El mes de octubre es el mes de la insurrección carlista de 1833, en toda España, con la que dio comienzo la primera guerra carlista o de los siete años, que terminó prácticamente con el abrazo de Vergara entre Espartero y el general carlista traidor Maroto, aunque Cabrera aun resistió heroicamante unos meses en el levante español.
Los hechos son sabidos. El 29 de septiembre de 1833 murió el rey Fernando VII y, en un ambiente de gran tensión política, acumulada durante los últimos años, cuatro días más tarde, el 3 de octubre, don Manuel González, administrador de correos, dio en Talavera el grito de "Viva Carlos V". Los primeros voluntarios de arremolinaron en torno suyo, pero antes de que se organizaran eficazmente fueron hechos prisioneros y fusilados. La hoguera, sin embargo, ya estaba encendida, y se había de propagar pronto a toda España, y no sólo a los territorios del Norte, como tantas veces se ha dicho tendenciosamente.
El Infante Don Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, había sido el único de los miembros de la familia de Carlos IV que se había negado a la pretensión de Napoleón de que abdicaran de sus derechos en el Acta de Bayona. Luego, en marzo de 1833, a la vista de que las ideas revolucionarias arrasaban en la Corte, se marchó voluntariamente a vivir a Portugal. Al enterarse de la muerte de su hermano el Rey, el 1º de octubre lanzó el manifiesto de Abrantes, titulándose Rey de España, y acto seguido emitió los Decretos de Santarem por los que comenzaba a ejercer su real oficio. Al terminar aquel mes de octubre, toda España se había puesto en pie para seguirle, así como igualmente se alzaron muchas simpatías en su torno por toda la Hispanidad y la vieja Cristiandad.
El carlismo y sus guerras no fueron sólo una cuestión personal por unos derechos dinásticos, sino la reacción defensiva del orden tradicional católico frente a las ideas y los hechos revolucionarios. Si España hoy todavía existe quizá se deba a la secular resistencia de unos hombres que lo sacrificaron todo a una lealtad que no fue sino la obediencia evangélica a Dios antes que a los hombres. Hoy a los 178 años del manifiesto de Abrantes y del grito de don Manuel González, el carlismo continúa fiel a su divisa Dios, Patria, Fueros y Rey, cerrando filas en torno de su Abanderado, S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón.
Conoces donde se puede leer el manifiesto? Seria interesante volcarlo a la red.
ResponderEliminarSaludos.
¡Siempre carlistas; simplemente carlistas!
ResponderEliminar¡¡¡VIVA DON SIXTO ENRIQUE DE BORBÓN!!!
¡Contra la usura y la plutocracia!
¡Monarquía Popular y Tradicional!
SIEMPRE LEALES!!!
La Lealtad tiene un nombre:
ResponderEliminarDON SIXTO ENRIQUE DE BORBÓN