martes, 31 de octubre de 2017

"Una resistencia olvidada": Presentación en Córdoba y Sevilla

Presentación en Córdoba: Jueves 9 de noviembre a las 20:30 horas en el  Real Círculo de la Amistad (C/ Alfonso XIII nº14)

Presentación en Sevilla: Viernes 10 de noviembre a las 20 Horas en la Sala Cultural la Revuelta (C/ Siete Revueltas nº33)

Última presentación en Alicante

Presentación de "Una resistencia olvidada" en la Villa Universitaria de la Universitat d'Alacant (San Vicente del Raspeig). El autor fue presentado por el abogado Gonzalo Mendiguren, alicantino de orígenes vascos. Ante un foro de estudiantes y profesores universitarios la intervención fue completada por las experiencias de un vecino de Alicante, servidor del orden público en San Sebastián desde 1976 a 1993, y de una insigne familia de carlistas vizcaínos trasterrados en Alicante.

El servidor del orden público, buen amigo de los carlistas de Biar, manifestó como pese a haber asistido a más de doscientos entierros de compañeros, militares y civiles (incluso vivió la demoniaca campaña etarra de "ataudes blancos" contra los hijos de los agentes del orden), habiendo presenciado muchos de esos crímenes y haber sufrido varios intentos de asesinato los nacionalistas jamás pudieron hacerle que odiara. Pidió el destino voluntario siendo uno de los primeros de su promoción, sus hijos nacieron en Guipúzcoa, aprendió vascuence y siempre que tiene ocasión no deja de volver a visitar el que fue su hogar. Conoció buena parte de los casos citados en el libro y certificó por su experiencia como una significativa parte del pueblo vasco, la más aferrada a sus tradiciones y al modo de ser multisecular, se encontraba totalmente al margen de la ideología nacionalista, sea en su vertiente burguesa o de extrema izquierda.

La familia carlista señaló, al hilo de una pregunta de uno de los asistentes sobre la novela "Patria" de Fernando Aramburu, como lo expresado en la misma es sólo una pequeña aproximación al infierno social que el nacionalismo, con la complicidad de las fuerzas de izquierda y liberales, implantó a partir de los años setenta del pasado siglo, siendo los carlistas las primeras víctimas de esa estrategia. En clave actual tuvieron palabras de firme reproche a los gobiernos de Rajoy por su política sobre el terrorismo, calcada de Zapatero, y su oposición, pese a los informes a favor del Centro de Estudios Constitucionales y del Consejo de Estado a que los trasterrados vascos puedan votar en la tierra que se vieron forzados a abandonar. Paradójicamente los nietos de emigrados vascos en Hispanoamérica que llevan dos generaciones naciendo fuera del solar de sus abuelos sí pueden hacerlo, fundamentalmente debido al control absolutamente clientelista que el PNV hace de las asociaciones de descendientes vascos fuera de España.

Los asistentes dieron una calurosa ovación a ambos intervinientes.

Una jornada cargada de emociones que acabó con tono festivo invitados por los carlistas sanvicenteros a la barraca de la Comparsa Navarros de las fiestas de Moros y Cristianos de la villa.

Una resistencia olvidada. Tradicionalistas mártires del terrorismo


domingo, 29 de octubre de 2017

Juan Manuel de Prada: Autonomismo y federalismo

En una conferencia pronunciada en 1919, Vázquez de Mella profetizaba con pasmoso acierto lo que en España ocurriría si el centralismo jacobino era sustituido por un sistema autonómico dentro de un régimen de partidos políticos: «Si pudiera darse un descuajamiento del Estado actual en varias autonomías, el problema centralista volvería a darse en cada una de ellas. La Autonomía separada con relación a lo que existía, ¿afirmaría y establecería una jerarquía social, el municipio autárquico, las comarcas libres? Podéis estar seguros de que, por ejemplo, una Cataluña formando Estado aparte no se habría descentralizado más que con relación al Estado de que se había separado: dentro del nuevo surgiría una concentración de poder nueva que aplastaría dentro de sí el principio autonomista. (…) Se trataría sólo de una siembra de centralismos en todo análogos a aquel de que se partió».
¡Con razón a un hombre tan clarividente como Vázquez de Mella lo retiran de las plazas! Pues quienes nos conducen al barranco necesitan, ante todo, que las masas cretinizadas no abran los ojos. Y, aunque en España –como nos advirtiese Azaña—el mejor modo de guardar un secreto sea escribir un libro, mantener a Vázquez de Mella en las plazas podría llevar a algún loco a leer sus obras y tropezarse con páginas como la que acabamos de citar. En aquel discurso, Vázquez de Mella advirtió que el autonomismo, lejos de crear una contención al odioso absolutismo centralista, no haría sino multiplicarlo, hasta convertir España en un mosaico de pequeños centralismos a la greña que lograría tiranizar todavía más a los españoles. Si, además, ese régimen autonómico se sostiene sobre el soborno constante –como ha sido la praxis habitual en España—puede afirmarse que el autonomismo es, además, la mejor gasolina para el incendio separatista. Todo lo que nos sucede ahora nos lo habríamos ahorrado con tan sólo leer a Vázquez de Mella.
Y ahora, para remediar el desaguisado, algunos nos quieren vender la burra del federalismo, con la reformita constitucional. No seré yo quien defienda la inamovilidad de la Constitución del 78, que considero causa de muchos de nuestros males; y, desde luego, a priori un Estado federal parece preferible a otro centralizado, pues se parece más a la estructura tradicional de la monarquía hispánica. Pero, ¡cuidado!, aquel federalismo tradicional nada tiene que ver con el federalismo que ahora nos pretenden colar. Pues el federalismo tradicional, a partir de realidades concretas diferentes, favorecía la creación natural de un tejido de “jerarquía social” (familias, corporaciones, municipios…) que, en volandas de una fe común, tenía una vocación ascendente hacia la unidad. En cambio, el federalismo que ahora nos tratan de colar es exactamente su antípoda: destruye la concreta “jerarquía social” (y todas sus instituciones nacidas desde abajo) y la sustituye por abstractas “identidades nacionales” orquestadas a través de partidos políticos, que acrecientan su poder e influencia destruyendo todas aquellas instituciones que favorecen la jerarquía social vertebradora y construyendo en su lugar entes artificiosos (da lo mismo que se disfracen de autonomismo o federalismo), con el único objetivo de crear centros de poder que les permitan tiranizar a los pueblos. Aunque para ello tengan que suministrar gasolina al incendio separatista.
Este federalismo que nos venden como panacea sólo producirá una nueva siembra de centralismos disgregadores. Y será el descabello de una España ya terriblemente estoqueada por el infierno autonómico.
ABC, 16 de octubre de 2017

¿Cuál es el futuro de España? Entrevista al Director de FARO en L’Homme Nouveau

Vistos desde Francia, los acontecimientos que afectan a Cataluña y, por extensión, a  España y a su unidad, no siempre resultan fácilmente comprensibles. Tiznados de jacobinismo y a menudo de una falsa concepción de una subsidiariedad ajena al bien común, nos cuesta entender la realidad profunda de los acontecimientos actuales. Director de la agencia FARO y del servicio de prensa de la Comunión Tradicionalista, es decir, del carlismo, Luis Infante ha tenido a bien contestar a nuestras preguntas.
Philippe Maxence 
L’Homme Nouveau
1°) Con el referéndum de Cataluña ¿corre España el riego de verse fragmentada?
Incluso para quienes puedan dar algún valor a esa clase de consultas, el llamado referéndum del 1 de octubre de 2017 fue simplemente una farsa. Aparte de su radical ilegalidad y de su absoluta ilegitimidad, no hubo ninguna clase de garantías, ni en el censo, ni en el recuento, ni en el procedimiento entero. La participación fue mínima, a pesar de lo cual el sedicioso Gobierno autonómico de Cataluña proclamó resultados en los que los votos emitidos en algunas localidades superaban en número a los habitantes de éstas.
El riesgo de fragmentación de España existe. Existía antes de ese supuesto referéndum y sigue existiendo después. El separatismo lleva décadas preparando el terreno, con la connivencia de los sucesivos gobiernos de Madrid, y la inacción actual del Gobierno del Partido Popular no hace sino transmitir a los separatistas la sensación de que pueden actuar con impunidad.
2°) ¿Cuál es exactamente la lógica a que obedece el gobierno de Cataluña?
A la lógica instalada desde la Constitución de 1978, por lo menos. Ésta, al incluir el término “nacionalidades” aplicado a algunas de las comunidades autónomas que creaba, abría el camino al separatismo. Separatismo que además se vio favorecido por las leyes electorales desarrolladas en el mismo período y vigentes hasta hoy. Con arreglo a los nuevos Estatutos de Autonomía, los gobiernos regionales en manos de nacionalistas se encontraron con todos los recursos y resortes (enseñanza, medios de información, orden público, presupuestos, control de las subvenciones y de las multas, etc.) para crear una nueva realidad, ya desde la escuela: una historia absolutamente inventada y falsificada en que Cataluña (que en realidad nunca constituyó reino independiente y sólo apareció como entidad política, dentro de la Corona de Aragón, en el siglo XVI) se convertía en nación oprimida; una lengua inventada e impuesta, el catalán pompeufabrista (Por Pompeyo o Pompeu Fabra, el ingeniero nacionalista que la ideó), que busca suplantar tanto a las viejas formas del catalán como al castellano, lengua común de los españoles y la más hablada en Cataluña entre los siglos XVIII y XXI.
La extrema corrupción de la administración autonómica catalana, en la cual hay más políticos y altos cargos encausados judicialmente que en cualquier otra comunidad autónoma de España, así como el despilfarro (habitual en la democracia española, ha sido llevado a su máxima expresión en Cataluña) parece haber impulsado a los políticos nacionalistas a la huida hacia adelante. Si durante décadas se ha ido fomentando el separatismo, pero se había preferido jugar al chantaje contra el resto de España y contra la propia sociedad catalana, desde hace un par de años los nacionalistas del posfranquismo han optado por ir a la separación, aliándose a la extrema izquierda con ese fin.
3°) En este movimiento a favor de la independencia ¿se detecta la presión de instancias internacionales favorables al desmantelamiento de las viejas naciones? 
Sin duda. El Abanderado del Carlismo, S.A.R. Sixto Enrique de Borbón, ya lo advertía en su manifiesto de 2001: “La nueva «organización política» ―que en puridad se acerca más a la ausencia de orden político, esto es, al desgobierno― combina letalmente capitalismo liberal, estatismo socialista e indiferentismo moral en un proceso que resume el signo de lo que se ha dado en llamar «globalización» y que viene acompañado de la disolución de las patrias, en particular de la española, atenazada por los dos brazos del pseudo-regionalismo y el europeísmo, en una dialéctica falsa, pues lo propio de la hispanidad fue siempre el «fuero», expresión de autonomía e instrumento de integración al tiempo, encarnación de la libertad cristiana, a través del vehículo de la denominada por ello con toda justicia monarquía federativa y misionera”.
Últimamente se han conocido las cifras considerables con que George Soros ha estado contribuyendo al entramado del separatismo catalán. Es conocida la militancia sionista del nacionalismo burgués (singularmente la antigua Convergencia Democrática de Cataluña, ahora Partido Demócrata Europeo Catalán, PDeCAT; así como la llamada Izquierda Republicana de Cataluña, ERC) y sus estrechas relaciones con la comunidad judía. Que naturalmente no son incompatibles con su fomento de la inmigración mahometana y de las corrientes más radicales del sunismo.
También encuentra apoyos el separatismo catalán entre sectores del establishment estadounidense (tanto neoconservadores y libertarios como demócratas) y del británico. Especialmente, en este último caso, entre los cercanos al lobby británico del Gibraltar ocupado.
Y, por supuesto, la influencia masónica en el proceso separatista es cada vez más visible.
4°) ¿Las tradiciones políticas españolas no eran suficientes para garantizar cierta autonomía en el marco de una España unida?
Son más que suficientes. La tradición política española supone el máximo respeto a las singularidades y ordenamientos jurídicos propios de los diferentes reinos, principados, señoríos y regiones que componen la Patria. Citando de nuevo al Príncipe Sixto Enrique de Borbón, en esta caso de su reciente declaración de 29 de septiembre de 2017: “Mi tío abuelo Carlos VII restituyó en 1872 la plenitud de los fueros de la Corona de Aragón, y entre ellos los del Principado de Cataluña. La conspiración liberal, apoyada por las logias y por las potencias extranjeras, impidió la victoria del Rey legítimo de España, que habría evitado los desastres posteriores”.
5°) ¿Ha de verse en este movimiento la quiebra de la monarquía liberal?
Sí. En realidad, el régimen de la Constitución de 1978 no es propiamente una monarquía, ni siquiera liberal, sino una república parlamentaria coronada. La indiferencia de sus titulares (tanto Juan Carlos como su hijo Felipe Juan) hacia los intereses de España es notoria. Su vínculo con el rito escocés antiguo y aceptado lo es cada vez más.
6°) ¿Qué haría falta para resolver este problema?
El problema no tiene verdadera solución dentro del marco legal vigente. Quienes contra el separatismo invocan la Constitución de 1978 ignoran que ésta es la principal causa del recrudecimiento de ese mismo separatismo, y que puede reformarse hasta ampararlo. La única solución completa sería la restauración de la Monarquía católica, federativa, social y representativa, y de la Dinastía legítima.
Ahora bien: en la actual coyuntura deben arbitrarse los medios necesarios para conservar la unidad de lo que queda de España, de las Españas, en espera de la restauración futura. Como titula su declaración Don Sixto Enrique de Borbón: “la unidad de España debe mantenerse a toda costa”.
7º) ¿La vía de solución estaría en el slogan “Espana Una, Grande, Libre” o sería necesario que revivieran las Españas respetuosas de sus “fueros”? 
Los fueros son la única vía. El lema “Una, Grande y Libre” procede de la Falange, un partido centralista y jacobino cuya idea de España procede de la revolución liberal, importada de la Revolución francesa. Tan centralistas y jacobinos son los nacionalismos regionales (el catalán o el vascongado, por ejemplo) como el nacionalismo español (en realidad, falsamente español, como falsamente catalán y falsamente vasco son los nacionalismos de aquellas regiones). La España grande, las Españas, son la unión foral, federativa, de muchas regiones distintas, bajo el mismo Dios y el mismo Rey. Cuando volvamos a eso, el problema separatista desaparecerá.
Por Philippe Maxence para L’Homme Nouveau
18 octubre de 2017

La unitat d’Espanya s’ha de mantenir a qualsevol preu

Als carlins i a tots els espanyols de bona voluntat:

La unitat d’Espanya s’ha de mantenir a qualsevol preu

Declaració de S.A.R. Don Sixt Enric de Borbó

A dos dies del referèndum separatista convocat a Catalunya per un Govern autonòmic sediciós i il·legítim, encara no sabem si el Govern de facto d’Espanya complirà el seu deure i n’impedirà la celebració.
Són hores greus. La propaganda proseparatista deslligada a l’estranger no ha estat contrarestada pels mitjans de què l’Estat disposa. El Govern de Mariano Rajoy sembla continuar la política suïcida de desconeixement de l’autèntica tradició catalana i de concessions al nacionalisme, que des de fa ja moltes dècades ha estat preparant l’explosiva situació que ara s’ha desencadenat. Catalunya és part fonamental i inseparable de la Corona d’Aragó, que integra la Monarquia espanyola. És una regió espanyolíssima. Qualsevol argumentació contrària ignora la realitat i contradiu la història.
Dol veure com la regió que des del segle XVIII es va destacar com la més contrarevolucionària i antijacobina d’Espanya es troba avui en gran mesura controlada pels revolucionaris més extremistes i pels jacobins més radicals. Perquè tan jacobí o més que el centralisme liberal o autoritari és el nacionalisme català, i per això mateix, anticatalà.
El meu oncle avi Carles VII va restituir l’any 1872 la plenitud dels furs de la Corona d’Aragó, i entre ells els del Principat de Catalunya. La conspiració liberal, recolzada per les lògies i per les potències estrangeres, va impedir la victòria del Rei legítim d’Espanya, que hauria evitat els desastres posteriors.
Avui cal afanyar-se a defensar la unitat de les Espanyes, per sobre de qualsevol altra reivindicació, com sempre van fer els carlins quan era en perill la Pàtria. Demano als carlins i a tots els espanyols de bona voluntat que, si és necessari, col·laborin amb les forces de seguretat i les Forces Armades per aturar l’intent separatista i conservar la unitat i la independència de la Pàtria, sigui quina sigui l’actitud que finalment prengui l’actual Govern. Tinguem present el deure que molts de nosaltres vam jurar —jo també, com a cavaller legionari— davant la bandera roja i gualda.
En l’exili, a vint-i-nou de setembre de 2017.

A los carlistas y a todos los españoles de buena voluntad:

La unidad de España debe mantenerse a toda costa

Declaración de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón

A dos días del referéndum separatista convocado en Cataluña por un Gobierno autonómico sedicioso e ilegítimo, aún no sabemos si el Gobierno de facto de España va a cumplir su deber e impedir su celebración.
Son horas graves. La propaganda proseparatista desatada en el extranjero no ha sido contrarrestada por los medios de los que el Estado dispone. El Gobierno de Mariano Rajoy parece continuar la política suicida de desconocimiento de la auténtica tradición catalana y de concesiones al nacionalismo, que desde hace ya muchas décadas viene preparando la explosiva situación que ahora se ha desencadenado. Cataluña es parte fundamental e inseparable de la Corona de Aragón, que integra la Monarquía española. Es una región españolísima. Cualquier argumentación en contrario ignora la realidad y contradice la historia.
Duele ver cómo la región que desde el siglo XVIII se destacó como la más contrarrevolucionaria y antijacobina de España está hoy en gran medida controlada por los revolucionarios más extremistas y por los jacobinos más radicales. Pues tan jacobino o más que el centralismo liberal o autoritario es el nacionalismo catalán, por eso mismo anticatalán.
Mi tío abuelo Carlos VII restituyó en 1872 la plenitud de los fueros de la Corona de Aragón, y entre ellos los del Principado de Cataluña. La conspiración liberal, apoyada por las logias y por las potencias extranjeras, impidió la victoria del Rey legítimo de España, que habría evitado los desastres posteriores.
Hoy es necesario aprestarse a defender la unidad de las Españas, por encima de cualquier otra reivindicación, como siempre hicieron los carlistas cuando estaba en peligro la Patria. Pido a los carlistas y a todos los españoles de buena voluntad que, de ser necesario, colaboren con las fuerzas de seguridad y las Fuerzas Armadas para detener la intentona separatista y conservar la unidad e independencia de la Patria, cualquiera que sea la actitud finalmente tomada por el actual Gobierno. Tengamos presente el deber que muchos de nosotros juramos —yo también, como caballero legionario— ante la bandera roja y gualda.
En el exilio, a veintinueve de septiembre de 2017.