"El liberalismo católico lo espera todo de la reforma de las costumbres, y nada de la reforma de las leyes e instituciones. Al Estado, aunque se le conceda, de buena gana, una más o menos amplia intervención para frenar ciertas injusticias, se le niega el poder para oponerse decididamente a los vicios liberales del capitalismo (la supremacía del interés privado, de la libertad individual y de la concurrencia libre), que siempre sería en pro del bien común, del cual el liberalismo es enemigo inconciliable.
Creen que los deberes de la conciencia se imponen, son necesarios; por eso se llaman católicos. Pero también creen que se impone y es necesaria la libre concurrencia; por eso se llaman liberales. El católico-liberal no puede comprender que los "frenos de la religión y la moral" no bastan. El competidor honrado, pero débil, ha de verse oprimido por el competidor fuerte y sin conciencia, mientras la postura sin "frenos" de este último sea legal.
No se trata de pretender que el sentido del bien común sea la garantía absoluta para solucionar la vida económica, individual y colectiva. Pero un sistema que lo niega, o lo subordina al interés privado, acaba por matar la vida moral y religiosa de la sociedad. No se olvide que el materialismo económico, liberal o marxista, separa por esencia el orden moral del orden económico.
Dirán los católicos-liberales que no lo separan, pues lo creen necesario. Sin embargo, lo separan, en todo o en parte, jurídicamente, puesto que admiten, en todo o en parte, el materialismo económico. Sí, el materialismo económico se supone admitido mientras se rechaza el orden social de los cuerpos intermedios y la justa y debida intervención supletiva del Estado.
No han faltado quienes han querido hacer una absurda distinción entre obligación o deber de conciencia por una parte, y deber moral por otra, cuando son conceptos completamente sinónimos: todo cuando obliga a nuestra conciencia es un deber moral, y todo deber moral impone a nuestra conciencia una obligación a cumplir."
(Daniel Boira. Liberalismo y socialismo ante la doctrina católica.)
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