Editoriales

miércoles, 29 de septiembre de 2010

En defensa de los Fueros Universitarios. Agrupación de Estudiantes Tradicionalistas


Banderín de los estudiantes carlistas del Reino de Valencia en los años 70.

La AET de Salamanca en la Feria de Bienvenida 2010.

El art. 27.10 de la Constitución de 1978 reconoce pomposamente "la autonomía universitaria". Sin embargo resulta evidente que desde la instauración de dicha constitución las universidades españoles han sido auténticas presas del poder político de turno y que las mismas no han gozado del mínimo atisbo de autonomía. En primer lugar por la hipertrofia legislativa, emanada no de las propias universidades o del consejo de las mismas sino desde instituciones políticas (desde la Unión Europea a las Comunidades Autónomas, pasando por el Estado). En segundo lugar porque las universidades siguen siendo esclavas de la financiación pública --y política-- siendo, sobre todo las más dependientes de las Comunidades Autónomas, meras correas de transmisión y colocación de los caciques autonómicos de turno.

La verdadera Universidad por su propia naturaleza es libre y autogestionaria. Pero no en el sentido ideológico imperante, reducido a un penoso axioma moderno que apela a una inhumana desvinculación del hombre de todo referente moral, trascendente o autoridad. Entendida según la recta razón la libertad y autogestión universitaria representaba, al igual que lo hacían los diversos cuerpos que constituían la sociedad tradicional en el régimen de Cristiandad, la autarquía y las libertades concretas sin mediatizaciones políticas ni económicas; mucho más presentes hoy en día que en ningún otro periodo autocrático de nuestra Historia. Las libertades tradicionales de las Españas eran libertades concretas, que no sólo eran de carácter territorial, sino que poseían ante todo una dimensión social y corporativa. Hoy en día cuando algunos apelan a los "derechos históricos" para defender sus caciquismos regionales actúan del modo más opuesto a dichos derechos históricos, pues lo único que hacen es reproducir la intromisión estatalista en la vida de las sociedades y los cuerpos intermedios. Entre ellos la Universidad, en la que han visto un instrumento ideologizante de primer orden.

En defensa del único modelo de Universidad posible, de la Universidad tradicional e hispánica, de los conocimientos y saberes auténticos y la gratuidad de los mismos, de la verdadera libertad universitaria, de los Fueros Universitarios ha estado siempre el Carlismo. Recientemente la AET ha vuelto a organizarse, destacando la labor desarrollado en la Universidad de Salamanca. ¿A qué esperas para implicarte en la defensa de los Fueros también en la Universidad o en los Colegios e Institutos? Organiza la AET en tu lugar de estudio para mejorar la enseñanza y acabar con la ideologización de la educación.

Manifiesto de la AET contra el proceso de Bolonia
Delenda est universitas
Librémonos de Europa

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