anagni (Frosinone), bajo la lluvia, con una temperatura invernal, para el concierto de presentación de su disco doble «Nuovo Contrordine mondiale», esperado desde hacía dos años, se reunieron quinientas personas. Subió al escenario también el Prof. Gennaro De Crescenzo, presidente del Movimiento Neoborbónico, a quien el cantautor ha dado las gracias mientras ondeaban las banderas de las Dos Sicilias.
LETTERA NAPOLETANA ha dirigido unas preguntas a Povia:

¿Puede ser útil la música para combatir el «Nuevo Orden Mundial» de las grandes finanzas y de los grupos de presión del pensamiento único?

R. La música hace mejores a las personas pero no cambia el poder del dinero. Demasiado a menudo, por el contrario, el dinero cambia el poder de la música.

Usted ha escrito canciones muy anticonformistas, en contraste con la tendencia dominante de los medios de comunicación y del espectáculo. ¿Cuánto le ha costado esta elección en términos profesionales?

R. Siempre me han apasionado estos temas y cuando me he dado cuenta de que estaba en el buen camino, he comprendido que mi carrera no estaría coronada por el éxito. ¿Un sinsentido sensato, no?

El tema «Al Sud» se abre con el Himno de las Dos Sicilias y habla de los éxitos del Reino de los Borbones. ¿Cómo se ha acercado a estos temas históricos?

R. Desde hace mucho tiempo. Primero a la unión monetaria, el euro, y después poco a poco a la unificación de Italia, que fue la misma cosa: el Norte se aprovecha del Sur. Estoy agradecido a los neoborbónicos, en particular a Gennaro De Crescenzo y a Salvatore Lanza.
«Quando i bambini fanno oh» era un bello tema lírico; el nuevo disco parece más orientado a la denuncia y la protesta. ¿Es una elección definitiva?

R. No sé, no me gusta esa «coherencia»; me parece un límite en el arte. (LN99/16)

miércoles, 11 de mayo de 2016

Don Francisco Javier de Borbón y Montejurra 1976


El apoyo de Don Francisco Javier de Borbón y de Doña Magdalena, últimos reyes legítimos del carlismo y de España, al Príncipe Sixto Enrique de Borbón, en los sucesos de Montejurra 1976 y en su intento de salvar al carlismo de la traición y devastación al que le había llevado la política de Carlos Hugo, tiene sus fuentes documentales, que dejan el hecho fuera de toda duda. En esta entrevista a  don José Arturo Márquez de Prado, antiguo Delegado Nacional de Requetés, nombrado por el mismo Don Javier de Borbón Parma en el año 1960, se detalla ese apoyo explícito de Don Javier al Príncipe Sixto Enrique. El contacto y colaboración, entre don José Arturo y el Infante Sixto, en vistas a la reorganización de la Comunión Tradicionalista, se produjo a instancias del propio Don Javier, que veía con honda preocupación la deriva demagógica de Carlos Hugo, que conllevaría finalmente a los sucesos de Montejurra 1976.

Documentos escritos y gráficos evidencian la falsedad de los que pretenden, contra toda lógica, ensuciar la memoria del viejo Rey de los carlistas, al presentarlo como colaborador de los desmanes de Carlos Hugo, en el intento de convertir el carlismo en un partido de ultraizquierda y de desnaturalizar Montejurra, despojándolo de su connotación reciamente española, católica y tradicionalista, para entregarlo, al nacionalismo y a la extrema izquierda.
En la fotografía de 1977, de izquierda a derecha: de pie, S.A.S. el Príncipe Eduardo de Lobkowicz y S.A.R. el Infante Don Sixto Enrique de Borbón; sentados, SS.MM.CC. los Reyes Doña Magdalena y Don Francisco Javier de Borbón

Foto de 1977, posterior, por tanto, a los sucesos de Montejurra 1976, que habla por sí sola.

(Fuente: La Actualidad Española, Número 1312, 21 – 27 de Febrero de 1977, Páginas 20 -25. Texto de Santiago Peláez y foto de Rogelio Leal)

“Luego (Don Sixto Enrique) nos invita a sentarnos para conversar, pero cuando estamos a punto de hacerlo se abre la puerta y aparecen ante nuestra sorpresa don Javier de Borbón y su esposa. Desean saludarnos amablemente y hablar de España. Además, parece previsto que quieren posar junto a su hijo don Sixto para nuestra revista. ¿Se trata de una fotografía histórica? Todo parece indicar que tiene un contenido especial, un significado claro, concreto. ¿Se pretende mostrar a través de esta fotografía lo que no estaría nunca dispuesto a declarar el jefe de la familia Borbón-Parma? ¿Acaso se halla don Javier, contra las opiniones que se han vertido en el tema, mucho más cerca de su hijo don Sixto que de su hijo don Carlos Hugo? ¿Son ciertos los rumores que se han producido respecto a una profunda escisión ideológica, aunque no familiar, en el seno de los Borbón-Parma? ¿Tal vez hay que pensar que no es don Sixto, sino más bien don Carlos Hugo, quien se halla verdaderamente marginado en estos momentos de la familia? Todo parece indicar que así es…”
El Rey Javier escribió en 1976, una carta a su hermana Doña Enriqueta, a propósito de los sucesos de Montejurra 1976 y afirma en ella: "que una vez más, como en 1936, los carlistas se enfrentaron con los revolucionarios". Los carlistas, estaba claro, eran los partidarios de Sixto Enrique; los revolucionarios los de Carlos Hugo

En marzo de 1977, Carlos Hugo denunció en la prensa española y europea, la infamia de que Don Sixto Enrique había secuestrado a su padre, Don Javier. El fin perseguido, de forma desesperada, era desacreditar el apoyo que Don Javier mostraba a la postura política del Infante Don Sixto Enrique, que culminó con la firma el 4 de marzo de una declaración política que reafirmaba los principios tradicionalistas del carlismo. Al respecto escribe el escritor Juan Balansó:

"En marzo de 1977 la prensa europea anunció que Sixto había secuestrado a su padre, según acusaba Carlos. No era cierto, y estoy en situación de afirmarlo. Lejos de mí querer tomar partido por una de las líneas beligerantes, pero lo que se puede demostrar, deber ser consignado. Cuando estudié esta página triste de la dinastía, se me ocurrió que lo más útil sería consultar la correspondencia de la princesa Enriqueta. Esta señora, hay que recordarlo, era la última hija del duque Roberto I; es decir, la hermana menor de don Javier. Un aya la dejó caer contra el suelo un salón de Piánore cuando sólo tenía unos meses, a consecuencia de lo cual, roto el oído, creció sordomuda. Javier quería mucho a esta hermana y, puesto que no podía comunicarse con ella por teléfono, solía escribirle a menudo dándole cuenta de sus peripecias. ¿Habría consignado Javier por escrito algo sobre su presunto secuestro? Ciertamente (...)

“8 de marzo. Te escribo estas líneas desde el Hospital Americano de París (...) Estuve en Solesmes a ver a las hermanas. Francisca está bien, aunque relativamente sorda. María Antonia, en cambio, muy cambiada. Esta visita mía a Solesmes ha creado gran confusión en los periódicos, que han contado que yo había desaparecido, secuestrado y encerrado quién sabe dónde. Cuando la verdad es que me había quedado en Solesmes con las hermanas. Estos periodistas, esparciendo noticias falsas, estropean la vida. Si los diarios italianos se hicieran eco de todo eso, ten en cuenta que es un montaje contra mí, a causa de los asuntos españoles. Es una historia inventada.” Archivo Borbónico de Parma, 248. (Fuente: “La familia rival”. Juan Balansó. Páginas 224-226)
En la imágen (1984), el féretro de Doña Magdalena sale del castillo de Lignières, acompañado por Don Sixto Enrique y su hermana Doña Francisca. En sus últimas voluntades Doña Magdalena prohibió la asistencia al sepelio y la entrada al castillo de Lignières, de Carlos Hugo y sus hijas María de las Nieves, María Teresa y María Cecilia, por su traición a la causa carlista. Tuvieron que permanecer, como muestra la foto, fuera de las verjas del castillo

El auténtico manipulador y secuestrador del Rey Javier de Borbón, no fue otro que el propio Carlos Hugo, en su intento de utilizar el prestigio de su padre entre los carlistas e intentar apuntalar su traición doctrinal. Lo denunció con toda rotundidad Doña Magdalena:

"Quiero expresar mi indignación por el hecho de que mi hijo Carlos Hugo haya sido capaz de acusar a su hermano Sixto Enrique de haber secuestrado a su padre, cuando precisamente esta mañana a las 7:30 horas y en contra de las consignas más estrictas de los médicos, nuestra hija Cecilia, de acuerdo con su hermano Carlos Hugo, se llevó a mi esposo fuera del Hospital Americano, centro en el que estaba hospitalizado desde hace ocho días, y donde yo he permanecido junto a él todo este tiempo, con el pretexto de acompañarlo a Misa. Quiero decir que además es imperdonable que Carlos Hugo no haya vacilado en arriesgarse a hacer salir del Hospital a su padre, sin ningún respeto a su edad ni a su estado de salud, para llevarle ante un notario desconocido a fin de obligar a mi esposo a hacer una declaración a favor de Carlos Hugo y contraria al auténtico Tradicionalismo.

Para conseguir que mi esposo firmara esa declaración, Carlos Hugo no ha dudado en emplear los chantajes y presiones más innobles, llegándole a decir que la vida de su hermano Sixto Enrique se vería amenazada si no firmaba esa declaración, sin haberle permitido regresar más que después de firmar ese texto. A última hora pudo llegar mi esposo al hospital, visiblemente afectado y trastornado por el hecho de haber sido obligado por su hijo a firmar un texto difundido en su nombre y tan contrario a sus ideas.

Hago constar que a partir de ahora estoy decidida a adoptar todos los recursos jurídicos que estén a mi alcance para preservar la salud de mi marido y el honor de mi familia"

S.A.R. la Duquesa de Parma. Declaración de Doña Magdalena de Borbón, 8 de Marzo de 1977 (reproducida en diversos periódicos franceses y españoles)
En mayo de 1978, ya fallecido, hacía un año, Don Javier, el diario El Alcazar, en su edición de 4 de mayo, daba cuenta de la prohibición por parte de la Reina viuda Doña Magdalena de Borbón de asistir a los actos de Montejurra convocados por el falso "Partido Carlista" para el 7 de mayo de 1978 en Montejurra, por ser contrarios al ideario del carlismo y resultar un "ultraje a la memoria de don Javier". El diario El País, titulaba su crónica, en su edición del 9 de mayo, “Reducida participación en el Montejurra-78” y reseñaba “Entre los participantes en el vía crucis se observó abundancia de ikurriñas” “Carlos Hugo fue recibido con gritos de Carlos Hugo, autogestión, y Nafarroa, Euskadi da (Navarra es Euskadi)” “Carlos Hugo inició su intervención pidiendo a los concentrados que gritasen Nafarroa Euskadi da". Todo ello, en las antípodas del pensamiento político consignado por S.M.C Don Francisco Javier.
DECLARACIÓN DE S.M.C. DON JAVIER DE BORBÓN (París, 4 de marzo de 1977)
Documento firmado ante notario y con la presencia de periodistas españoles, como Ignacio Amestoy, de la revista La Actualidad Española

Ante ciertos rumores relacionados con pretendidas declaraciones políticas que se me atribuyen, quiero, en este día, dar a conocer una declaración mía para disipar toda confusión o malentendido en cuanto a mi posición y forma de pensar, en lo que al Carlismo se refiere, en su permanente línea ideológica derivada de los grandes principios que la informan y constituyen su razón de ser. Debo, por tanto, afirmar, ante todo, que si siempre me he esforzado por mantener la unidad en el seno de mi familia, no puedo consentir que se utilice mi nombre, pese a lo que se intentó hacerme decir para justificar un gravísimo error doctrinal dentro del Carlismo, haciéndolo aparecer ante la opinión pública como partido socialista o aliado del marxismo o del separatismo, que son incompatibles con su propia naturaleza y contra los cuales el Carlismo ha luchado siempre con la mayor energía; de la misma manera que también ha luchado contra el capitalismo liberal materialista, que todavía trata de imponerse en nuestra patria como ya trató de hacerlo en el pasado.

Así, toda concomitancia de aquellos que se llaman a sí mismos carlistas con el separatismo o el socialismo, constituye una provocación evidente y una clara voluntad de engaño. No puede haber por tanto carlistas ni carlismo fuera de la plena aceptación de los principios fundamentales que son, quiero recordarlo:

La confesionalidad católica; es decir, la afirmación de nuestra condición católica como primera razón de nuestra causa: Dios.

El mantenimiento del principio indiscutible de la unidad nacional y del conjunto de tradiciones específicas de la naturaleza de la España de siempre y que dan su pleno sentido al concepto de Patria.

La defensa de los fueros, fórmula que no está en modo alguno en contradicción con el principio anterior, sino que lo complementa. Además de constituir unos derechos históricos indiscutibles, representan la libre y original evolución de cada región de España, y de los cuerpos intermedios, evitando así los graves inconvenientes del centralismo absorbente y paralizador.

La afirmación de la necesidad de la Monarquía para España que se basa en nuestra convicción de que es herencia permanente de autoridad, responsabilidad, independencia y continuidad.

Todo esto, lo sé, puede parecer una exposición de verdades elementales, pero creo que es oportuno recordarlas para terminar con ciertos falsos razonamientos que pretenden hacer que se puede ser carlista sin ser católico ni monárquico, patente traición a las convicciones de todos aquellos que, obedeciendo las órdenes que tuve el honor de firmar en nombre de mi augusto tío el Rey Don Alfonso Carlos, lucharon con valor y murieron gloriosamente por la religión y por la Patria.

Pido a Dios que el Carlismo, sin desviación alguna, siga fiel a sí mismo para el mejor servicio a España y la Cristiandad.