Del semanario tradicionalista español “La Reconquista”(4 de abril de 1872)
“El obrero de la fábrica, verdadero esclavo convertido por el liberalismo en una máquina, buena sólo para producir, pero indigna de todo cuidado moral; ese obrero a quien se encierra en una especie de lóbrega cueva, donde ni penetra apenas la luz del sol, ni el aire de los campos; ese obrero a quien no se le deja ni tiempo para pensar en Dios, ni descanso par que repose en el seno de su familia y dirija una mirada a sus hijos; ese obrero que al salir de su prisión llevando aún los pulmones llenos de nauseabunda atmósfera de la fábrica, y los ojos fatigados por la luz artificial, y los oídos estremeciéndose todavía con el atronador y monótono chirrido de las máquinas, se encuentra en medio del alegre bullicio de una gran ciudad y ve pasar a su lado un sibarita cuya fortuna sabe que está formada con bienes que arrebató a la Iglesia o que ganó en el juego de la política, el más inmoral de todos los juegos; ese obrero que al volver a su casa, si por acaso es tan venturoso que la tiene, ve por todas partes el refinamiento de una civilización sensual y materialista; ve palacios suntuosos en las calles, manjares delicadísimos en las fondas, molicie y afeminación en todas partes; ese obrero a quien le han enseñado que el clero es su enemigo y la Iglesia su verdugo arrancándole así el sentimiento de la religión, único asilo de paz y dulce sosiego en donde podía encontrar inagotables consuelos y fortaleza inextinguible, ese obrero escucha una voz que le promete hacerle dueño de toda esa riqueza material, única riqueza que él conoce y que ve una mano que le señala como suyos todos esos brutales goces del cuerpo, únicos goces a que le han enseñado a aspirar, ¿cómo no ha de abrir sus oídos a esa voz, y cómo no ha de estrechar con febril afán esa mano?”
Ramón Nocedal y Romea. Discurso en el Congreso el 15 de mayo de 1892. (Pág. 293 del tomo II de las Obras Completas)
Lo que he dicho, y repito, es que el socialismo, que la anarquía, que el comunismo, todas las ideas más horribles, más absurdas que se puedan imaginar, son consecuencias lógicas y necesarias de los principios liberales; y que los anarquistas no hacen más que seguir la conducta que les han enseñado y que han seguido, y que recientemente han enaltecido aquí los partidos liberales.
Tradicionalismo y proletariado
“El obrero de la fábrica, verdadero esclavo convertido por el liberalismo en una máquina, buena sólo para producir, pero indigna de todo cuidado moral; ese obrero a quien se encierra en una especie de lóbrega cueva, donde ni penetra apenas la luz del sol, ni el aire de los campos; ese obrero a quien no se le deja ni tiempo para pensar en Dios, ni descanso par que repose en el seno de su familia y dirija una mirada a sus hijos; ese obrero que al salir de su prisión llevando aún los pulmones llenos de nauseabunda atmósfera de la fábrica, y los ojos fatigados por la luz artificial, y los oídos estremeciéndose todavía con el atronador y monótono chirrido de las máquinas, se encuentra en medio del alegre bullicio de una gran ciudad y ve pasar a su lado un sibarita cuya fortuna sabe que está formada con bienes que arrebató a la Iglesia o que ganó en el juego de la política, el más inmoral de todos los juegos; ese obrero que al volver a su casa, si por acaso es tan venturoso que la tiene, ve por todas partes el refinamiento de una civilización sensual y materialista; ve palacios suntuosos en las calles, manjares delicadísimos en las fondas, molicie y afeminación en todas partes; ese obrero a quien le han enseñado que el clero es su enemigo y la Iglesia su verdugo arrancándole así el sentimiento de la religión, único asilo de paz y dulce sosiego en donde podía encontrar inagotables consuelos y fortaleza inextinguible, ese obrero escucha una voz que le promete hacerle dueño de toda esa riqueza material, única riqueza que él conoce y que ve una mano que le señala como suyos todos esos brutales goces del cuerpo, únicos goces a que le han enseñado a aspirar, ¿cómo no ha de abrir sus oídos a esa voz, y cómo no ha de estrechar con febril afán esa mano?”
Ramón Nocedal y Romea. Discurso en el Congreso el 15 de mayo de 1892. (Pág. 293 del tomo II de las Obras Completas)
Lo que he dicho, y repito, es que el socialismo, que la anarquía, que el comunismo, todas las ideas más horribles, más absurdas que se puedan imaginar, son consecuencias lógicas y necesarias de los principios liberales; y que los anarquistas no hacen más que seguir la conducta que les han enseñado y que han seguido, y que recientemente han enaltecido aquí los partidos liberales.
Tradicionalismo y proletariado
“El capitalismo, cuya consecuencia es el consumismo, lo que hace es aumentar los vicios, aumentando las riquezas, aumentar las riquezas para los vicios, para el placer; es decir, que, de entrada, el consumismo debe considerarse inhumano.”
ResponderEliminarAlvaro D´Ors
Efectivamente el siglo XIX es el origen en España de la moderna plutocracia, proceso que en Europa es bastante anterior por efecto del protestantismo.
ResponderEliminarEn España con la desamortización de Mendizábal, en 1835, se produce una masiva “compra de conciencias” a través de la venta de las tierras robadas a la Iglesia y a las municipalidades; creándose así una “nueva” clase social soporte y apoyo del nuevo régimen liberal,al que deberá su prosperidad mediante este robo de tierras y propiedades.
Esta oligarquía, compuesta por los nuevos latifundistas, los burgueses enriquecidos y la nobleza “comprada”, el ejercito infectado de masonería y la nueva casta partitocrática, será puntal de la usurpación dinástica liberal a la que sustentará desde entonces. Este es el origen de la plutocracia española.
La desamortización será el origen de los grandes latifundios españoles, el origen de un empobrecimiento social enorme de las clases mas desfavorecidas, un desastre cultural sin precedentes…y de la creación de una crónica problemática social que envenerará todo nuestro siglo XIX y XX.
El marxismo y el anarquismo son los subproductos perversos de toda esta dinámica. Efectos disolventes y degenerados, que se explican sólo desde esta destrucción previa de todo el Orden social comunitario del catolicismo.
Atiéndase a lo que dice León XIII, con precisión y claridad,indicando las causas de la cuestión social:
ResponderEliminarSe impone concluir que la causa causarum es el liberalismo.
1. Destrucción del régimen corporativo.
2. Laicismo o secularización de las instituciones públicas.
3. Libre competencia ilimitada.
4. Usura y lucros desmesurados.
5. Concentración de la riqueza y proletarización creciente.
Consecuencias todas de las libertades tales como las entendió y practicó el liberalismo: corporaciones abolidas en nombre de una libertad de trabajo mal entendida; secularización y abandono de lós principios religiosos en la vida pública, para atender a una falaz libertad de conciencia; libre competencia, sin frenos, y usura, para asegurar amplia libertad de competencia.