jueves, 8 de abril de 2010

El origen de las plutocráticas repúblicas democrático-capitalistas hispanoamericanas (I)

¿Revisar la historia independentista de Hispanoamérica?

Claro que sí, pues, como bien hace resaltar José Manuel González, hasta ahora ha sido impuesta coercitivamente una visión hagiográfica de los movimientos independentistas que contrasta con sus resultados prácticos. Hasta el punto de que el francés Raymond Aron pudo hablar al respecto de involución hacia el subdesarrollo.


De ahí que para comprender semejante contradicción los profesores R. A. Humpreys y John Lynch. Durante el XII Congreso de Ciencias Históricas reunido en Viena en 1965 planteasen su “revisión” junto a la de su inspiradora Revolución Francesa de 1789 (…)

A la par, en el seno de la que fuera Hispanoamérica, se abría paso el reconsiderar la concepción de su Independencia como presunta guerra de “liberación”; para ser abocado dicho proceso a manera del más desastroso “conflicto intestino” sufrido por sus gentes, a instancias de personajes como Simón Bolívar, quien llegaría hasta reconocer semejante configuración.

A la cadena de análisis desde este punto de vista panorámico se incorpora en el momento presente el de José Manuel González con su importante “Cueca Larga de los Pincheira”, epopeya de “montoneras” chileno-argentinas que murieron “Por mi Rei y por mi Lei” antes que someterse a minorías extranjerizantes manipuladas desde Londres a través de la francmasoneria; genial “Caballo de Troya” de aquellas turbias luces de la falsa ilustración anglo-francesa que ahora culmina en la “postmodernidad perversa”, capaz de celebrar con júbilo en 1992 un premio Nobel a Gary Becker por haber expuesto “la moral en términos de rentabilidad económica”; lo cual ha significado, ni más ni menos, retorno al culto al Becerro de Oro, ahora con cerebro electrónica, subraya pertinentemente Arthur Koestier.

Ésta es la clave secreta de un conflicto independentista presentado sin escrúpulos a la manera de “guerra de liberación”; lo cual no es de extrañar, pues desde el siglo XVI con Lutero y Calvino el criterio de “Verdad” ha sido crecientemente reemplazado por el de “Utilidad”(…).

En consecuencia, desde entonces a través de estas premisas ha sido escrita nuestra historia; ante todo con omisiones monumentales, acompañadas por destrucción y aún falsificación de documentos. Por ejemplo la desaparición de las Actas del Cabildo de Buenos Aires en mayo de 1810; más tarde las de Santafé de Bogotá ; o la destrucción pura y simple de los procesos al mercenario Francisco Miranda, quien luego de pilotear el Caballo de Troya masónico, al verse abandonado por sus amos británicos, terminaría por retractarse patéticamente en una cárcel de Caracas el 25 de septiembre de 1814.

Sin embargo, es de subrayar (con todo el énfasis posible) que el conflicto no era tan solo de orden filosófico; por el contrario desde un principio los independentistas lo proyectaron sobre las estructuras de organización social; para aniquilar aquel Orden Social Comunitario que la Corte Suprema de Justicia en Colombia tuvo el acierto de calificar en septiembre de 1942 como de “orientación socialista”. Claro que de un “socialismo corporativo”, antagónico con el marxista. Al constituir las “Leyes de Indias” su expresión práctica el desmonte suyo constituyó blanco principal de los próceres republicanos, tal como ha sido contundentemente demostrado por el ex presidente colombiano Alfonso López Michelsen, figura de proa revisionista durante el siglo XX.

De ahí que las masas de esa “Raza Cósmica” (tan exaltada en sus verdaderas dimensiones por nuestro mexicano José Vasconcelos) acudieran muy mayoritariamente a las filas Realistas. Era que en su propia carne habían sufrido particularmente el látigo de esta particular “Liberta-dura”, desde entonces férreamente enmarcada por “Legiones Británicas” de soldados y banqueros.

En rescatar del olvido y servirnos de estimulo, la gesta de los Pincheira ha constituido emotiva tarea de José Manuel González; semejante a otras en la desesperada agonía de los antiguos Reinos y Provincias del Ultramar Hispánico. ¿Tendrán razón en considerarse “últimos”? ¿o sería que su testimonio aspiraba a transmitir una antorcha de lealtad, cuya extinción o fortalecimiento queda ahora en nuestras manos?

Luis Corsi Otálara, extracto del prólogo a “La Cueca Larga de los Pincheira. Una montonera realista en la Independencia sudamericana”. Ediciones Nueva Hispanidad, Buenos Aires 2009.

Cueca Larga: expresión musical y poética chilena que, por su fibra y marcialidad, nos ha parecido oportuno utilizar en lugar de saga o epopeya. Algo así como si dijéramos de las carlistadas del siglo XIX “las jotas duras de la lealtad española”, o de la lucha cristera mexicana “los corridos grandes de Cristo Rey”. Explicación del título por el autor del libro.



4 comentarios:

  1. Luis Corsi Otálora

    Nacido en Santiago de Tunxa, Colombia, en 1931, se doctoró en Desarrollo Económico y Social en 1964, en la Universidad de París, con una tesis, pronto convertida en libro: Autarquía y desarrollo. El rechazo de la expropiación a las naciones proletarias (1966). Nunca abandonaría desde entonces la preocupación, que dio lugar también a sus libros Los grandes problemas del mundo a la luz de la doctrina social de la Iglesia Católica (1977) y Capitalismo y democracia: las dos dimensiones de un mismo engaño (1981).

    Conexamente, en sede política, se le debe también De la democracia al partido único (1969). De su vivencia de las secuelas locales del «mayo francés» (de 1968) nacieron también un puñado de textos, sobre todo su famoso Crisis universitaria y poder político (1971, 1973 y 1978), pero también algunas novelas como Los estandartes rotos (1972) y La batalla olvidada (1974).

    Capítulo aparte merece su obra de caracterización histórica, presente ya desde su primer libro, Ensayo sobre el desarrollo histórico de Colombia (1960), y en el que se insertan, además del libro que ahora se presenta, Al rescate de la ciudad sumergida: una historia de Colombia a través de Santiago de Tunxa (1994), Los realistas criollos (1994), ¿Autoabastecimiento o apertura? Las tres aperturas económicas en la historia de Colombia (1996) o ¿Genocidio o integración cultural en las Indias hispánicas? (2004)

    Luis Corsi Otálora, ha sido profesor ordinario en la Universidad Nacional de Santafé de Bogotá y en la Universidad Tecnológica de Santiago de Tunja y es miembro numerario de la Academia Boyacense de Historia.

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  2. De ahí que San Pío X, el Gran Pontífice, repitiese a cada instante que los pueblos son lo que de ellos hacen los gobiernos, máximos educadores prácticos. Lo cual pone en evidencia el crucial problema de la escogencia de cierto tipo de Ética por parte de una colectividad, para que a través suyo disponga de un criterio de referencia para evaluar su producción legislativa.

    Desde la promulgación del Edicto de Milán por el Gran Emperador Constantino en el curso del año 313 d.C hasta la agonía del Imperio Hispánico durante el siglo XIX, todo Occidente adhirió a una Declaración de Deberes del Hombre que el catolicismo acababa de formular con la confirmación de la Ética de los X Mandamientos , reinterpretada a la luz de los Evangelios; era la aceptación de una verdad que en vez de surgir del consenso lo provocaba con la consigna del "Amaos los unos a los otros como yo os he amado".

    De ahí que para su cumplimiento el hombre debiera disponer de cierto tipo de libertad, que así concebida revelaba ser tan sólo un "medio" orientado a permitir al hombre el ejercicio de derechos condicionados por el bien común, dentro del marco del "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (...)

    En cambio, las nacientes Repúblicas Democrático-Capitalistas se adhirieron a una misma y fundamental corriente que brotando de la herejía protestante se vería nitidamente cristalizada por primera vez en la Revolución Inglesa de 1688, sus principios serán los mismos que inspiren los de la Norteamericana de 1776 y los de la Francesa de 1789, al menos en su versión Girondina (...)

    Estas "Luces", que no pasaron de ser los resplandores de las tinieblas de la filosofía materialista de Locke, Montesquieu y Kant, luego magistralmente sintetizada por Hans Kelsen, parten del principio de que la verdad resulta inaccesible al conocimiento humano; de donde deducen que éste tan sólo puede alcanzar a formular "Opiniones". En consecuencia cada cual podrá adoptar la suya propia en tanto que guía para sus acciones y propósitos, a condición de contar con un marco abstracto de Derechos Humanos que le permitan tratar de lograr su alcance , en "libre competencia", con sus semejantes, el dogma de los dogmas de la nueva mentalidad.

    Sin embargo este proceso podría naufragar en el caos de la anarquía; no lo hará porque la naturaleza material dispone , según ellos, de una especie de instinto selectivo que le permite ir indefinidamente progresando a través de la supervivencia del "más apto" de acuerdo con el lenguaje que desde Charles Darwin emplean los evolucionistas para designar al "más fuerte" cuya brújula vital sólo puede ser la de la "Utilidad" de sus actos.

    Luis Corsi Otárola "Los Realistas Criollos" ed Nueva Hispanidad

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  3. Magníficos los trabajos históricos de Luis Corsi. Y magnífica la labor del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II que, prácticamente en solitario, hace una aproximación a las nefastas secesiones americanas tal y como fueron.

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  4. El comentario sobre Alfonso López Michelsen, puede llevar a equívocos al lector inadvertido acerca del pensamiento que profesaba. López Michelsen no fue tradicionalista, fue masón liberal y de los más malos. A partir de su gobierno, como el de su padre 40 años anterior al suyo, tuvo como eje principal la creación de condiciones deflacionarias propicias a sus negocios familiares: La Banca, aliada con la banca internacional. Así durante su gobierno, se inició para Colombia la pesadilla del tráfico internacional de narcóticos y el maridaje narcos-gobierno-banca del que aún los gobiernos contempóraneos: Uribe, Santos, y el próximo, el del Borugo Zuluaga ya no en trío sino en dupla, gobierno-banca, son y serán herederos.

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