Hay algo que ataja la manifestación y el triunfo (la gran Apostasía) del Anticristo; cuyo espíritu sin embargo ya entonces está en obra; como ya nota también San Juan: "muchos se han hecho ahora Anticristos". Ese algo San Pablo lo pone en neutro y en masculino, participio presente: Lo que Ataja y El Atajador. San Pablo había dicho a los cristianos de Tesalónica qué cosa era ese Obstáculo-Obtaculizante misterioso; "a ellos sí, pero no a nosotros", exclama San Agustín. Sin embargo él, como los demás antiguos padres, vieron el Obstáculo en el Imperio Romano, que con su organización política, su genio jurídico, su disciplinado ejército y su férrero orden externo, impedía la explosión de la Iniquidad siempre latente; y en el masculino participio presente, al Emperador.
Tanta fue así que al periclitar y disgregarse el Imperio de Roma bajo las invasiones bárbaras, y al disminuir gradualmente la autoridad de los Emperadores, ante la asunción del poder absoluto por los reyezuelos comandantes del Ejército, en grandes fragmentos del Imperio, creyeron los cristianos cercano el Anticristo. Cuando la segunda invasión y saqueo de la Urbe por los vándalos, San Jerónimo desde Belén escribe a Ageruchia que probablemente están cercanos los tiempos novísimos y el Anticristo.
No se reveló el Anticristo. Y entonces la exégesis patrística rectificó su punto de mira sin abandonarlo: el Imperio Romano es el Obstáculo; pero no propiamente su Emperador personal, sino su estructura formal, el Orden Romano, que se conserva y aún se completa en la inmensa creación político-cultural llamada la Cristiandad europea. Newman admite que el Imperio ha durado hasta sus días, en los "diez Reinos" que de él brotaron; e incluso un "Emperador de los Romanos" ha habido siempre hasta la Revolución Francesa, nominal al menos y no sólo nominal en los más grandes dellos, Carlomagno y Carlos Quinto. Napoleón Bonaparte quitó su título y su poder al último Rey del Sacro Imperio Romano Germánico, Francisco II de Austria, creando en 1806 la Confederación del Rhin, preludio de la inminente hegemonía de Prusia. Santo Tomás en su Comm. ad Thess. II, después de preguntarse: "El Imperio Romano cayó y no se reveló el Anticristo..." responde tranquilamente: "El Imperio no ha desaparecido", y se remite al Sermón de Pascua de San Gregorio el Magno.
El orden más o menos imperfecto pero vigente desta que llaman hoy la Civilización Occidental atajó hasta hoy la inundación de la Iniquidad. Hoy vemos dos fuezas universales poderosísimas, Capitalismo y Comunismo, en la tarea de destruirla; aunque el Capitalismo diga que su intención es defenderla; pues tiene la insensata pretensión de conservar sus frutos destruyendo su raíz; o para hablar como el Evangelio: quiere primero la Añadidura y después el Reino de Dios; o sin el Reino de Dios.
Ésta es la interpretación más sólida y respaldada del Katéjon de San Pablo (...)
P. Leonardo Castellani. El Apokalypsis de San Juan.
Tanta fue así que al periclitar y disgregarse el Imperio de Roma bajo las invasiones bárbaras, y al disminuir gradualmente la autoridad de los Emperadores, ante la asunción del poder absoluto por los reyezuelos comandantes del Ejército, en grandes fragmentos del Imperio, creyeron los cristianos cercano el Anticristo. Cuando la segunda invasión y saqueo de la Urbe por los vándalos, San Jerónimo desde Belén escribe a Ageruchia que probablemente están cercanos los tiempos novísimos y el Anticristo.
No se reveló el Anticristo. Y entonces la exégesis patrística rectificó su punto de mira sin abandonarlo: el Imperio Romano es el Obstáculo; pero no propiamente su Emperador personal, sino su estructura formal, el Orden Romano, que se conserva y aún se completa en la inmensa creación político-cultural llamada la Cristiandad europea. Newman admite que el Imperio ha durado hasta sus días, en los "diez Reinos" que de él brotaron; e incluso un "Emperador de los Romanos" ha habido siempre hasta la Revolución Francesa, nominal al menos y no sólo nominal en los más grandes dellos, Carlomagno y Carlos Quinto. Napoleón Bonaparte quitó su título y su poder al último Rey del Sacro Imperio Romano Germánico, Francisco II de Austria, creando en 1806 la Confederación del Rhin, preludio de la inminente hegemonía de Prusia. Santo Tomás en su Comm. ad Thess. II, después de preguntarse: "El Imperio Romano cayó y no se reveló el Anticristo..." responde tranquilamente: "El Imperio no ha desaparecido", y se remite al Sermón de Pascua de San Gregorio el Magno.
El orden más o menos imperfecto pero vigente desta que llaman hoy la Civilización Occidental atajó hasta hoy la inundación de la Iniquidad. Hoy vemos dos fuezas universales poderosísimas, Capitalismo y Comunismo, en la tarea de destruirla; aunque el Capitalismo diga que su intención es defenderla; pues tiene la insensata pretensión de conservar sus frutos destruyendo su raíz; o para hablar como el Evangelio: quiere primero la Añadidura y después el Reino de Dios; o sin el Reino de Dios.
Ésta es la interpretación más sólida y respaldada del Katéjon de San Pablo (...)
P. Leonardo Castellani. El Apokalypsis de San Juan.
“No hay que engañarse: en el mundo actual no hay más que dos partidos. El uno, que se puede llamar la Revolución, tiende con fuerza gigantesca a la destrucción de todo el orden antiguo y heredado, para alzar sobre sus ruinas un nuevo mundo paradisíaco y una torre que llegue al cielo; y por cierto que no carece para esa construcción futura de fórmulas, arbitrios y esquemas mágicos; tiene todos los planos, que son de lo más delicioso del mundo. El otro, que se puede llamar la Tradición, tendiendo a seguir el consejo del Apokalipsis: “conserva todas las cosas que has recibido, aunque sean cosas humanas y perecederas”
ResponderEliminar(Una religión y una moral de repuesto. CRISTO ¿vuelve o no vuelve?)
Padre Leonardo Castellani
El Sacro Imperio Romano Germánico eliminado por la Revolución ya había de hecho dejado de existir en la práctica por causa del luteranismo y la ayuda del absolutismo nacionalista francés. La continuidad del Imperio Romano quedaba con el romano Pontifex Maximus, el Papa. El liberal Pablo VI eliminó toda traba al Anticristo y se alió con la ideología internacionalista de los derechos humanos. El intelectual Benedicto XVI intenta volver a la tradición pero tras su muerte me temo lo peor.
ResponderEliminarLos textos de El Matiner me abren los ojos. He nacido en una familia conservadora que adoraba a Juan Pablo II. En el seminario me enseñan una religión mundial de los derechos humanos. Por favor, publicad textos del magisterio de los papas que condenen el liberalismo.
ResponderEliminarEl Imperio Romano de Occidente realmente cayó en el 1806, con la Revolución Francesa, como dice Castellani, aquel de Oriente en el 1917, con la Revolución Rusa.
ResponderEliminarDe hecho, desde entonces vivimos tiempos apocalípticos.
No olvidamos, pero, que ambas estas dos revoluciones fueron preparadas por la Reforma Anglicana y por la Revolución Inglesa del 1642-1660, la primera revolución europea.
En Gran Bretaña, en efecto, nacieron aquellas sectas protestantes,que ahora gobiernan el Mundo.