(Iglesia de Vera de Bidasoa construida por Auzolan)
“Auzolan” o “auzalan” (según el habla de la zona) es una antigua institución social, de carácter consuetudinario de las tierras de Euscalerria consistente en una cooperación mutua o aportación de trabajo desinteresado al servicio del pueblo mediante la prestación personal y también como una obligatoriedad de un trabajo socializado.
Es la reunión de vecinos en concejo abierto el que determina cuándo y por quiénes ha de efectuarse la prestación. Se ejerce el auzolan principalmente para la apertura y mantenimiento de caminos vecinales, para la construcción de iglesias u otros edificios públicos, para la ayuda en caso de necesidad de uno de los vecinos, etc. Puede decirse que hay dos tipos de auzolanes: auzolan andia o grande, y auzolan txikia o pequeño, según deban acudir los individuos designados por la comisión con carros o únicamente con azadas, picachones, guadañas, etc. En el mes de septiembre de cada año se hace el auzolan ordinario, y el extraordinario por la primavera. Una comisión de cada barrio es la encargada de comunicar a cada uno de los vecinos, el día, lugar u hora de la citación. El vecino que por alguna razón no pudiera acudir debía de mandar un sustituto. Esta prestación vecinal puede tener el carácter de obligatoria reciprocidad -"ordea" o expresa un movimiento de solidaridad gratuito en el caso de tratarse de servicios prestados a una viuda, un campesino enfermo o escaso de personal. A estos auzolanes contribuye también el municipio suministrando en dinero lo equivalente al rancho y dando los explosivos que hagan falta para romper rocas o piedras grandes, cuando el servicio es público; en caso de ser efectuado para un individuo o familia privados, éstos se comprometen a proporcionar el alimento del día y a corresponder a su debido turno. Una forma de esto último es la artaxuriketa. Relacionado extrechamente con esta institución se halla la vizcaína lorra, consistente en prestaciones de los vecinos en trabajo, materiales u otros efectos en casos de incendios, construcción de viviendas, falta de estiércol, desgracia, etc. La institucionalización del auzolan la vemos cristalizada en las cofradías administradoras de montes y tierras comunales.
Dicha institución encuentra su parangón, con matices propias y diferenciales, en otras instituciones del mundo hispánico, como por ejemplo la “andecha” del derecho consuetudinario asturiano y gallego; la “antozana”, exclusiva de la tradición Astur; o la “minga”, práctica cooperativa y de ayuda mutua de los distintos pueblos andinos. El campesinado católico irlandés también practica una cooperación llamada “coor” con muchos paralelismos. También las comunidades de Villa y Tierra de los Reinos de Castilla y Aragón contemplaban y aún mantienen instituciones análogas, sobre todo en el ámbito del usufructo, aprovechamiento y conservación de los bienes de propiedad colectiva.
Trabajo desinteresado, cooperativo, autogestionario, para el desarrollo social del pueblo, basado en viejas costumbres transmitidas de generación en generación se mantienen en un tiempo de individualismo exacerbado, legislacionismo escrito invasor de las libertades concretas y sociales para demostrar la posibilidad de una sociedad libre y verdaderamente autogestionada.
Son inmurables las obras hechas por este medio, entre otras caminos comunales, reforestación, restauración de edificiones comunales, construcción de las casas cuartel de la Guardia Civil, de murallas y puestos defensivos, etc. Asimismo son destacables las acciones destinadas a la asistencia social de los vecinos con necesidades económicas. Destacaremos especialmente, a título ejemplificativo, la construcción de tres iglesias. Una, en el s. XVI, de estilo gótico, en Vera de Bidasoa, Navarra, otra, la parroquia de Aya (Ataun), el año 1911-1913, de piedra arenisca, transportada en caballerías desde el monte Agaunza y en la que cada familia invirtió 80 días en esas faenas, y por último la iglesia nueva de Asiain, Olza, Navarra, comenzada a construir en 1966
(Placa conmemorativa de la construcción de una iglesia por el sistema de Auzolan)
La radical aplicación del principio de SUBSIDIARIDAD (es injusto reservar a la sociedad mayor o más elevada lo que las comunidades menores o inferiores pueden hacer) básico en la doctrina social católica, conlleva efectivamente el municipalismo que es el único camino a la verdadera democracia; democracia foral y municipal es decir en los primeros eslabones del orden social y político como lo exige la clásica doctrina tomista. Este municipalismo comunitarista es fundamental en la doctrina tradicionalista y esta enraizada en toda la tradición de las Españas.
ResponderEliminarExigencia de poder económico y político para los municipios libres que configuran la Monarquía federativa, garante de las verdaderas libertades frente a todos los totalitarismos y centralismos.
Este sentido comunitario y libre, que podríamos llamar en expresión de Vázquez de Mella un "sociedalismo católico": "el pleno y libre ejercicio de la soberanía social en toda la jerarquía de sus personas colectivas y clases"
Vázquez de Mella dijo: "El regionalismo se funda en la tradición, pero no la necesita; bastan para hacerlo surgir las necesidades sociales". Partiendo de la vocación natural y social del hombre, surgen la familia, el municipio, la región y la nación. "La vida del Estado no se produce ex abrupto sino a través de un proceso gradual; el Estado constituye una de las muchas especies posibles de sociedad" “yo soy partidario de esa autarquía en el municipio, en la comarca y en la región y no quiero que tenga el estado más que las atribuciones que le son propias".
Y Pradera definió el Estado como "sociedad mayor de sociedades".
Ni que decir tiene, que esta doctrina está en las antípodas de todos los liberalismos y centralismos habidos y por haber.
En Puente la Reina (Navarra) la tradición auzolan se mantiene muy viva; en 1976 la Plaza fue adoquinada gracias al trabajo de los puentesinos mediante el auzolan y el polideportivo Osabidea construido en 1982, con dos piscinas, una olímpica y otra infantil, campos de fútbol y tenis, parque infantil, merenderos, asadores y zonas verdes fue contruido también mediante auzolan.
ResponderEliminarEn la Txantrea (barrio de Pamplona)también se mantiene el auzolan mediante el cual se taparón los baches de la Avenida de Villava y se construyó el Parque de Irubide y la casa de cultura, Auzotegi.
Dos ejemplos de una Tradición viva en nuestras tierras.
¿Por qué los carlistas no fundan varias comunidades (al estilo Amish) en las que puedan vivir siguiendo sus tradiciones religiosas y políticas plenamente felices? Pienso que mucha gente se iría poco a poco sintiendo atraída.
ResponderEliminarEn cierto la construcción de los Círculos Carlistas por todas las Españas se hacian mediante auzolan en los cuales colaboraba todo el pueblo. Don José Romero, de Liria (Reino de Valencia) documentó en la construcción del nuevo Círculo San Miguel (de dicha localidad) la total implicación del pueblo de Liria, así como de las múltiples corporaciones que vivificaban socialmente la vida del pueblo.
ResponderEliminarEl auzolan es un elemento más a recobrar y seguir usando como instrumento de solidaridad social, autogestión y economia sana y natural.
Cuando en los pueblos de Tierra Estella salía la gente a realizar trabajos comunitarios, no salía a auzalán; salía a vereda. Pero como este nombre no es de origen vasco, hay que sustituirlo por otro importado.
ResponderEliminarTierra Estella: Tienes toda la razón. En ocasiones se ha generalizado de un modo espontáneo la denominación en vascuence de auzolan o auzalan. Estos casos son normales y naturales por la proximidad de Tierra Estella a zonas de habla vascona. En otras ocasiones su uso es plenamente interesado para forzar una forzosa, impuesta y artificial euskaldinización de toda Navarra. Sepamos discernir cuando se usa con una intención y cuando con otra.
ResponderEliminarAnónimo (sobre los amish): Aquí te dejo una opinión personal que dejé en otro foro:
http://hispanismo.org/tertulia/12131-plain-catholics.html
Hace cosa de unos catorce estuve junto a un heterogéneo grupo de patriotas tradicionalistas (en el foro hay algún compañero de aventura que podría aportar más detalles) en la campaña de promoción del llamado "Proyecto Pueblo", que consistía en un proyecto autogestionario agrícola en una aldea de la Castilla valenciana. La idea era buena pero finalmente no terminó de cuajar. Sin embargo siempre hay que tener la cautela de no caer en el error del comunitarismo, lo cual supone aislarse de la realidad circundante y claudicar de los deberes relacionados con la lucha política para cultivar exclusivamente una sociedad cerrada y homogénea. Es algo muy típico de la sociedad norteaméricana, que no constituye otra cosa que la socialización de la nefasta filosofía narrativista (por la cual cada uno se autoconstruye su propia realidad llegando a una exacerbación del subjetivismo). El prof. José Miguel Gambra lo explica con maestría en este artículo, al cual me remito:
(...) Pero, aún hay otra postura, a mi entender errada y poco denunciada, que no se da ya entre los seguidores del progresismo eclesiástico, más o menos virulento, sino entre los mismos tradicionalistas. Ese error se produce por creer que la patria se extiende sólo hasta donde llega, de hecho, la comunidad de fines conforme a la doctrina cristiana. Me explico: para algunos sólo pertenecemos a la comunidad de quienes admitimos las doctrinas tradicionalistas y, por ello, tratan de vivir en el seno de las pequeñas siociedades tradicionalistas, con la sana intención de preservarse a sí mismos, y a sus familiares, del contagio del mundo hostil al cristianismo en que vivimos. Están dispuestos a emigrar, si las cosas se ponen feas en España, y sólo pretenden del resto de sus semejantes, definitivamente perdidos a sus ojos, que respeten su comunidad, sin considerarse obligados, en modo alguno, a defender la sociedad en que hemos nacido. En otras palabras, hay numerosos tradicionalistas que vienen a mantener, en la práctica y sin saberlo, la doctrina del comunitarismo, que es, a la postre, una forma de liberalismo bastante cómoda. No deben olvidar, sin embargo, que quien quiere salvar su alma la perderá.
Es maravilla ver cómo muchos católicos puntillosos, incapaces de matar una mosca o robar un céntimo, fieles cumplidores de sus deberes de estado y de sus deberes religiosos, no mueven un dedo, no dan un euro, no se molestan en lo más mínimo por la patria, en estas horas negras por las que atraviesa; con lo cual cometen, a mi juicio, un pecado de omisión semejante al de abandonar a los padres en los momentos de necesidad. Peor incluso, según muchos, porque, como dice Aristóteles, “la ciudad es anterior por naturaleza a la familia y a cada uno de nosotros”[14].
"El ordén armónico de las sociedades consiste precisamente en que la sociedad total regida por el poder supremo del Estado está compuesta por muchas sociedades políticas menores, que la sociedad general no es una congregación de individuos, sino un ayuntamiento de familias"
ResponderEliminar(Francisco Elías de Tejada)
El municipalismo y el foralismo son la piedra angular de todo el pensamiento tradicionalista, y cauces de la verdadera libertad política y económica.