Editoriales

sábado, 26 de marzo de 2011

Juventudes Tradicionalistas: El vergonzoso ataque contra Libia

Madrid, 25 marzo 2011, festividad de la Anunciación de Nuestra Señora. Comunicado de las Juventudes Tradicionalistas:

EL VERGONZOSO ATAQUE CONTRA LIBIA

Las Fuerzas Armadas españolas, reducidas al papel de cipayos.En medio de la peor recesión desde la posguerra, despilfarro de recursos en un ataque injusto.

Con el desprecio por los españoles que les es peculiar, el PSOE que detenta este turno el Gobierno (de ocupación) de España ha acordado con el PP (la "oposición", según algunos) el envío de tropas y material a Libia, para contribuir al ataque que los Estados Unidos de Norteamérica han desencadenado contra el gobierno de aquel país, sin declaración de guerra ni asomo de causa que lo justifique. El espacio aéreo español, nuestras bases y nuestros sistemas de defensa están nuevamente al servicio de esta criminal operación.

Nadie en su sano juicio simpatiza con Muamar el Gadafi. Sin embargo, hasta hace pocos meses era recibido con honores en Madrid, Roma o París; se abrazaba con Juan Carlos y con Silvio Berlusconi; firmaba tratados de amistad y cooperación, y acuerdos para la explotación de sus inmensos recursos petrolíferos, acuerdos que se han respetado y que benefician, por ejemplo, a la compañía española REPSOL YPF.

De repente, atacado por un conglomerado de fuerzas, en su mayoría extremistas mahometanos --mahometanos son el propio Gadafi y su régimen, pero menos agresivos--, que no presentan un frente común ni capacidad de organizar un mando común ni un gobierno, reciben el apoyo de los EE.UU., seguidos servilmente por Gran Bretaña, por la República Francesa y por un conglomerado de estados que incluye a algunos árabes que han reprimido con mano de hierro revueltas similares a las que ahora combate Gadafi. Comienzan los bombardeos, la invasión, y el riesgo de convertir Libia en la Somalia del norte, en manos de piratas mahometanos --evocación del viejo Trípoli, pero ahora con los españoles en el bando equivocado--, y hacer descender a su población de un nivel de vida y asistencia aceptables al caos y miseria al que previamente se ha reducido a Iraq, por ejemplo.

Una ofensiva criminal, ilegal e ilegítima, a la cual La Zarzuela, La Moncloa y sus aliados han vuelto a uncir a las Fuerzas Armadas españolas, casi sin presupuesto, humilladas hasta la náusea por el propio Gobierno, que ya nos está desangrando, a costa de su abyecta sumisión a Barack Hussein Obama, en Afganistán, en el Líbano, etcétera.

Unas Fuerzas Armadas españolas que deberían estar ocupándose del enemigo marroquí al sur, de las provocaciones británicas en Gibraltar, de los ataques de los piratas somalíes. Pero los españoles no son dueños de sus destinos, ni tienen quien defienda sus intereses. Hay que poner fin a este régimen ya, antes de que este régimen ponga definitivamente fin a España.

París, 30 marzo 2011. El grupo "No a la guerra en Libia" se ha concentrado en las proximidades del Consulado de Libia, en la calle Chasseloup-Laubat. S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón ha acudido en persona a condenar la intervención militar francesa. Un vídeo con imágenes y audio de la concentración, más una entrevista al Abanderado de la Tradición (a partir del minuto 03:07) AQUÍ

La Librería Católica: Cultura y pensamiento católico para un mundo en crisis

Querido amigo, ¡Santa Cuaresma!

En este tiempo de purificación le aconsejamos de modo particular los libros que encontrará en la sección de espiritualidad. Además, le hacemos unas cuantas sugerencias para este mes de marzo.

Destacamos dos novelas muy recomendables. La primera, de Paul Bourget, Nuestros actos nos siguen, una forma entretenida e interesante de abordar el tema de la responsabilidad moral, de manos de un maestro de la literatura católica moderna.

La otra novela que aconsejamos es la magnífica obra de Bruce Marshall, A cada uno un denario: la historia de las peripecias apostólicas de un sacerdote y los imprevisibles juegos de la Divina Providencia.

Además, le sugerimos una lectura sugestiva como es El amor a las letras y el deseo de Dios, de Jean Leclercq, un profundo estudio de la relación entre la palabra humana y la llamada de la gracia, a través de un repaso histórico de la obra de los monjes medievales y su recuperación de la literatura puesta al servicio del acercamiento de los hombres a Dios.

Para alimentar nuestra inteligencia cristiana de la política, ofrecemos El Estado Servil, del genial Hilaire Belloc, un clásico del distributismo y una inquietante reflexión sobre la política moderna y sus peligros, así como una evocación de modos más humanos de organizar la sociedad.

Queremos rescatar también una obra de máxima importancia y valor permanente como es Cristianismo y Revolución, de Francisco Canals Vidal. Una obra fundamental para comprender los avatares de la política cristiana en los últimos doscientos años y un aviso para navegantes de cómo las mejores intenciones de los católicos, si no están reguladas por la razón y por la fidelidad a la Iglesia pueden producir los efectos más monstruosos.

P.D. Le invitamos a visitar también nuestro catálogo y le recordamos que si no encuentra algún libro sólo tiene que solicitárnoslo y lo buscamos para usted.

NOVEDADES

martes, 22 de marzo de 2011

Los cinco grados, las cinco conquistas, hacia la ateocracia

El principio anticristiano, expresado en el naturalismo jurídico, ó sea en la ilimitación religiosa del derecho, que es franca ó hipócritamente la esencia del liberalismo que siempre va á parar á la ateocracia, ha recorrido casi á un tiempo en todos los pueblos latinos una serie de grados hasta llegar á encontrarse en todos á una altura semejante.

El error, invocando, no los derechos de la verdad, sino la benevolencia generosa para una opinión, pidió modestamente un sitio muy subalterno en la Sociedad en que imperaba la unidad de las creencias católicas. Ese fué su primer grado, y su primera conquista, el grado de la tolerancia. Después, una vez adquirido el puesto de la tolerancia, quiso mejorar de suerte, y rebajando las creencias ajenas á la medida de la opinión suya, prescindió de la benevolencia é invocó la justicia para ponerse al nivel de la verdad, que era bajar la verdad a nivel suyo. Ese fué el segundo grado, la segunda conquista, el grado de la igualdad. Alentado con el triunfo, ya no invocó ni la benevolencia, ni la justicia, ni la tolerancia, ni la igualdad, apeló al progreso, y como la verdad había descendido en la ley tanto como él había ascendido en ella, la calificó de reaccionaria y él se llamó progresivo y reclamó que constase en el Estado esa desigualdad en su favor. Ese fué el tercer grado, la tercera conquista, el grado del privilegio. Erguido en las alturas del poder, miró con desdén á la verdad, pero midiendo su fuerza social y las ruínas que él iba sembrando al ascender, queriendo evitar un desquite, trató de encadenarla á su albedrío para subir todavía más. Este fué el cuarto grado y la cuarta conquista, el grado del monopolio. ¿Qué le falta ya? Convertirle de monopolio político en monopolio social por medio del quinto grado, de la última conquista, la del exterminio por medio de la persecución.

Señores: Creo que se necesita estar ciego para no ver que en todos los pueblos latinos la negación anticatólica ha pasado del privilegio al monopolio político, y que se mide cautelosamente las fuerzas de resistencia de la verdad para tratar de convertirle por la persecución, variable según esas resistencias, en monopolio social.

Juan Vázquez de Mella. Leyes históricas que confirman las relaciones de la Iglesia y el Estado. Discursos parlamentarios tomo I

lunes, 14 de marzo de 2011

Verdadera memoria histórica y una advertencia a los "tolerantes" socialistas

Pincha sobre la imagen y lee el talante de los socialistas de la U.G.T en 1936. Sin comentarios, sólo una advertencia a sus actuales herederos...

"...nosotros nos encargaríamos de contener a esas turbas radicales, que tratan de servirse a veces de las derrotas de la Patria, para que no se repitiesen las semanas trágicas; porque, si se quisieran reanudar, serían trágicas doblemente, porque nos encontrarían a nosotros, y quedaría el suelo sembrado de cadáveres, pero no de religiosos inocentes, sino de traidores a la Patria y al honor nacional".

Juan Vázquez de Mella. Los tradicionalistas y el amor a la Patria. Volumen vigésimoprimero de las Obras Completas.

domingo, 13 de marzo de 2011

10 de Marzo, Festividad de los Mártires de la Tradición: ¡A los que murieron sin ceder!



"Yo quiero terminar aquí por eso evocando hoy fervorosamente a los mártires que murieron sin ceder en las breñas pirenaicas en la defensa de las libertades concretas de la Tradición. De los que quizás inconscientemente pero siempre heroicamente, cayeron en la demanda española, católica, tradicional, tomista y verdadera, de mantener la historia frente a la naturaleza desnuda, Santo Tomás contra Rousseau, el jusnaturalismo católico, cara el jusnaturalismo protestante, el hombre auténtico concreto frente a las quimeras del hombre abstracto, la Tradición contra la Revolución. Porque rubricándolo con sangre nos legaron la lección caliente y magistral de cuánto sean superiores las libertades concretas de la Tradición sobre la vacía libertad de las soflamas revolucionarias".

(Francisco Elías de Tejada)


Como sabéis, esta festividad fue establecida por S.M.C. Don Carlos VII en 1895 y, desde entonces, ha sido puntualmente celebrada por los carlistas, año tras año. Nada mejor que las palabras del propio Rey, para entender el sentido de esta celebración:

«¡Cuántos centenares de valerosos soldados he visto caer junto a mí, segados por las balas besando mi mano, como si en ella quisieran dejarme, en su último aliento, su último saludo a la Patria! (...)

Todos morían al grito de ¡Viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey!

Con la misma sagrada invocación en los labios ¡cuántos otros han entregado el alma a Dios, mártires incruentos en los hospitales, en la miseria; matados, aun más que por el hombre, por las humillaciones, y todo por no faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante!

Nosotros, continuadores de su obra y herederos de las aspiraciones de todos ellos, tenemos el deber ineludible de honrar su memoria.

Con ese objeto propóngome que se instituya una fiesta nacional en honor de los mártires que, desde principio del s. XIX, han perecido a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey, en los campos de batalla, en el destierro, en los calabozos y en los hospitales, y designo para celebrarla el día 10 de marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de mi abuelo Carlos V. (...)

En ella debemos procurar sufragios a las almas de los que nos han precedido en esta lucha secular, y honrar su memoria de todas las maneras imaginables».

sábado, 12 de marzo de 2011

La Nación, la voluntad nacional y las tradiciones fundamentales

Es la Nación algo más que lo que significan y creen las escuelas liberales, que reducen prácticamente las naciones á simples agregados de individuos que coexisten en un momento de la historia. No; la nación no la forman tan sólo los individuos que hoy constituyen á España; no la forman sólo los organismos vivientes en estos momentos; entran en ella como elementos fundamentales la historia y la tradición. Más que un todo simultáneo, es una especie de todo sucesivo formado por los siglos, por las generaciones unificadas, por un mismo espíritu, producido por una misma y poderosa unidad de creencias.

De este concepto de la nación, que es el verdadero y legítimo concepto, como yo podría demostrar aquí refutando todos esos conceptos parciales geográfico, etnográfico , linguístico, etc, etc, que no significan otra cosa más que las teorías que algunos publicistas han defendido como punto de partida para sostener el famoso principio de las nacionalidades, que tantos beneficios ha reportado á algunos políticos ambiciosos, por medio de prácticas irrisorias y de evidentes mixtificaciones; de ese concepto de Nación, como todo armónico que forman la cadena de generaciones asociadas por un mismo espíritu y por una misma unidad de creencias, brota la verdadera voluntad nacional, que no es la voluntad pasajera y mudable de un día, aun cuando fuese entonces expresión del estado de la opinión verdadera del país, sino que es la voluntad de las generaciones que se han sucedido sobre el suelo de la patria y que se expresa, no por actos pasajeros y mudables, como el que nace de una elección parlamentaria, sino por hechos constantes de la historia, que tienen su expresión exacta en las tradiciones fundamentales de un pueblo; y como esas tradiciones en España se resumen en esa trinidad augusta que corresponde hasta á las palabras mismas que sirven de lema á nuestra bandera, tendríais que reconocer que la unidad católica, que es la tradición fundamental en el orden religioso; la Monarquía cristiana, que es la tradición fundamental en el orden político, y la libertad fuerista ó regionalista, que es la tradición democrática de nuestro pueblo, erán las tres fundamentales tradiciones donde estaba como vinculada y representada la voluntad nacional, lo que os llevaría á esta inevitable consecuencia: todo partido, todo hombre de Estado que se levante contra esta trilogía augusta en que se compendia y se resume la constitución interna de España, estará en contradicción con la voluntad nacional, renegará de aquello que constituye propiamente la patria, y pondrá su voluntad en contra de la patria misma.

Juan Vázquez de Mella. El programa tradicionalista. Discurso pronunciado en el congreso los días 30 y 31 de mayo de 1893.

VÁZQUEZ DE MELLA. RELIGIÓN – CUESTIÓN SOCIAL – PATRIA

miércoles, 9 de marzo de 2011

Rafael Gambra: La Monarquia Social y Representativa en el pensamiento tradicional

UN LIBRO IMPORTANTE

"En este escrito, que recorre las principales definiciones políticas de Vázquez de Mella, el autor, en síntesis original y superadora, realiza un memorable aporte al pensamiento tradicional"

Índice:

Prólogo para el lector de 1973
Introducción.

I. «Lo social» y sus dos sentidos
II. La idea de soberanía social
III. La soberanía tradicional y el concepto de tradición
IV. Un régimen natural e histórico
V. El espíritu vivificador
VI. La Monarquía y sus determinaciones
Tradicional
Hereditaria
Federal
Representativa
VII. El proceso federativo
VIII. Necesidad y viabilidad del sistema
IX. Continuidad y ortodoxia

Información en la editorial Nueva Hispanidad

Resistencia cultural a la modernidad

Mientras exista en Europa una catedral, un castillo, una costumbre que recuerde el mundo de la cristiandad medieval y suscite la nostalgia de su disciplina espiritual, habrá una derecha. La habrá también en la medida en que la antiguedad pagana descubra sus viejos encantos y haga soñar a los jóvenes poetas con un retorno juvenil de los dioses olímpicos. Todo esto que en Norteamérica es lejano y definitivamente libresco, en Europa goza de una presencia turbadora que no puede sino influir en el alma de sus hijos más sensibles o menos ganados por la amnesia democrática inspirándoles una actitud de disconformidad que los llevará, inevitablemente, a una crítica implacable de las consignas revolucionarias.

Rubén Calderón Bouchet. La luz que viene del Norte

miércoles, 2 de marzo de 2011

Charles Maurras: La libertad

La libertad del loco se llama locura, la del tonto, tontería, la del bandido, bandolerismo, la del traidor, traición, y así de lo demás. Decir que las libertades se limitan las unas con las otras es enteramente exacto acerca del estado salvaje o de anarquía: lo que significa simplemente que los fuertes oprimen o explotan a los débiles mientras los débiles no se subleven contra los fuertes y las víctimas eventuales no hayan encontrado un procedimiento seguro para ametrallar a mansalva y a discreción a sus verdugos. La libertad, concebida como régimen o como principio, es un caos, generalmente doloroso.

Los ciudadanos algo reflexivos no se dejan pues intimidar por juegos de palabras. Definen la libertad como un poder o una fuerza, fuerza o poder que vale lo que valen sus súbditos y su objetivo. La eterna ridiculez de los siglos XVIII y XIX consiste en tomar la libertad como una regla o como un objetivo, cuando no es sino un medio o una materia.

Charles Maurras. Mis ideas políticas.