jueves, 7 de noviembre de 2013
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El lema del Carlismo –Dios, Patria, Fueros y Rey Legítimo–, que a algunos pudiera parecer antiguo o superado, sigue siendo en cambio la única Bandera de esperanza para un mundo que se desmorona. Así, frente al nihilismo del sedicente nuevo orden mundial globalizado, hoy tambaleante, sólo la instauración de todas las cosas en Cristo, por medio de poderes sometidos al orden ético que la Iglesia custodia, que conjuguen la libertad de los pueblos con la Tradición común de las Patrias, puede dar al mundo la paz
¿Era necesaria la Harrington?
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