sábado, 12 de marzo de 2011

La Nación, la voluntad nacional y las tradiciones fundamentales

Es la Nación algo más que lo que significan y creen las escuelas liberales, que reducen prácticamente las naciones á simples agregados de individuos que coexisten en un momento de la historia. No; la nación no la forman tan sólo los individuos que hoy constituyen á España; no la forman sólo los organismos vivientes en estos momentos; entran en ella como elementos fundamentales la historia y la tradición. Más que un todo simultáneo, es una especie de todo sucesivo formado por los siglos, por las generaciones unificadas, por un mismo espíritu, producido por una misma y poderosa unidad de creencias.

De este concepto de la nación, que es el verdadero y legítimo concepto, como yo podría demostrar aquí refutando todos esos conceptos parciales geográfico, etnográfico , linguístico, etc, etc, que no significan otra cosa más que las teorías que algunos publicistas han defendido como punto de partida para sostener el famoso principio de las nacionalidades, que tantos beneficios ha reportado á algunos políticos ambiciosos, por medio de prácticas irrisorias y de evidentes mixtificaciones; de ese concepto de Nación, como todo armónico que forman la cadena de generaciones asociadas por un mismo espíritu y por una misma unidad de creencias, brota la verdadera voluntad nacional, que no es la voluntad pasajera y mudable de un día, aun cuando fuese entonces expresión del estado de la opinión verdadera del país, sino que es la voluntad de las generaciones que se han sucedido sobre el suelo de la patria y que se expresa, no por actos pasajeros y mudables, como el que nace de una elección parlamentaria, sino por hechos constantes de la historia, que tienen su expresión exacta en las tradiciones fundamentales de un pueblo; y como esas tradiciones en España se resumen en esa trinidad augusta que corresponde hasta á las palabras mismas que sirven de lema á nuestra bandera, tendríais que reconocer que la unidad católica, que es la tradición fundamental en el orden religioso; la Monarquía cristiana, que es la tradición fundamental en el orden político, y la libertad fuerista ó regionalista, que es la tradición democrática de nuestro pueblo, erán las tres fundamentales tradiciones donde estaba como vinculada y representada la voluntad nacional, lo que os llevaría á esta inevitable consecuencia: todo partido, todo hombre de Estado que se levante contra esta trilogía augusta en que se compendia y se resume la constitución interna de España, estará en contradicción con la voluntad nacional, renegará de aquello que constituye propiamente la patria, y pondrá su voluntad en contra de la patria misma.

Juan Vázquez de Mella. El programa tradicionalista. Discurso pronunciado en el congreso los días 30 y 31 de mayo de 1893.

VÁZQUEZ DE MELLA. RELIGIÓN – CUESTIÓN SOCIAL – PATRIA

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