(de cuando Carlos Hugo jugaba a ser "el Principe de la Cruzada")
No nos avergonzamos de nuestra historia. De hecho el Carlismo es la única fuerza política que ha mantenido coherentemente su orgullo de haber participado en la guerra civil de 1936, para nosotros y nuestros combatientes una Cruzada, tal y como la definió la Iglesia Católica. Cuando el franquismo celebraba los "años de paz" y dejaba de recordar el alzamiento del 18 de julio, limitándolo a la paga extraordinaria del 18 de julio, el Carlismo continuó, como continua hoy en día conmemorando y defendiendo la legitimidad de tan magna epopeya. El felón ex-príncipe Carlos Hugo encabezó en los años 60 esa reivindicación de la Cruzada, con frases tan contundentes como la que manifestó a la revista carlista MONTEJURRA en abril de 1967: "la libertad religiosa es una traición a la Unidad de España y a los muertos de la Cruzada". Y es que si la guerra fue una Cruzada fue, fundamentalmente, gracias a los Requetés. Los herederos de los levantamientos por la legitimidad forzados por los acontecimientos políticos dejaron la legitimidad en un segundo plano "para salvar la Religión y la Patria", como dijo la orden de SMC Alfonso Carlos I, difundida por S.A.R. Don Javier, entonces Regente de la Comunión Tradicionalista. Pero no se transigió ni con la confesionalidad católica ni con el trapo tricolor que querian enarbolar la mayoría de los militares.
El Carlismo fue de hecho el único movimiento político que realmente queria acabar con la nefasta II República. La actitud prudente en que con un principio se acogió el advenimiento de la misma (pese al fraude realmente antidemocrático que supuso, al ni siquiera tener los republicanos mayoría, y solo explicable por la cobardía de la antimonarquía usurpadora liberal) pronto se transformó en radical beligerancia. El 14 de junio, un enorme mitin carlista que abarrotaba la Plaza de Toros de Pamplona, bajo la presidencia del Marqués de Villores, jefe delegado de Don Jaime, el Carlismo "declaraba la guerra a la República" en respuesta a los primeros e intolerables ataques antirreligiosos de la misma. La Guardia Civil irrumpió en el acto y tras horas de incidentes detuvo a los oradores de dicho acto. Mientras las derechas cobardes se hacian republicanas e intentaban participar del sistema el Carlismo empezó a prepararse para la guerra. Los incidentes callejeros, los asaltos a locales rojos y separatistas y la defensa de los círculos carlistas de los mismos rojos, separatistas y policías y guardias civiles eran la tónica diaria. El 10 de agosto de 1932 un militar navarro de gloriosa estirpe carlista. el General Sanjurjo, organiza la primera intentona contra la II República.
El Carlismo fue de hecho el único movimiento político que realmente queria acabar con la nefasta II República. La actitud prudente en que con un principio se acogió el advenimiento de la misma (pese al fraude realmente antidemocrático que supuso, al ni siquiera tener los republicanos mayoría, y solo explicable por la cobardía de la antimonarquía usurpadora liberal) pronto se transformó en radical beligerancia. El 14 de junio, un enorme mitin carlista que abarrotaba la Plaza de Toros de Pamplona, bajo la presidencia del Marqués de Villores, jefe delegado de Don Jaime, el Carlismo "declaraba la guerra a la República" en respuesta a los primeros e intolerables ataques antirreligiosos de la misma. La Guardia Civil irrumpió en el acto y tras horas de incidentes detuvo a los oradores de dicho acto. Mientras las derechas cobardes se hacian republicanas e intentaban participar del sistema el Carlismo empezó a prepararse para la guerra. Los incidentes callejeros, los asaltos a locales rojos y separatistas y la defensa de los círculos carlistas de los mismos rojos, separatistas y policías y guardias civiles eran la tónica diaria. El 10 de agosto de 1932 un militar navarro de gloriosa estirpe carlista. el General Sanjurjo, organiza la primera intentona contra la II República.
Ante los atropellos, la anarquía, la política anticatólica, la nueva constitución sectaria, la expulsión de la Compañía de Jesús, la laicización de la enseñanza etc., se dio permiso a los carlistas para sumarse individualmente al levantamiento. Así algunos murieron gloriosamente en los combates de la Plaza de la Cibeles en Madrid, como los estudiantes carlistas de la AET José María Triana y Justo San Miguel. Durante las semanas previas aumentó considerablemente la introducción de armas por la frontera francesa, supervisada por los propios reyes Don Alfonso Carlos y Doña María de las Nieves; armas que finalmente servirían para el triunfo inicial de 1936. El 10 de agosto de 1932, los carlistas tomaron las calles en varias poblaciones y evitaron desmanes.
Tras el fracaso de esta primera "Sanjurjada" (decimos primera porque el Director del Alzamiento de 1936, aquel con quien pactó el Carlismo, fue el propio General don José Sanjurjo Sacanell; su temprana muerte, unida al esfuerzo curiosamente conjunto de la propaganda roja y de los aduladores del General Franco, lo relegaron pronto al olvido), la represión gubernamental, encabezada por el siniestro Manuel Azaña, fue feroz e indiscriminada. Muchos carlistas estaban ya en prisión, arbitrariamente detenidos por los republicanos; su estancia en ella se prolongó. Muchos otros que tampoco habían tenido nada que ver con la conspiración fueron detenidos en toda España, y permanecieron en prisión sin juicio tres o más meses; entre ellos Manuel Fal Conde, Enrique Barrau, Luis Redondo o el poeta malagueño José Luis Hinojosa (tal vez el más interesante de la Generación del 27, olvidado después de asesinado por los rojos el 22 de agosto de 1936). Los círculos carlistas fueron registrados y clausurados, a veces saqueados; los numerosos periódicos de la Comunión fueron secuestrados y suspendidos.
Azaña y las logias aprovecharon también para deshacerse de cuantos mandos militares eran considerados desafectos a la izquierda, y así casi un centenar y medio fueron deportados sin juicio a Villa Cisneros, en el Sahara español. De ahí saldrían los mejores mandos de la Cruzada de 1936-1939; allí volverían al Carlismo hombres como el General José Varela. Porque aunque los rojos hicieron todo lo posible por deshacerse de los deportados (como denunciaron los diputados de la Comunión Tradicionalista: uso de un barco decrépito e insalubre, el España Nº 5, para el traslado de los prisioneros; retención sin juicio; destierro inconstitucional de más de 250 km. del lugar de residencia; hacinamiento; etc.), la presencia entre ellos de carlistas como Juan José Palomino; el Marqués de Sauceda; Mier y Terán; los hermanos Chicharro; varios estudiantes de la AET de Madrid, etc., unida a la conciencia de que luchar por España implicaba necesariamente enfrentarse al régimen tiránico, lograron que en otoño de 1932 ya se hubieran unido a la Comunión más de ochenta de los deportados.
En 1933 la importante maquinaría de guerra que era el Carlismo va perfilándose. Los Requetés, curtidos en el diario combate callejero, en los tiroteos contra los impíos que pretenden atacar procesiones y quemar Iglesias y conventos, empiezan a prepararse para el combate militar. En enero de 1934 se publica la Ordenanza del Requeté, escrita por el entonces Coronel Varela. En marzo Antonio Lizarza Iribaren y Rafael Olazábal se entrevistan en Roma con Mussolini, consiguiendo de este armas, municiones y dinero para un levantamiento, así como la instrucción de jóvenes requetés navarros en academias militares italianas. En abril se celebra el primer acto del Quintillo, en el Reino de Sevilla, como demostración de fuerza del Requeté andaluz. El 15 de julio en Potes (La Montaña) Fal Conde pronuncia un discurso ante 10.000 Requetés señalando que "los pueblos tienen derecho a levantarse contra los tiranos". La respuesta de la juventud carlista es unánime "¡Vengan fusiles!". Hay nuevos enfrentamientos con la Guardia Civil. En el levantamiento armado de las izquierdas y los separatistas en 1934 los carlistas toman nuevamente las armas y se hacen dueños de muchas calles, evitando y combatiendo los desmanes revolucionarios. En noviembre los estudiantes carlistas de la AET organizan un gran asalto a la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid, acabando con la prepotencia del sindicato republicano FUE. Después vendrian nuevas manifestaciones de fuerza, como el Aplec de Montserrat, ante 40.000 carlistas y con Fal Conde anunciando la posibilidad de nuevos levantamientos. El triunfo fraudulento de las izquierdas en 1936 hace que se redoblen los esfuerzos ante una posible acometida revolucionaria. Fal Conde señala "cada vez que el Gobierno nos necesite para algo bueno para la sociedad española, no hallará mejores colaboradores, ni más abnegados, ni más leales, no por el Gobierno, entiéndase bien, sino por la Patria, cuyas penas nos parten el alma...". Lejos de aceptar cualquier conciliación o trabajo por el bien común las izquierdas revolucionarias se empecinan su carácter sectario y los carlistas se preparan para el Alzamiento, con o sin los militares. En marzo Fal Conde visita al General Sanjurjo en su prisión del Castillo de Santa Catalina. El General pone simbólicamente su espada y pide ser admitido en la Comunión. Desde aquel momento el General se convierte en jefe militar del Alzamiento. En abril SMC Don Alfonso Carlos I constituye el Estado Mayor Carlista, bajo la dirección del General Muslera, y designa a Don Javier como su representante en vísperas del Alzamiento. El Carlismo como desde el principio planea el Alzamiento para derrocar a la República. Los militares se mantienen mayoritariamente al margen. Las derechas quieren participar del sistema. Falange, partido pequeñísimo, pretende llevar a cabo una revolución nacional-sindicalista, pero pese a ser sus miembros cruelmente masacrados por los republicanos tampoco participa en las conspiraciones contra la República. Solo el execrable asesinato de Calvo Sotelo por la policía republicana lleva a moverse a algunos militares. Estos solo quieren la restauración del orden republicano. Pero el Carlismo no transige. No acepta ni el trapo tricolor ni la "dictadura aconfesional republicana". Los militares, desesperados y conscientes de que sin el Carlismo nada pueden hacer, transigen. Para los Requetés, como para los católicos españoles coherentes, la conspiración contra la República era una Cruzada contra las fuerzas sectarias que estaban masacrando con cruelísimo odio a la Iglesia Católica, en una de las mayores persecuciones religiosas de la Historia. Como Cruzados en todas las banderas de los Tercios de Requetés junto a los colores nacionales estaba la Santa Cruz de Nuestro Redentor. Junto a las banderas era el Cristoforo el que iba en vanguardia de la lucha. Católicos a machamartillo, toda la contienda armada estuvo traspasado por una espiritualidad de combate inapelable e innegable.
Obviamente no movia al Requeté odio alguno ni violencia gratuíta. La actitud guerrera de los carlistas era análoga a la de Antonio Rivera, el Ángel del Alcazar, camarada de armas de los requetés que también defendían y que liberaron El Alcazar. El 18 de septiembre intentó rescatar una ametralladora y le volaron el brazo izquierdo que tuvo que serle amputado. Fue entonces cuando pronunció la frase que se ha convertido en resumen de una ascética para un combatiente cristiano: «Tirad, pero tirad sin odio», idea que repitió muchas veces hablando del amor al enemigo. El Carlismo no tomó represalias contra nadie y fue agente de reconciliación tras la guerra. Quienes pretenden olvidar cualquier perdón y reconciliación son los herederos de los perdedores de la guerra, los que la provocaron con su sectarismo y persecución y los responsables de los mayores genocidios del siglo XX.
Quien quiera negar el carácter de Cruzada a la lucha de los carlistas o empequeñecer la epopeya es simplemente un cretino ignorante, enemigo de la Santa Causa de Dios, Patria, Rey. Por mucho que intenten liquidar la Verdad histórica los hechos son los que fueron. Que no se repitan solo depende de los enemigos de Dios y de España. La guerra es una situación muy dura, pero la doctrina católica enseña que puede ser Justa y necesaria. Mucho peor que la guerra es la tiranía de las sectas enemigas de Dios y de España. Que el Bendito ejemplo de los Requetés nos conforte, nos ampare y nos sirva de acicate y ejemplo.
Obviamente no movia al Requeté odio alguno ni violencia gratuíta. La actitud guerrera de los carlistas era análoga a la de Antonio Rivera, el Ángel del Alcazar, camarada de armas de los requetés que también defendían y que liberaron El Alcazar. El 18 de septiembre intentó rescatar una ametralladora y le volaron el brazo izquierdo que tuvo que serle amputado. Fue entonces cuando pronunció la frase que se ha convertido en resumen de una ascética para un combatiente cristiano: «Tirad, pero tirad sin odio», idea que repitió muchas veces hablando del amor al enemigo. El Carlismo no tomó represalias contra nadie y fue agente de reconciliación tras la guerra. Quienes pretenden olvidar cualquier perdón y reconciliación son los herederos de los perdedores de la guerra, los que la provocaron con su sectarismo y persecución y los responsables de los mayores genocidios del siglo XX.
Quien quiera negar el carácter de Cruzada a la lucha de los carlistas o empequeñecer la epopeya es simplemente un cretino ignorante, enemigo de la Santa Causa de Dios, Patria, Rey. Por mucho que intenten liquidar la Verdad histórica los hechos son los que fueron. Que no se repitan solo depende de los enemigos de Dios y de España. La guerra es una situación muy dura, pero la doctrina católica enseña que puede ser Justa y necesaria. Mucho peor que la guerra es la tiranía de las sectas enemigas de Dios y de España. Que el Bendito ejemplo de los Requetés nos conforte, nos ampare y nos sirva de acicate y ejemplo.
( Calendario de bolsillo de la C.T, año 1968)
Del poeta malagueño José María Hinojosa (tal vez el más interesante de la Generación del 27, olvidado después de asesinado por los rojos el 22 de agosto de 1936), se encuentran las siguientes páginas:
ResponderEliminar1º Portal consagrado a José María Hinojosa y antología de sus poemas
2º Portal de la revista Litoral de Málaga
Hace poco se publicó también "Navarra fue la primera", otra obra esencial para entender el Alzamiento, aunque algo limitado geográficamente a Navarra.
ResponderEliminarAutores: Antonio de Lizarza, Javier Nagore, Salas Larrazabal, García Serrano, Alvaro d’Ors
Editorial: Sahats
Páginas: 691
ISBN: 84-935081-8-7
Pedidos: sahats@teleline.es
“Navarra fue la primera, 1936-1939” es un ejercicio inusual de navarridad y por tanto de españolidad sin límites, pues supone la reedición de cinco obras esenciales en su géneros para conocer el ambiente social, político y religioso de la Navarra de nuestra última guerra.
El presente volumen comienza con la publicación de “Memorias de la conspiración”, de Antonio de Lizarza Iribarren. Se trata de un libro de historia con ritmo de novela. Empieza el autor con una rápida ficha biográfica para centrarse enseguida en la descripción de la España nacida con la proclamación de la II República y en los esfuerzos del Carlismo para preparar la derrota de la Revolución gobernante.
La segunda obra “La 1ª de Navarra”, de Nagore, nos trasmite el pulso de los voluntarios navarros: sus anelos y esperanzas. De su lectura se desprende una realidad que puede gustar más o menos, pero que fue así: la guerra no fue consecuencia de un simple golpe militar, sino que fue la manifestación de un movimiento cívico militar, pues las filas de voluntarios fueron engrosadas por jornaledos y oficinistas, obreros y estudiantes.
La tercera, obra de Ramón Salas Larrazabal, es “Cómo ganó Navarra la Cruz Laudeada de San Fernando”.
La cuarta obra que se incluye es de un maestro de la Lengua Española, Rafael García Serrano, autor de “Cantatas de mi mochila”.
Y finalmente, se incluye el más enjundioso de los estudios sobre la legitimidad o no del Alzamiento del 18 de julio: “La violencia y el orden”, de Álvaro d’Ors, que el mismo catalogó de “Teología política”.
El esfuerzo editorial que ha supuesto la reedición de estas cinco obras es cada vez más necesario, pues ante los constantes intentos del actual gobierno por imponer una “memoria histórica” parcial y tendenciosa, se requiere cada vez más la enseñanza de la realidad como sucedió, y esto lo hacen las cinco obras incluidas, que no son obras políticas sino históricas. Desde el PSOE se quieren reabrir una heridas que estaban cerradas hace mucho tiempo, y la única manera de volverlas a cerrar es aplicar la medicina de la verdad.
Aparte están los libritos sobre Tercios de Requetés que publicó el Círculo Carlista San Mateo. El libro de Pablo Larraz y Víctor Sierra-Sesumaga tiene razón, pero solo en parte: los hay que nunca hemos olvidado al Requeté. Y todas las publicaciones escritas, los portales de internet, la memoria viva mediante las asociaciones y hermandades, demuestran muy a las claras que la epopeya de los Requetés jamás caerá en el olvido.
borra mi comentario anterior, por favor, lo he encontrado
Eliminar"Aquel 18 de julio se produjo una legítima sublevación contra un poder tiránico, sectario y antiespañol. Es una asignatura pendiente el saber distinguir entre lo legal y lo moral. Y es moral y acorde con nuestra santa Fe católica el tiranicidio y el alzamiento contra los poderes ilegítimos. La República, nacida paradójicamente de unas elecciones municipales en las que los republicanos no obtuvieronni siquiera la mayoría, fue consecuencia de la cobardía de una dinastía usurpadora que se desentendió del futuro de España. Las mismas izquierdas que tanto decían defender la legalidad republicana no tuvieron reparo en alzarse sangrientamente contra ella en 1934 ante el resultado adverso de las urnas. Pero hoy día, por culpa de las derechas burguesas, la izquierda ha elevado a dogma democrático que los levantamientos armados de las izquierdas son revoluciones populares y si esos levantamientos son de signo patriótico y religioso son golpes de Estado".
ResponderEliminarFragmento: Comunicado de las JTE Julio de 2003
67 AÑOS DESPUÉS: FIDELIDAD AL 18 DE JULIO
Es fundamental tener clara una distinción; una cosa es el Alzamiento del 18 de Julio, que para los carlistas fue una Cruzada, y otra cosa es el régimen posterior de Franco, al cual se opuso desde el principio el Carlismo. Por tanto, CRUZADA SI, FRANCO NO.
ResponderEliminarPor otro lado, tener claro que lo que se pretende deslegitimando el Alzamiento es desarmar doctrinalmente a los católicos y dejarlos acomplejados, para que así no se opongan al nuevo proceso descristianizador en marcha. Ante ello, como bien haces Matiner, es necesaria una apología de la Cruzada y de sus fundamentos religiosos y doctrinales.
La Civilización tiene derecho y deber de defenderse frente a la barbarie.
Es una verguenza como en la actualidad se pretende "castrar" a los católicos, con una espiritualidad afeminada, sentimentaloide y falsa ajena a la Tradición de la Iglesia.
Sólo recordar que tanto los generales Queipo de Llano como Cabanellas no se consideraban católicos y pertenecian a lógias masónicas; y el mismo Mola era partidario de un Estado laico aconfesional. Es verdad histórica que el caracter popular y católico al alzamiento lo dió fundamentalmente el Carlismo y que el Alzamiento no fue otra cosa que la culminación de la resolución de un enfrentamiento secular entre el laicismo cultivado por las lógias masónicas empeñadas durante todo el siglo XIX de descritianizar España; y el catolicismo español tradicional empeñados en sostener la civilización cristiana. He aquí el problema político de fondo.
ResponderEliminarOtra cosa es la traición y lo móviles políticos de ciertas oligarquías y derechas liberales interesadas en mantener sus intereses: Fue esa burguesía la que pacto y sostuvo el reguimen de Franco y la que traicionó los principios doctrinales de la Cruzada, imponiendo un sistema que en el fondo no salió de la lógica del liberalismo. No hay que olvidar que el propio Franco era alfonsino y gracias a el tenemos hoy a Juan Carlos usurpando el trono.
CRUZADA SI, FRANCO NO, JUAN CARLOS HEREDERO DE FRANCO TAMPOCO!!
La Historia está llena de paradojas, de traiciones y de decepciones. Pero por mucho que el devenir posterior de los acontecimientos no supusiera una restauración de la legitimidad española hay que reconocer que la situación mejoró bastante con respecto a la República anterior. Solo por dar libertad a la Iglesia valió la pena el esfuerzo y el sacrificio. En este ámbito también hemos de ver la gran visión de la POLÍTICA (con mayúsculas) que tuvieron los carlistas. Se las trataban con generalotes republicanoides, progres y masónicos. Y con un control magistral de la situación, lidiando sin hurtar el cuerpo como los buenos toreros, sin precipitaciones le dieron la vuelta a la tortilla, consiguiendo un Estado Católico y algunos guiños tradicionales en el Régimen de Franco (en esto también tuvieron que enfrentarse a muchos totalitarios paganizantes de Falange, aunque es justo reconocer que no todos los de Falange participaban de esa concepción).
ResponderEliminarY totalmente de acuerdo con el final de lo dicho. La guerra civil no es el peor de los males, el peor de los males es ser esclavizados por los hijos de la tinieblas. El que deja que que esa tiranía triunfe es un miserable.
Mi abuelo combatió en el Tercio de Ntra. Sra. de Begoña, de Vizcaya, pese a que era burgalés. Fue herido casi mortalmente. De pequeño recuerdo las reuniones de los viejos camaradas de armas, bajo aquella bandera con el lema: Didar beti Euskalerrian Jaungoikoa eta Lege zarra. Aurrera Españan Tzeko geure Arbola. Gure Bandera Esparen. (Perduren siempre en Euskalerria Dios y Fueros, Adelante, Ganaremos para España nuestro Árbol Santo, Viva la bandera de España). Jamás me inculcaron el odio a nada ni a nadie, pero siempre que les preguntaba si volverian a la guerra absolutamente todos los requetés me repetían que "si se dan las mismas condiciones de antirreligiosidad y caos social como en el 36 sin lugar a dudas". No recibieron ninguna pensión ni paga especial por su sacrificio y tampoco medraron nunca en política. Volvieron a sus hogares, a trabajar honradamente y con la conciencia muy tranquila, formando hogares cristianos. Honor y gloria a su sacrificio.
ResponderEliminarCarlos Hugo no puede engañar a nadie el muy canalla. Cuando llegó a España ofreció la jefatura delegada de la Comunión al notario ultrafranquista Blas Piñar e iba a hacer la pelota a todos los alcaldes franquistas y jerifaltes del Movimiento. Sus discursos en sus primeros Montejurras no eran más que apologías ultrarradicales del 18 de julio. Menudo oportunista más indeseable. Así acabó hundiendo al Carlismo, dejando sus actos convertidos en reuniones de apenas mil personas ajenas al Carlismo cuando en los 60 subian más de 100.000 carlistas de toda España a Montejurra.
ResponderEliminarEn Valencia siempre hemos recordado y seguiremos conmemorando el 18 de julio.Por supuesto que fue una Cruzada, ¿como se puede atrever ningún biennacido a ponerlo en duda? El anterior presidente del Círculo Aparisi y Guijarro, don Rubén de Cardeñosa, Requeté de nuestra Cruzada, siempre anima a los jóvenes carlistas para prepararse, si falta hiciese, a un nuevo levantamiento contra la Revolución en ciernes.
ResponderEliminarUn artículo que recientemente hemos colgado y que es un testimonio más del innegable carácter de Cruzada que tuvo nuestra guerra:
http://carlistes.org/articulos_historia.madre_bornos.htm
Son muchas las publicaciones que estos años han recordado a los Requetés, aunque ninguna con tanta difusión como la última "Requetés: de las trincheras al olvido". Cientos de miles de páginas se han publicado sobre su gesta. Pero haria falta algo más: una película documental. Asimismo es de destacar la labor del www.requetes.com y de don José Álvarez Lima por dar a conocer a los requetés por internet. Y otra cosa muy necesaria seria RESTAURAR EL MONUMENTO DE NAVARRA A LOS MUERTOS EN LA CRUZADA. Eso sí que fue una enorme vergüenza, y gran culpa de ello la tuvo el arzobispado de Pamplona.
ResponderEliminarMi abuelo fue combatiente del Laureado Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat y por supuesto que jamás se avergonzó de la Cruzada, pese a lo mucho que sufrieron. Cuando Carlos Hugo se pasó al liberalismo empezó a colaborar con Fuerza Nueva, no porque fuera franquista, pues para él Franco era un liberal, sino porque FN era un partido católico y anticomunista. La Hermandad del Tercio aún sigue hoy día, pese a la persecución política de nuestras ideas, recordando la enorme epopeya patrótica que fue la Cruzada.
ResponderEliminarhttp://elmontserrat.1936-1939.com/
HISPANIA MARTYR, asociación fundada por carlistas catalanes para el recuerdo de los Mártires de la Cruzada: http://www.hispaniamartyr.org/
ResponderEliminarS.S. Pío XII, el Pastor Angélico, tenia una particular devoción por nuestros Requetés, a los que llamaba "los salvadores de España". Este hecho está documentado en el libro "Riesgo y ventura de los Tercios de Requetés" de Luis Fabián Vázquez, Ed. ACTAS, Colección Luis Hernando de Larramendi, 1995. http://www.librosreyes.com/detalle.php?titulo=Riesgo+y+ventura+de+los+Tercios+de+Requet%E9s&autor=Luis+Fabi%E1n+Bl%E1zquez
Un recuerdo para el Cap. de Navio don Camilo Menendez Vives, que tanto hizo al frente de la Hermandad Nacional de Requetes. Un valiente que no dudo en anteponer la dignidad de la Patria a su propia carrera profesional, cantandole las cuarenta los mandos mlitares de su epoca por su cobardia y dejadez.
ResponderEliminarReseña del libro en La Santa Alianza:
ResponderEliminarhttp://lasantaalianza.blogspot.com/2010/06/requetes-de-las-trincheras-al-olvido-de.html
sois una panda de radicales, el 18 de julio de 1936 se produjo un golpe de estado, las razones no fueron para nada la españolidad, pues todos eran españoles y manifiestamente, salvo en el pais vasco (el PNV, que no era independentista como ahora) y los catalanistas de barcelona, la ciudad por entonces mas poblad de españa y donde abundaba en sindicalismo y varios movientos relacionados, como el anarquismo y el comunismo, movientos que hubo EN TODA EUROPA y nunca ocurrio nada, eso si España tiene un retraso de 50 años con Europa gracias a los requetes, pelayos y margaritas, que no teniendo ni la mas remota idea de lo que hacian y contradiciendo a sus mayores QUE SI ERAN CARLISTAS, fueron a las armas al grito de Dios , Patria y Rey, esto en Navarra, mi tierra, fue una burda manipulacion de la gente, aprobechando una gran base social y convatiba del carlismo , para ser utilizada para otros fines. Consecuencia, ahora la gente pasa de ir a misa, ahora la gente es mas nacionalista que nunca y el rey carlista sigue exhiliado, ahora bien el baño de sangre QUE NO LO LLAMEN CRUZADA, que lo llamente asesinato, del cual hago responsables a JAIME DEL BURGO TORRES, y a su amigo el CONDE DE RODEZNO, a GARCILASO, y a algunos otros pocos mas. PENOSO Y RIDICULO LO QUE HICIERON PARA SALVAGUARDAS SUS PROPIOS INTERESES.
ResponderEliminarTu vehemencia te obceca y das lugar a reflexiones de lo más absurdo, además de incurrir en mentiras de bulto. A los carlistas no es que los utilizasen, es que fueron ellos los que querian cargarse a la II República para instaurar un régimen católico, mientras Franco queria simplemente "reestablecer el orden público republicano" pero sin tocar ni la constitución ni la bandera republicana y la Falange aspiraba a una utópica y poco concretada revolución social. Documentate un poco, lee la Historia sin fanatismo. Y enterate que los mayores criminales del siglo XX en España (en odio, fanatismo y crueldad nada tenian que envidiar a los crímenes del nazismo o del comunismo) fueron los cometidos por el bando rojo-separatista. Las conclusiones a las que llegas sobre el devenir posterior de la sociedad española son tan hilarantes y poco serias que no merece la pena ni detenerse sobre ellas.
ResponderEliminarUn Navarro no sectario ni envenenado.