Editoriales

sábado, 8 de mayo de 2010

Un "Estado feliz" de control, corrupción y aborregamiento.

Ya en 1932, Aldous Huxley, en la introducción de Un mundo feliz, señalaba:”A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación a aumentar. Y el dictador hará bien en favorecer esta libertad. En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es su destino”. Nunca unas palabras habían sonado tan proféticas. Michael Foucault, gurú entre los gurús de los estudiosos del sexo, anunciaba en su Historia de la sexualidad: “Poder y placer no se anulan; no se vuelven el uno contra el otro: se persiguen, se encabalgan y reactivan”.

La tesis de Foucault, mal interpretada por muchos de sus más entusiastas seguidores, es que en la modernidad, a partir del siglo XVIII, se inicia el verdadero control de la sexualidad por parte del Poder. Este control no es por represión sino por reglamentación, por categorización, por intromisión del Poder en los asuntos sexuales bajo capa de salud pública. Ya no hay sexo, sino sexualidades, patologías, consejos y educaciones sexuales. El Estado se convierte en el médico curativo y en el legitimador, a la vez que garante, de las sexualidades, todo ello como instrumento de dominación. La represión sexual, paradójicamente, se lleva a cabo desde la explicitación pública del discurso sexual. El Poder domina a los individuos en la medida que es capaz de “categorizar” la sexualidad…”

Javier Barraycoa. Los mitos actuales al descubierto. Libros Libres

La única conciencia del mundo.

2 comentarios:

  1. Sexo y más sexo, y este totalmente trivializado, materialismo y más materialismo, para que no nos paremos a pensar si somos libres realmente, si tenemos libertades reales políticas y económicas.

    Estamos en el "pan y circo", futbol y "gran hermano" para la masa de castrados mentales que crea el sistema con sus aparatos educativos y de adoctrinamiento social, una masa amorfa sin identidad y al servicio de estas plutocracias financieras que nos aborregan para que vivamos para consumir y morir en sus ciudades hormigueros.

    La verdad que es un placer leer a Belloc, Chesterton, Castellani y otras plumas brillantes que tan acertadamente preveyeron esta posmodernidad perversa en la que nos estamos adentrando. En un mundo sin alma. El profesor Barraycoa nos describe en su libro a la perfección el GRAN ENGAÑO que vivimos.

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  2. "La promiscuidad sexual es la propina con que la sociedad aquieta a sus esclavos".
    (Nicolás Gómez Dávila)

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