Colaboración de Fray Jerónimo, nuevo colaborador de El Matiner.
El Concilio de Trento fue más acertado en cuanto a la condición humana que el C. Vaticano II y su espíritu posconciliar. Quizás porque conocía mejor sus debilidades.
El cardenal Cisneros conoció la Roma de la época, llena de corrupción moral y parodia del cristianismo en la que todos los cargos eran puestos a la venta. Cuando el cardenal reformador tomó posesión de la sede primada de Toledo encontró al clero ignorante y amancebado.
Paulo III encargó un informe de la situación: el Consilium de Emendenda Ecclesia. Fue pura dinamita: Ignorancia del clero, venta de privilegios, mala espiritualidad en los conventos, herejías en las universidades. Recomendaba abolir los monasterios salvo los de estricta observancia y salvar a los novicios antes de ser corrompidos. La fe era cuestionada por los protestantes y el error se extendía.
El Concilio definió las materias de fe y emprendió una Reforma que dió cuatro siglos de esplendor a la Iglesia.
Al empezar el C.Vaticano II el informe fue que nunca antes las órdenes religiosas y seminarios estuvieron tan llenos y con tanto rigor moral y espiritual.
La etapa posconciliar fue todo lo contrario de la tridentina: relajar las costumbres, tolerar los errores, desacralizar la liturgia. Se rechazaron los "profetas de calamidades" sin recordar que en la Biblia son estos los verdaderos frente a los que alaban al mundo. Se cayó en el error del optimismo antropológico o adamismo: el hombre en libertad "desnuda" se inclinará al bien y la verdad. Se olvidan las consecuencias del pecado original, la inclinación al mal. Y la existencia de poderes ideológicos corruptores. No se habla ya de los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne. Ni de la necesidad del Estado confesional.
Aprendamos de la historia: REFORMA CATÓLICA O MUERTE.
Fray Jerónimo
EL NATURALISMO FUNDAMENTO DEL LIBERALISMO CATÓLICO
Para un estudio completo de las transformaciones en la Iglesia Católica del siglo XX: IOTA UNUM o Aquí
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Sólo un apunte Fray Jerónimo. La doctrina católica y el concilio de Trento no pueden ser considerados tampoco un "pesimismo antropológico", al estilo luterano. La naturaleza humana y por tanto la libertad no están totalmente destruidas (el servo arbitrio luterano). En este sentido la doctrina católica es mucho más optimista que la protestante.
ResponderEliminarOtra cosa, y es por donde creo que va tu artículo, es el optimismo naturalista de tipo pelagiano que ha invadido, como otro extremo erroneo, a la doctrina y práctiva católica desde el Concilio Vaticano II.
En efecto estamos invadidos por este neo-pelagianismo y afectados por todas sus consecuencias; el naturalismo, el buenismo, el irenismo...
Este optimismo es producto de un lado por una apuesta por el "mundo moderno" a nivel teórico por los llamados católicos liberales y por otro lado por una clara influencia del ámbiente epocal. Es la época de los beatles, del mayo del 68 etc.
La Igleisa pareció olvidar la existencia de enemigos de los cuales defenderse, se olvidó las luchas católicas del siglo XIX contra el liberalismo. Se consideró, en una nefesta lectura "de los signos de los tiempos", que no era necesario condenar el comunismo. Dejando con ello a muchos pueblos indefensos, debilitando las tesis católica y contribuyendo con ello al trasvase de muchos católicos a las filas marxistas.
Se relajó la AUTORIDAD y la disciplina eclesial contribuyendo a una creciente secularización interna que ha ayudado al proceso general social de la misma. Se apostó, como digo, por "el mundo moderno", lo cual ha facilitado la deriva hacia la posmodernidad acutal y su completo nihilismo, al derruir los obstaculos civilizadores, culturales y de fe que la Iglesia custodiaba.
En el CVII y el postconcilio se juntaron por una parte ese optimismo antropológico que se esta comentando y por otro un giro antropológico en la teología y en los planteamiento filosóficos subyacentes por la utilización del principio de inmanencia de la filosofía moderna; utilización, todo sea dicho de paso, prohibida por San Pío X en la encíclica Pascendi.
ResponderEliminarPERO OJO!!!, también hubo un OLVIDO TOTAL de doctrinas y criterios de la Tradición de la Iglesia , olvido que hoy se ha convertido en verdadera OCULTACIÓN.
Se oculta las TESIS de doctrina social en las que se fundamentó la Cristiandad y que configuraron posteriormente el CORPUS DOCTRINAL de la Iglesia en su oposición al liberalismo: entre otros la reiterada doctrina de Pío IX, León XIII,San Pío X,Benedicto XV, Pío XI, Pío XII..
En verdad se puede gritar:
REFORMA Y RESTAURACIÓN O MUERTE (de toda nuestra civilización cristiana)!!!
La Iglesia ha dejado libertad en la discusión sobre la relación gracia-libertad de la época postridentina entre dominicos y jesuítas pero, visto lo ocurrido y las nefastas consecuencias del voluntarismo, activismo y molinismo, creo que se trataba de un semipelagianismo y que los
ResponderEliminardominicos Báñez y Melchor Cano tenían razón.
El P. Evangelista Vilanova en su Historia de la Teología habla claro sobre la trampa de un concilio pastoral: La determinación de que el Concilio fuera pastoral hizo pensar a muchos que no era doctrinal y aceptaron así novedades muy importantes. "Muchos no se percataron de que pastoral significa una nueva sensibilidad dogmática más atenta a lo concreto, a la realidad, a la historia". También reconoce que el documento Gaudium et spes es demasiado obtimista con respecto al mundo.
ResponderEliminar"El hombre no puede en modo alguno levantarse por sí mismo del pecado sin el auxilio de la gracia. Para que el hombre resurja del pecado se requiere el auxilio de la gracia, como don habitual y como moción interior divina". Santo Tomás.
ResponderEliminarEsta es la verdadera doctrina tomista. Creo el semipelagianismo y molinismo son antecedentes del obtimismo antropológico. Restauremos la verdadera doctrina tomista sobre gracia y libertad.