viernes, 26 de marzo de 2010

Revista VERBO: Las murallas sólidas de la CIUDAD CATÓLICA frente a la devastación modernista.


Madrid, febrero/marzo 2010. La Fundación Speiro (que, como saben los lectores de FARO, organiza la XLVII Reunión de Amigos de la Ciudad Católica, "Catolicismo y liberalismo, hoy" el próximo 10 de abril en Madrid) ha distribuido ya el número 481-482 de VERBO, "revista de formación cívica y de acción cultural, según el derecho natural y cristiano", correspondiente a enero-febrero de 2010. Este es el sumario:

La justicia de Dios se ha manifestado por la Fe en Jesucristo (Mensaje de S.S. Benedicto XVI para la Cuaresma 2010, 30 de octubre de 2009)

Programa de la XLVII Reunión de Amigos de la Ciudad Católica: Catolicismo y liberalismo, hoy

In memoriam: Francisco de Gomis Casas, por Miguel Ayuso

Rebelión y revolución en la obra de Camus, por Rafael Gambra (+)

El problema de la laicidad en el ordenamiento jurídico, por Danilo Castellano

La crisis de la justicia política en la sociedad posliberal, por Juan Fernando Segovia

Filosofía clásica, amistad y concordia, por Bernardino Montejano

El patriotismo clásico en la actualidad, por José Miguel Gambra

Actualidad y vigencia de Donoso Cortés, por Miguel Ayuso

Futuro demográfico de España y de la Iglesia en España, por Antonio de Mendoza Casas

A propósito de la crisis financiera presente, por Silvano Borruso

Glosas complutenses (XI), por Agustín Arredondo S.J.

Crónicas:
Las mutaciones de la política (M.A.T.)
Anales, XV años (Juan Cayón)
Estado, ley y conciencia (Juan Cayón)

Información bibliográfica

Terminamos esta breve reseña con la cita del Papa San Pío X, de su Notre charge apostolique, sobre los errores de "Le Sillon", que siempre aparece al final del sumario de cada número de la revista:"... no se edificará la ciudad de un modo distinto a como Dios la ha edificado; ... no, la civilización no está por inventar, ni la nueva ciudad por construir en las nubes. Ha existido, existe: es la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla, sin cesar, sobre sus fundamentos naturales y divinos, contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana de la revolución y de la impiedad: 'omnia instaurare in Christo'."

Verbo. Serie XLVIII, núm. 481-482, enero-febrero 2010
ISSN 0210-4784. D.L. M-12.688-1960
Suscripciones y pedidos: Fundación Speiro. C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38. 28003 Madrid, España. Teléfono +34 914473231

jueves, 25 de marzo de 2010

La AUSTERIDAD virtud social y militante.

(…) Como quiera que la amenidad exagerada inclinaría a los hombres al apego de las delicias en detrimento de las virtudes ciudadanas, conviene que usen moderadamente de la amenidad. En primer lugar, porque se entorpece el ingenio de los hombres entregados a los deleites, pues la suavidad de los placeres sujeta el alma a los sentidos hasta el punto de incapacitar para juzgar libremente, pues, según sentencia de Aristóteles: el deleite corrompe la prudencia del juicio. En segundo lugar, los deleites superfluos apartan de la honestidad de la virtud, pues el deleite es la causa de todos los excesos que apartan por igual del justo medio que requiere la virtud. Esto se explica porque, siendo la naturaleza propensa al deleite, cuando se consigue dicho deleite aún moderado de alguna cosa honesta, pronto brota en el corazón el deseo de deleites torpes. Pues, como el deleite no sacia el apetito, agrava en el mismo la sed de nuevos placeres; y por este motivo la virtud exige de los hombres que se aparten de los deleites, aún los superfluos, para que, evitando los pequeños excesos, encuentren más fácilmente el término medio de la virtud; mientras que los pequeños excesos los colocan en la pendiente de suspirar solo por las cosas agradables, volviéndose flojos y pusilánimes para intentar empresas arduas y para afrontar trabajos sin temor a los peligros.

(…) las delicias son también muy perjudiciales para los asuntos militares, pues según sentencia de Vegencio: teme menos la muerte el que ha tenido menos deleites en la vida. Finalmente, los hombres delicados acaban por ser perezosos, pues, absorbidos por sus deleites, descuidan los deberes que les imponen sus negocios, y una vez que han consumido lo que otros acumularon, no resignándose a vivir pobremente y a despojarse de sus vicios, acaban por caer en hurtos y robos con que saciar sus apetitos desordenados. Por lo tanto es perjudicial a las sociedades el brindar a sus habitantes deleites superfluos (…)

Extracto de la obrade Regno” de Santo Tomás de Aquino libro II, c. 8

miércoles, 24 de marzo de 2010

Revista ÓRDAGO respuesta cultural frente a la postmodernidad decadente.

Con tan castizo nombre, arraigada en la cercania de la tierra vivida, en la nobleza del grandioso paisaje torisiano del Santo Reino de Jaén, en esa geografía sentimental de la que brotan afectos y arraigos verdaderos frente al caos odioso y feista de las grandes aglomeraciones, nace la revista cultural Órdago. Algún superficial la podría tachar frívolamente de "localista", pero no es Órdago una revista de hortizontes obtusos, sino que desde el mencionado arraigo a la historia de una tierra proyecta una visión hispánica y universal a los grandes temas e interrogantes de la historia y de la cultura. Y en ello reside precisamente su mayor virtud. Harian falta muchos "órdagos" en todos y cada uno de los pueblos de las Españas, pues casi todos atesoran historia de sobra para ello.

Pedidos: culturalcassia@terra.es

martes, 23 de marzo de 2010

Hilaire Belloc: El "mundo moderno" construído sobre el dinero y la herejía.

De conformidad con Cobbett (al que raramente citó y quién aparentemente tuvo poca influencia sobre él a pesar de que ambos convergen en sus puntos de vista en cuestiones de historia) Belloc veía la Reforma Protestante como “una sublevación de los ricos contra los pobres” y puso en evidencia una tras otra, las sucesivas capas de mentiras de la historia oficial hasta que quedó al descubierto su fundamento último: la Gran Mentira. En realidad lo que había ocurrido es que el celo religioso de un puñado de herejes fue puesto al servicio de la viejas clases terratenientes y mercantiles de Inglaterra, que, con la ayuda de la lujuria de Enrique VIII, se empeñaron en abolir el viejo orden católico. Si Belloc tuvo alguna vez enemigos en serio, estos eran los “Whigs”, los del Partido Liberal. Sobre el Marqués de Shaftesbury escribió que “probablemente esté en el infierno”. A Guillermo de Orange lo llamó “el pequeño perverso” y, claro está, ¡el hombre era exactamente eso! Aunque Belloc nunca citó el famoro diktat de Samuel Johnson “El diablo fue el primer Whig” el peso entero de sus escritos históricos conducen a esa conclusión. Y aunque Belloc odiaba a los Whigs tenía poco en común con los Tories. Católico populista y radical, un audaz republicano cuando promediaba su vida, pero luego obligado realista, habría salido a pelear en Escocia con el Príncipe Carlos Eduardo en el ’45.

No tengo espacio aquí para elaborar en detalle la cosa, pero lo cierto es que Belloc revolucionó los estudios históricos en Inglaterra. Baste con señalar y digo esto formalmente, mido mis palabras y no hay en la aseveración retórica alguna que un solo hombre, Hilaire Belloc, un solo revisionista, obligó a reexaminar por completo la Historia de Inglaterra. En efecto, a partir de Belloc, nadie puede salirse con la suya diciendo que la Reforma fue obra de almas generosas y bienintencionadas que sólo pretendían libertad y democracia, almas nobles que liberaron a Inglaterra de las tenebrosas supersticiones católicas y el oscurantismo medieval. Otros glosaron la obra de Belloc y se aprovecharon de su visión. E hicieron bien, pero la visión era de él tanto como la conspiración del silencio que se tejió en torno suyo y que acompañó toda su obra.

Si por los frutos los conoceremos, entonces los frutos de la Revuelta contra Roma han sido suficientemente documentados; más aún, conocer estos hechos tan sólidamente acreditados produce un íntimo dolor que nos ha convertido en rebeldes contra la Rebelión. Los hombres fueron rebajados en su dignidad. Los justificados eran unos pocos que sojuzgaban a la mayoría postrada calvinísticamente ante un Dios implacable y cruel que los condenaba al infierno por toda la eternidad. La majestad y belleza, incluso la languidez del antiguo orden de cosas cedió frente a nuevos modos y estilos severos y tétricos que ahogaban la natural respuesta del hombre ante la belleza de la Creación. Mas para Belloc eso era inaceptable y exhibió el fraude. Detrás de los fanáticos salmistas reposa el peso de aquello que llamó el Poder del Dinero, el nuevo Capitalismo y el Sistema Bancario que en su avaricia esclavizó a Europa. Belloc detalló minuciosamente el proceso en libro tras libro hacia el final de sus días se repetía a sí mismo. Si su prosa nunca aburrió, sus argumentos frecuentemente sí. El mundo moderno, construído sobre el dinero y la herejía tuvo y tiene como principal enemigo a la Iglesia Católica y al Orden que creó. Claramente, al Sr. Belloc, como se lo conocía cuando viejo, no le gustaba el mundo moderno gris, anónimo, desprovisto de belleza, una construcción innoble, un mundo indigno. Y sin embargo, como ya he notado, probablemente la Inglaterra de su tiempo fuera el único lugar del mundo en que él podría haber florecido como lo hizo. Ya viejo, cuando las bombas azotaban a Londres, Winston Churchill le ofreció en nombre del Rey un título de alta dignidad. Belloc cortésmente declinó el ofrecimiento.

Frederick D. Wilhelmsen. Hilaire Belloc: Defensor de la Fe

EL LIBERALISMO PROTESTANTE EN LA GÉNESIS DE LAS PLUTOCRACIAS ACTUALES.

viernes, 19 de marzo de 2010

Carlismo popular: Lihué-Calel, La Pampa. Mártires de la Tradición 2010


Declaración de monárquicos polacos contra Juan Carlos el usurpador e infanticida.


Lodz/Breslavia, marzo 2010, mes de San José. Hace unos días Faro informaba de algunas reacciones suscitadas ante la firma por parte del Jefe de Estado constitucional, Juan Carlos, de la nueva ley del aborto. Frente al intento de justificarlo por parte del portavoz de la Conferencia Episcopal Española, así como de ciertas organizaciones "pro vida" --bien por despistadas por las falacias episcopales, bien porque en realidad les importa más defender esta república coronada que las vidas de los no nacidos-- los juicios autorizados (por ejemplo, el de Human Life International/Vida Humana Internacional, desde su sede romana) constataban que el Usurpador había incurrido, una vez más, en excomunión.

En la misma línea de condena desde las filas verdaderamente monárquicas (y por lo mismo sin ninguna relación con Juan Carlos y los suyos), nos llega la traducción al español de la Declaración del Club Conservador de Lodz y la Organización de los Monárquicos de Polonia:

Don Juan Carlos de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, quien en la "coronada" democracia atea se llama y es llamado "Juan Carlos Primero", como el Jefe de Estado constitucional, firmó el 5 de marzo del presente año (con fecha del 3 de marzo) una nueva ley del aborto promovida por el gobierno socialista, que aún más que hasta ahora amplía las posibilidades de matar los niños no nacidos en el seno materno.

Con esta decisión D. Juan Carlos (quien aún no intentó resistir ante esa terrible ley, aunque la Constitución de España no le obliga unívocamente a firmar cada ley aprobada por el parlamento) particularmente "adornó" una serie de traiciones, las que ha cometido desde cuando --tras la muerte del General Francisco Franco-- por su voluntad fue proclamado por las Cortes el Rey de España. Recordemos brevemente las más significativas:

- Violación del juramento de fidelidad (hecho como el Príncipe de España designado para tomar el poder) a Las Leyes Orgánicas del estado católico y los Principios del Movimiento Nacional, por el permiso a la transición hasta la monarquía parlamentaria y firma de la Constitución atea en 1978;
- Firma de la ley del divorcio;
- Firma de la primera ley del aborto;
- Firma de la ley de los "matrimonios" entre aberrosexuales;
- Firma de las leyes de educación que han convertido a los colegios e institutos españoles en antros de perversión.

A pesar de todos los delitos contra la Fe, contra la moral, contra el derecho natural, contra los intereses de España y de los españoles, el Jefe de Estado actual todavía utiliza, entre otros títulos que pertenecen a los reyes de España, el título de Rey Católico. En realidad mancha el trono de España y suprime el patrimonio de los reyes verdaderamente católicos, como Recaredo, Pelayo, Alfonso VII, Fernando III El Santo, Alfonso X El Sabio, Isabel la Católica, Carlos I y Felipe II. Con su permiso repetido al mal menosprecia en público la advertencia de la autoridad más grande de la tradición cristiana monárquica, del Doctor de la Iglesia Santo Tomás de Aquino: Hoc igitur officium rex suscepisse cognoscat, ut sit in regno sicut in corpore anima et sicut Deus in mundo, y dum considerat ad hoc se positum ut loco Dei iudicium regno exerceat (De regno, 13.4).

Mientras que a él, quien no se dirige por el derecho divino y la justicia, no se le debe llamar "el rey", sino "el tirano". Ya que los reyes (reges) --como esribió San Isidoro de Sevilla-- "toman su nombre del buen comportamiento (recte agendo), entonces el título de los reyes pertenece a los que hacen bien y no a los pecadores" (Sententiae, III, XLVIII, 7); y el tirano --dice el Aquinate-- es como una bestia, quia homo absque ratione secundum animae suae libidinem praesidens nihil differt a bestia (De regno, 4.12).

Los tiranos anteriores, como el asesino de los Inocentes Herodes o Nerón, se distinguen de los modernos, como Juan Carlos Infanticida, por una cosa: la tiranía de aquellos, los que gobernaron verdaderamente, resultaba de su vanidad; la tiranía de "los reyes títeres" en la democracia resulta de su cobardía. El impulso a las indignidades que aceptan es el miedo, que la oligarquía partidista que gobierna en el nombre del "pueblo soberano" no les quite de los restos de su función simbólica y representativa, que hasta ahora benévolamente les deja.

Tampoco podemos no expresar nuestra extrañeza por la actitud de la Conferencia Episcopal Española, que --por boca de su portavoz, Juan Antonio Martínez Camino-- se apresuró con garantías, que D. Juan Carlos, al contrario de los políticos que votaron a favor de la ley del aborto, no está excomulgado, ya que los reyes no están sometidos a las mismas valoraciones morales. Hay que decir claramente, que la opinión, que expresó el obispo Martínez, no es cristiana, sino que es una visión enteramente pagana de un "rey-dios", quien está presuntamente por encima del bien y del mal. En realidad es totalmente al revés: los reyes no sólo están sometidos, como todos los mortales, a las mismas normas morales y los mismos códigos de derecho canónico, sino que llevan aún una responsabilidad más grande, por causa de su dignidad. "A quien se le encomienda más, más se le exige" (San Isidoro, Sententiae, III, L, 5); ya que la Sagrada Escritura dice: "A los fuertes espera un castigo fuerte" (Sabiduría 6, 6). Firmando la ley que permite matar a sus inocentes, potenciales súbditos, el Jefe de Estado constitucional indubitablemente ha incurrido en una excomunión latae sententiae, y su recepción de la comunión sería un sacrilegio y depravación horrible.

En el mismo orden de la legitimidad de origen dinástica, los derechos de D. Juan Carlos al trono no fueron demasiado fuertes; su entronización agradeció más a la voluntad del General Franco y su equivocación trágica, que el designado no se manifestaría como liberal. Ahora, tras la mencionada serie de traiciones contra las obligaciones del Rey Católico, especialmente en la última participación en el crimen legislativo del infanticidio, debe ser claro, que no tiene moral derecho en el orden de la legitimidad de ejercicio. El único socorro para España sería la concentración de todos los españoles honestos en torno al Príncipe, que no es sólo el depositario del legitimismo monárquico y el Abanderado de la Tradición, sino que continuamente demuestra por su vida, que es el verdadero Príncipe Católico, que seguro no promulgaría la ley infanticida: Don Sixto Enrique de Borbón y Borbón Busset, Duque de Aranjuez, Infante de España, el Regente de la Comunión Tradicionalista.

¡Abajo el Usurpador, Juan Carlos!¡Viva el Rey legítimo, Sixto Enrique!

El Presidente del Club Conservador de Lodz, Dr. hab. Jacek Bartyzel
El Presidente de la Organización de los Monárquicos de Polonia, Adrian Nikiel

Lodz - Breslavia, el 6 de marzo A.D. 2010

jueves, 18 de marzo de 2010

El Príncipe Sixto Enrique de Borbón asistirá al "Montejurra napolitano" de Civitella de Tronto 2010.

Roma, 3 de Octubre- 2004. Don Sixto Enrique de Borbón rodeado de tradicionalistas
napolitanos, tras la beatificación del Emperador Carlos de Habsburgo

La bandera del Reino de Nápoles y la de la Monarquía hispánica

Civitella del Tronto 2008

Civitella del Tronto, Reino de Nápoles, marzo 2010. Los días 20 y 21 de marzo, D.m., tendrá lugar el XL Incontro Tradizionalista di Civitella del Tronto. Copiamos del programa que nos envía, por el comité organizador, Francesco Maurizio de Giovine, caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita (traducción de FARO):

Vamos a subir por cuadragésimo año consecutivo el peñón de Civitella del Tronto, queriendo así reunirnos en una tierra para nosotros sagrada, porque está bañada de la sangre de los hombres, mujeres, niños y soldados que en el asedio de 1860-1861 defendieron a Dios, a la Patria invadida y al Rey legítimo.

Este año nos honrará con su presencia S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, Abanderado del Tradicionalismo, quien dará inicio con nosotros al período que recordará los ciento cincuenta años del fin de los reinos legítimos en la península italiana.

La cita de este año se dedica a una profunda reflexión sobre la actividad intelectual que hemos llevado a cabo en el curso de cuarenta encuentros. Nos fijaremos en los hombres que han sido protagonistas de los Encuentros Tradicionalistas de Civitella del Tronto y sobre las ideas que hemos desarrollado.

El 40º Encuentro Tradicionalista de Civitella del Tronto quiere reunir en el lugar que es para nosotros el símbolo por excelencia del Tradicionalismo católico a todas las personas de buena voluntad que, aparte de las particularidades asociativas, se identifican con los ideales que propugnamos.

Por tal motivo, con el más profundo espíritu de humildad, hacemos un llamamiento a cuantos comparten el amor por la Tradición, a fin de que estén presentes en nuestra cita.

Poniendo nuestro Encuentro bajo la protección de San Alfonso María de Ligorio, apóstol del catolicismo napolitano, tenemos el placer de invitar al XL Encuentro Tradicionalista de Civitella del Tronto, que tendrá lugar los días 20 y 21 de marzo, para desarrollar el tema

La Tradición a través de cuarenta Encuentros en Civitella del Tronto

En el curso del Encuentro serán recordados los Mártires de la Tradición y se celebrará el Día en memoria del Soldado Napolitano.

La rendición ante el "mundo moderno" exige el falseamiento de la historia.


Falsificación de la historia cristiana

El paso del Evangelio a la Ilustración, de la fe a la mera razón, se cumple en los incrédulos calumniando los tiempos anteriores de Cristiandad. En efecto, los que pretenden hacer sin Cristo un mundo nuevo, lógicamente necesitan desacreditar el mundo que venía realizándose con Cristo: «Ahora es cuando pasamos del oscurantismo al siglo de las luces»... Y también los católicos mundanizados, poco a poco, interiorizan ese mismo planteamiento universal. Esto ha exigido, por supuesto, una enorme y sistemática falsificación de la historia cristiana.

Pues bien, aquí nos interesa especialmente conocer la actitud de estos católicos mundanos, que se suman con fervor de neófitos a esa siniestra descalificación de la Cristiandad.

La condena del pasado (del pasado cristiano)

«Cualquier tiempo pasado fue peor». El cristiano mundanizado, que ve la paja en el ojo del cristianismo antiguo y no ve la viga del actual, deseoso de integrarse a fondo en el mundo moderno, está constreñido a la necesidad de repudiar el pasado, de cortar, en todo lo que venga exigido, con la tradición de la Iglesia. Y en el mejor de los casos, decide simplemente ignorar, o si se quiere, olvidar la miserable historia del pueblo cristiano, desentendiéndose de ella. Borrón y cuenta nueva. No tenemos por qué cargar con la vergonzosa historia de la Iglesia. Vivamos el cristianismo, pero sin lastres de tradición, partiendo de un Evangelio entendido a la luz del mundo moderno, no de los Padres antiguos, y menos aún del Magisterio apostólico.

Se da en esto una paradoja muy curiosa. Muchos que prestan apasionado interés a la historia sagrada de Israel, y ven continuamente en ella las intervenciones del «fuerte brazo de Yavé», consideran, por el contrario, con una visión secularizada la historia sagrada de la Iglesia, dirigida continuamente por el Cristo glorioso, Señor de la historia, a quien ha sido dado «todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18). Es decir, no quieren en modo alguno entender la historia de la Iglesia como historia de Cristo, porque ello les enfrentaría con el mundo. Y, por lo demás, suelen mostrarse convencidos de que, si queremos proceder seriamente, debemos prescindir de toda intervención histórica de la Providencia divina, y explicarlo todo en términos culturales, ideológicos o economicistas. En pocas palabras: «debe negarse toda acción de Dios sobre los hombres y sobre el mundo» (Pío IX, 1864, Syllabus 2).

La condena del pasado -la condena, se entiende, del pasado cristiano-: éste es el pasaporte que a los cristianos hoy se les exige para circular libremente por el mundo. Sin él quedan hundidos en la masa irrecuperable de los retrógrados, es decir, de los nostálgicos del pasado. Por tanto, para adquirirlo están dispuestos a pasar por todos los trámites que se les exijan. He aquí algunos:
-Ignorar o devaluar la obra de Cristo en la historia de los pueblos de Occidente. Ésta es una exigencia sistemática de los modernos incrédulos, que con fervor asumen los cristianos mundanizados -liberales, socialistas, liberacionistas, etc.-. Y así, por ejemplo, podemos ver cómo hacen éstos la historia de España o de Europa o de Hispanoamérica, bajo la secreta censura de aquella exigencia sistemática. Siendo la verdad que en esa historia todo lo mejor viene directamente de la Iglesia, prescinden de ésta, o le dedican un capítulo aparte, bastante hostil. Resulta patético, pues la verdad es que escribir así la historia de esos pueblos viene a ser como escribir la biografía de Beethoven olvidando decir que era músico, o diciéndolo en una nota a pie de página. Es un fraude, es una falsificación total. Eso explica, por ejemplo, que haya autores sinceramente católicos que al propugnar hoy la unidad de los países de Iberoamérica se remiten no a los tres siglos confesionales hispánicos, XVI, XVII y XVIII, en que estuvo efectivamente unida en un sólo espíritu católico, ¡sino a los sueños del general Bolívar, el que con otros partió el mapa de América en más de veinte trozos!...

-No es bastante, sin embargo, ignorar o devaluar el pasado histórico cristiano, es preciso pisotearlo, calumniarlo. He aquí un ejemplo. Un periodista católico, corresponsal en Roma de un gran diario nacional, dando la noticia de una venganza odiosa sucedida en Palermo, se despacha así sobre la Edad Media: «Un gesto de bárbaros. Algo indigno de una sociedad civilizada. Un acto medieval, propio de cierta cultura retrógrada, basada en conceptos absurdos... Una cosa medieval, salvaje, cruel» (17-11-1992). El milenio europeo cristiano -el de las catedrales y las Summas, el del ideal caballeresco, el que eliminó la esclavitud y suavizó las costumbres de romanos y bárbaros, el que produjo la unidad europea en una fe, una lengua y una cultura- es un tiempo oscuro y bárbaro, indigno y cruel, salvaje y basado en fundamentos absurdos...

JOSE MARIA IRABURU De Cristo o del mundo

viernes, 12 de marzo de 2010

Clásicos de la Editorial Montejurra y Speiro en La Librería Católica.







La Librería Católica ha puesto a la venta una buena serie de libros de las Editoriales Montejurra, Speiro y de Nueva Hispanidad. Desde El Matiner volvemos a recomendar su visita asidua.


Otros buenos libros en La Librería Católica:

NOSTALGIA DE VÁZQUEZ DE MELLA. Padre Osvaldo Lira


QUÉ ES EL CARLISMO. Miguel Ayuso

miércoles, 10 de marzo de 2010

10 de Marzo: Mártires de la Tradición; A LOS QUE MURIERON SIN CEDER.


“2. En verdad, de cualquier modo que se muera, sea en la cama, sea en la guerra, la muerte de los santos es siempre preciosa delante de Dios; mas la que ocurre en la guerra es tanto más preciosa cuanto mayor es la gloria que le acompaña. ¡Que seguridad hay en la vida que está acompañada de una conciencia pura! ¡Que seguridad, repito, hay en la vida que espera la muerte sin temor ninguno! La desea con ansia y la recibe con devoción ¡que santa y segura es esta milicia y cuán libre y exenta está del doble peligro en que se hallan ordinariamente las gentes de guerra que no tienen a Jesucristo por fin de sus combates! (…)

(…) Porque, si los que mueren en el Señor son bienaventurados, cuanto más lo serán los que mueren [combatiendo] por el Señor?”

San Bernardo de Claraval "Extracto de excelencia de la nueva milicia" c. 1 y 2 "

ANTE DIOS NUNCA SERAS UN HEROE ANÓNIMO.

(De la Ordenanza del Requeté)

sábado, 6 de marzo de 2010

Mensaje del Jefe Delegado de la COMUNIÓN TRADICIONALISTA.

Madrid, 21 de febrero de 2010

Estimado amigo:

Recientemente he sido nombrado Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista. Desearía, en semejante tesitura, ponerme a tu disposición para cuanto redunde en beneficio de nuestra causa que, como sabrás, se resume en el lema Dios, Patria, Fueros y Rey. Como esa causa resulta, para muchos, desconocida y, cuando se conoce, es frecuente tener de ella una visión distorsionada, quisiera aprovechar esta ocasión para hacerte unas breves consideraciones.

Pocas doctrinas políticas habrán sido tan denostadas como el carlismo, en los tiempos que corren. Muchos no ven en él más que una supervivencia atávica de recuerdos obsoletos, cuando no lo identifican con meras cuestiones de preferencias dinástica; otros, fieles a los manuales de la historia oficial, lo confunden con una caricatura del absolutismo derrocado por el liberalismo y la democracia. No faltan los que mezclan el carlismo con los orígenes del separatismo, ni quienes lo asimilan a doctrinas fascistas, más o menos pasadas por agua; y los hay -o ha habido- que se dicen carlistas por socialistas autogestionarios o porque confunden el carlismo con cierto clericalismo, de larvadas inclinaciones demócrata-cristianas.

Denostado por tantos y de manera tan contradictoria, ¿no se te ha ocurrido pensar que, precisamente por ello, el carlismo tiene virtudes insoportables para nuestra decadente sociedad? Amañado por tantos otros, y en direcciones tan dispares ¿no te sugiere eso que la doctrina carlista oculta tesoros de sabiduría, de prestigio y arraigo social que merecen ser instrumentalizadas? Y es que el pensamiento carlista no coincide con ninguna de esas doctrinas que vulgarmente se le achacan, aunque de todas tenga un poco.

El carlismo no es fruto de una invención transeúnte de una escuela filosófica, que la haya elaborado para resolver los problemas sociales o políticos de un momento dado. Al contrario, es el resultado de toda la sabiduría política, recogida y depurada por el cristianismo a lo largo de muchos siglos. Sabiduría ya presente en filósofos paganos, como Aristóteles, decantada y perfeccionada por los padres de la Iglesia , como San Agustín, por filósofos, como Santo Tomás y los grandes pensadores de la escolástica española. Decaída y medio olvidada, tras las necedades prerrevolucionarias del s. XVIII y las subsiguientes perversidades revolucionarias, fue lentamente reconstruida y acomodada a las nuevas circunstancias por los pensadores tradicionalistas españoles, en perfecta consonancia con las encíclicas pontificias del s. XIX y principios del s. XX. En otras palabras, el pensamiento carlista no es sino la que se llamaba “doctrina social de la Iglesia ”, hasta los tiempos en que casi ha logrado destruirla el modernismo eclesiástico. Doctrina social universal e imperecedera, de la que el carlismo constituye su aplicación a las costumbres y tradiciones de nuestra patria, y que sólo la dinastía carlista ha mantenido incólume hasta hoy, sin tolerar en sus miembros que la legitimidad de origen prevalezca sobre la de ejercicio.

Esta egregia doctrina -dije antes- algo tiene de cuanto le achacan. ¿Absolutista? Algo, pero bien escaso, porque no admite ni la intromisión del poder real en las prerrogativas eclesiásticas, ni forma alguna de despotismo; pero sí reconoce al REY un ámbito de poder exclusivo, limitado, sin embargo, por el poder de las sociedades inferiores y sometido a los dictados de la ley natural y de la Iglesia. ¿Separatista? No en cuanto proponga secesión alguna, pero sí en cuanto reconoce, frente al uniformismo racionalista, las peculiaridades de los reinos, regiones y municipios, cuyos FUEROS debe jurar el rey legítimo. ¿Socialista? No, desde luego porque defienda forma alguna de totalitarismo, pero sí es lo que Mella llamaba “sociedalista”: más sociedad y menos estado. ¿Fascista? Misma respuesta en lo que al estatismo se refiere, pero además coincide con él en su declarado amor a nuestra PATRIA, sin necesidad de divinizarla o hipostatizarla, como hace algún falangismo. Más aún, el carlismo comulga con los anteriores en el odio al capitalismo, nacido de la destrucción de los estamentos del antiguo régimen y fuente de innumerables males e injusticias, contra el cual propone no una revolución, sino una restauración ¿Demócrata cristiano? Católico, sin duda; demócrata también, pero no a la manera en que estamos acostumbrados, con elecciones de partidos obsequiosos en los programas y tiránicos en el poder, sino a la manera de las cortes, cuyos miembros son elegidos por estamentos, entre personas conocidas que, a modo de compromisarios, defienden los intereses de municipios, gremios, regiones y reinos, y no los del partido.

Algo de cada cosa tiene, pero no es un amasijo ecléctico de todo ello. Al contrario, son esas doctrinas, erradas por parciales y desmesuradas, las que, desgajadas del tronco lleno de savia y vitalidad del pensamiento social clásico, se han convertido en nocivas ramas muertas, sólo de lejos parecidas a las del árbol. El todo de esta doctrina es infinitamente superior a la suma de sus partes, pues cada pieza se unifica con las otras y se vivifica porque todas han de tender al bien común de la sociedad y, en última instancia, al bien común del hombre que sólo en DIOS reside.

De suyo esta doctrina es imperecedera, porque hunde sus raíces en la naturaleza social del hombre y ha sido refrendada por el magisterio eclesiástico, que no puede cambiar ni corromperse. Pero sí puede desdibujarse en la conciencia humana y desaparecer por completo en una sociedad. El carlismo, derrotado en tres guerras mantuvo, sin embargo, una admirable vitalidad. Paradójicamente, tras su victoria en la Cruzada del 36, su situación ha terminado por serle mucho más desfavorable, en parte por el maltrato que sufrió durante el régimen franquista, pero, sobre todo, por la defección de los eclesiásticos progresistas que, desde la década de los sesenta, han desautorizado sistemáticamente la concepción del estado confesional, han propugnado la libertad de cultos y han tergiversado la doctrina de la realeza social de Nuestro Señor Jesucristo. Ante este desconcertante hecho, que atenta contra el principio fundamental en que confluye todo el pensamiento social de la Iglesia y del tradicionalismo, cada carlista tiró hacia donde se le ocurrió y surgieron así esos absurdos “carlismos” socialistas, separatistas o demócrata-cristianos de que antes hablé.

Hoy, sólo la Comunión Tradicionalista , con su Abanderado, D. Sixto Enrique de Borbón, al frente, mantiene en su integridad la doctrina carlista; sólo desde sus filas se estudia y se propaga, sin rehuir la acción política. De unos años a esta parte, su reduplicada actividad se ha plasmado en innumerables actuaciones de las que hallarás un elenco en la hoja adjunta. También podrás informarte de nuestras próximas convocatorias, empezando por la misa que se celebrará el próximo 10 de marzo, en la festividad de los Mártires de la Tradición.

Te ofrezco estas simples consideraciones para invitarte a que te unas a nosotros. La Comunión Tradicionalista necesita apoyo, trabajo y todo tipo de ayudas. Y la necesita tanto como a ella la necesitas tú, católico que asqueado tiras al suelo el periódico y estragado apagas el televisor cuando dan las noticias. Porque somos naturalmente sociables y no podemos mantenernos en la verdadera doctrina ni a solas, ni con el solo apoyo del entorno familiar.
Atentamente:

José Miguel Gambra

jueves, 4 de marzo de 2010

El usurpador Juan Carlos, vuelve a firmar la ley del aborto: Vida Humana Internacional pide su EXCOMUNIÓN PÚBLICA.


Front Royal, Virginia, 2 marzo 2010. Acerca de la próxima firma por el Usurpador del trono español de la nueva ley del aborto (con el respaldo del portavoz de la Conferencia Episcopal Española, como FARO resaltaba en despacho anterior), la organización católica Vida Humana Internacional (la más grande organización pro vida del mundo, con filiales en más de cien países de los seis continentes) ha hecho público el siguiente comunicado:

"¡El mundo está mirando!""El mundo está a la espera a ver si el Jefe de Estado de España, Juan Carlos de Borbón, abdicará de su liderazgo moral ante la nación y firmará la condena de muerte de millones más de bebés españoles que serán destruidos por medio del aborto", dijo el Reverendo Padre Thomas J. Euteneuer, Presidente de Human Life International. "Ya ha sido cómplice de la muerte de millones de bebés por nacer, cuando firmó la primera ley abortista de ese país en 1985, y de otra legislación inmoral cuando autorizó con su firma el 'matrimonio' entre personas del mismo sexo en el 2005".

Muchos creen que Juan Carlos de España firmará una legislación cuyo efecto será el aumentar la disponibilidad del aborto en el país ibérico, una medida que ya ha sido aprobada en el Parlamento Español. Muchas otras personas, incluyendo los obispos católicos de España, citando los artículos 62 y 91 de la Constitución española, han dicho que Juan Carlos tiene muy poca libertad de acción y simplemente tiene que sancionar y publicar cualquier legislación que se le presente, ya que su posición es básicamente simbólica. Esta posición es errónea, porque el Jefe de Estado al tomar posesión de su cargo, no pierde los derechos y deberes que son inherentes a la persona humana. Uno de esos derechos es actuar siempre de conformidad con su conciencia. Juan Carlos de Borbón se ha declarado católico en muchas ocasiones, por lo tanto tiene el derecho y el deber de actuar de conformidad a su conciencia católica.

"Todos los reyes católicos de España, especialmente Fernando e Isabel, se horrorizarían ante la posibilidad de firmar una legislación tan asesina y se levantarían a juzgar con severidad a un rey que abdicara de su responsabilidad moral ante su pueblo por medio de ese tipo de acto", dijo el Padre Euteneuer. También es un hecho fundamental que el pueblo español están en contra de la liberalización del aborto. Una encuesta realizada por el Instituto Noxa, en octubre del 2009, arrojó que hay más ciudadanos españoles que se oponen a la expansión del aborto que los que la apoyan.

También existe un precedente en cuanto a la objeción de conciencia contra legislaciones inmorales en la realeza europea. El año pasado, el Gran Duque Enrique de Luxemburgo sufrió el retiro de sus poderes al negarse a firmar un proyecto de ley que pretendía legalizar la eutanasia en Luxemburgo. De forma similar el Rey Balduino de Bélgica renunció a su cargo durante dos días, en 1990, al mismo tiempo que el Parlamento Belga legalizaba el aborto; se negó en conciencia a firmar ese malévolo proyecto de ley.

Human Life International le pide a la Conferencia Episcopal Española que emita una declaración que Juan Carlos de Borbón, Jefe de Estado de España, ha incurrido en una excomunión si llegase a firmar este proyecto de ley autorizando la muerte de aún más seres inocentes españoles.