sábado, 30 de octubre de 2010

En defensa de los Fueros para todos los pueblos de las Españas (I).

No es equitativo ni patriótico, dicen los antifueristas, que en la misma nación haya regiones que gocen de preeminencias y ventajas que no tienen otras. Deben, pues, abolirse los fueros que implican desigualdad.

“¡El argumento es donoso!, responde Nocedal. Pero vamos a cuentas: o esa región tiene título y derecho notorio a disfrutar esas ventajas (de los fueros) o no; si no los tiene, por ahí se ha de empezar, por negarle el derecho y el título de que carece; pero si evidentemente los tiene, como sucede en el caso de que se trata, no hay que hacer sino respetarlos, sin que nadie pueda quejarse por eso, que quien usa de su derecho a nadie agravia...Eso no es un argumento, es un horrible sarcasmo. Porque el Estado moderno, continuando la obra comenzada por el absolutismo en el siglo pasado, ha ido despojando a las regiones forales de sus fueros, a las demás de los útlimos restos que aun conservaban de sus tradiciones seculares, para ajustarlas todas al patrón y las nuevas formas mal traducidas del francés; y es, burla sangrienta y escarnio insufrible que la desigualdad por él causada contra toda razón y justicia le sirva de argumento para persuadir a sus nuevas víctimas que se dejan despojar de buena gana y voluntariamente cooperen a la obra de iniquidad y destrucción...Como el argumento adquiere fuerza incontrastable es volviéndose contra quien lo emplea. Porque si reconoce que los fueros y libertades, contra quien quiere acabar, son un bien (y por eso dice que trata de abolirlos, para que no tengan unas provincias bienes de que carecen otras), lo justo, lo equitativo y lo patriótico no es aumentar la desgracia de las que, por rara excepción, gocen todavía de algún resto de su bien pasado, sino procurar aumentárselo y hacer igualmente dichosas a las demás: igualdad que en España se conseguiría sin protestas ni conflictos, ciertamente, antes con vítores y aplausos, no acabando de arrebatar sus fueros y exenciones a las que todavía conservan rastros de ellas, sino devolviendo y aumentando sus libertades y franquicias a las que injustamente y contra su voluntad las perdieron . ¿O es que los partidos liberales reconocen y confiesan que ellos no están en el poder para hacer igualmente felices, sino por igual desventurados, a todos los reinos, regiones y provincias de España y a todos los españoles?

(“El Tradicionalismo político español y la Ciencia hispana” de Marcial Solana. 1951)
(Adhesivo de la reciente campaña foral-federalista del carlismo catalán)

viernes, 29 de octubre de 2010

Fiódor Dostoyevski: El totalitarismo del estado moderno.

"Les obligaremos a trabajar, pero en las horas libres de trabajo les organizaremos la vida como un juego de niños, con canciones infantiles, en un corro, con danzas inocentes. ¡Ah, les permitiremos también el pecado, son tan débiles e impotentes! ¡ Y nos amaran como niños por consentirles pecar! Les diremos que todo pecado será redimido, si fue cometido con nuestra venia. Les permitiremos pecar, porque los amamos; cargaremos con el castigo de tales pecados. Cargaremos con él y ellos nos idolatrarán como a bienhechores que responden de sus pecados ante Dios. Y no tendrán secreto alguno para nosotros. Les consentiremos o les prohibiremos vivir con sus esposas y queridas, tener o no tener hijos (todo ello contando con su obediencia) y ellos se nos someterán con júbilo y alborozo.”

Fiódor Dostoyevski. Los hermanos Karamázov

Un "Estado feliz" de control, corrupción y aborregamiento.
La destrucción del matrimonio y la familia, camino a la nueva esclavitud del Estado Servil.

jueves, 28 de octubre de 2010

Tareq Aziz, condenado a muerte: los crímenes del Nuevo Orden Mundial.

Bagdad/Madrid, 27 octubre 2010. El mundo civilizado, o lo que de él va quedando, contempla con horror (pero sin sorpresa) el penúltimo acto de la farsa y tragedia que se representan en Iraq desde su ocupación por las tropas del Nuevo Orden Mundial (N.O.M.) y la imposición por éste de la ley islámica en aquel antaño próspero país. Precisamente su papel en el desmantelamiento de los partidos mahometanos integristas y sus redes de terror le ha costado al ex Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores Tareq Aziz que el Tribunal Supremo del Gobierno de ocupación de Iraq le condene a muerte por ahorcamiento. La misma suerte que corrió el Presidente Saddam Husseín, por haber osado enfrentarse a los amos del mundo.

Tareq Aziz, católico de rito caldeo, es el rostro del Iraq desarrollado, donde los cristianos gozaban de plena libertad y gran influencia, que fue destruido por el gobierno de los EE.UU. y sus aliados --entre ellos la España de Felipe González y luego de José Mª Aznar-- en una criminal guerra de devastación que empezó en 1991, contra la que el Regente legítimo de España, Don Sixto Enrique de Borbón, se manifestó en diversas ocasiones.

El hijo de Tareq, Ziad Aziz, en declaraciones a la agencia ANSA desde Ammán (Jordania), afirmó que recurrir a una apelación para anular la condena a muerte contra su padre "es inútil". "¿A quién podemos dirigirnos para apelar, si el tribunal es siempre el mismo, si los jueces son siempre los mismos?". "El juez que condenó a mi padre es un miembro del partido Daawa (del actual Primer Ministro Nuri al Maliki) y en las precedentes elecciones era candidato en la lista de Maliki", añadió. Tareq Aziz fue condenado ayer a la horca junto con el ex Ministro del Interior Saadun Shaker y el secretario personal de Saddam Husseín, Abid Hamud.

(Noticia de la Agencia Faro)

sábado, 23 de octubre de 2010

El liberalismo enemigo de España.

“El liberalismo...nació políticamente con la revolución francesa que inscribió como primer miembro de su triple lema: liberté; aunque sus raíces doctrinales se remontan por lo menos al protestantismo y al Renacimiento. El liberalismo es racionalista, es decir, proclama la autonomía de la razón, a la que convierte en diosa, negando de rechazo a todo otro Dios, en forma clara o sobreentendida. De la religión prescinde, considerándola a lo sumo, como cosa de sentimiento, es decir, como algo infrarracional e indigno del hombre, divertimiento inocuo de niños y mujeres. Respecto a la moral, cada uno debe forjarse la suya, según sus propias convicciones y las conveniencias sociales. En el orden político el liberalismo defiende que la misión del Estado es garantizar la libertad individual, evitantdo únicamente el choque violento de unas libertades con otras, con lo que se podría perturbar el orden público. Es la concepción llamada del Estado-gendarme. Por lo demás, el fuerte puede muy bien oprimir al débil; engañar al inocente el astuto; sorber al prójimo las entrañas el usurero; estrujar al pueblo por el terror el cacique; y llevar siempre, en una palabra, las de perder el hombre honrado y las de ganar el hombre sin ley y sin conciencia para el cual no hay arma prohibida. El liberalismo proclama naturalmente la libertad de pensamiento y de palabra y de conciencia y de cultos...La misma libertad para la verdad que para el error, porque para él no existen errores ni verdades, es escéptico; la misma para el bien que para el mal, porque para él ni el mal ni el bien absoluto existen. Y la libertad de contratación , porque ignora que exista un orden objetivo de justicia. En el orden económico, deshumaniza el trabajo, considerándole como una pura mercancía. Y el capital, al que rinde culto, como a su único dios. Y defiende el libre cambio, lo mismo entre individuos que entre naciones; libre cambio en que queda siempre aplastado el pobre y el débil, y más honrado y potente el rico y el poderoso. El liberalismo es pecado y fué siempre condenado por la Iglesia.”

P. Maestro don Fray Albino González y Menéndez–Reigada, Obispo de Tenerife. “Los enemigos de España”. La Laguna -1939.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Ética y negocios: El nacimiento de las plutocracias.

" (...) De ahí que San Pío X, el Gran Pontífice, repitiese a cada instante que los pueblos son lo que de ellos hacen los gobiernos, máximos educadores prácticos. Lo cual pone en evidencia el crucial problema de la escogencia de cierto tipo de Ética por parte de una colectividad, para que a través suyo disponga de un criterio de referencia para evaluar su producción legislativa.

Desde la promulgación del Edicto de Milán por el Gran Emperador Constantino en el curso del año 313 d.C hasta la agonía del Imperio Hispánico durante el siglo XIX, todo Occidente adhirió a una Declaración de Deberes del Hombre que el catolicismo acababa de formular con la confirmación de la Ética de los X Mandamientos , reinterpretada a la luz de los Evangelios; era la aceptación de una verdad que en vez de surgir del consenso lo provocaba con la consigna del "Amaos los unos a los otros como yo os he amado".

De ahí que para su cumplimiento el hombre debiera disponer de cierto tipo de libertad, que así concebida revelaba ser tan sólo un "medio" orientado a permitir al hombre el ejercicio de derechos condicionados por el bien común, dentro del marco del "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (...)

En cambio, las nacientes Repúblicas Democrático-Capitalistas se adhirieron a una misma y fundamental corriente que brotando de la herejía protestante se vería nitidamente cristalizada por primera vez en la Revolución Inglesa de 1688, sus principios serán los mismos que inspiren los de la Norteamericana de 1776 y los de la Francesa de 1789, al menos en su versión Girondina (...)

Estas "Luces", que no pasaron de ser los resplandores de las tinieblas de la filosofía materialista de Locke, Montesquieu y Kant, luego magistralmente sintetizada por Hans Kelsen, parten del principio de que la verdad resulta inaccesible al conocimiento humano; de donde deducen que éste tan sólo puede alcanzar a formular "Opiniones". En consecuencia cada cual podrá adoptar la suya propia en tanto que guía para sus acciones y propósitos, a condición de contar con un marco abstracto de Derechos Humanos que le permitan tratar de lograr su alcance , en "libre competencia", con sus semejantes, el dogma de los dogmas de la nueva mentalidad.

Sin embargo este proceso podría naufragar en el caos de la anarquía; no lo hará porque la naturaleza material dispone , según ellos, de una especie de instinto selectivo que le permite ir indefinidamente progresando a través de la supervivencia del "más apto" de acuerdo con el lenguaje que desde Charles Darwin emplean los evolucionistas para designar al "más fuerte" cuya brújula vital sólo puede ser la de la "Utilidad" de sus actos (...) "

Luis Corsi Otárola "Los Realistas Criollos" ed Nueva Hispanidad

domingo, 17 de octubre de 2010

La nueva invasión mahometana.

Siguiendo el artículo “D. Pelayo, rey legítimo y restaurador”, publicado en este mismo blog el sábado 27 de febrero de este año, y al hilo de las últimas provocaciones de los moros, reiniciadas este verano pasado, vamos a desarrollar alguna de las comparaciones allí mencionadas. Y con la intención de alertar sobre el plan de re-islamización de nuestra Patria (o lo que resta della) por Marruecos y Arabia Saudí, principalmente.

En aquel escrito se relacionaba el 11-M con la inmigración mahometana. Ahora vamos a comenzar por dicha relación. Para ello hemos de recordar que la “Yihad” o Guerra “Santa” de Mahoma es el medio principal de expansión de su secta y como su carácter es plenamente terrorista, genocida y rabiosamente anticristiano. En el caso de Marruecos, un estado artificial creado por la política des-colonizadora de EEUU en 1956, podemos citar algunos ejemplos de su “vecindad prioritaria” como la agresión a Sidi Ifni (1957), la Marcha Verde, organizada cuando agonizaba F. Franco, o los más recientes atentados del 11 de marzo de 2004, que colocaron al siniestro payaso de ZetaP en el poder.

Desde hace tiempo, los países mahometanos comenzaron a enviar emigrantes a Europa de forma masiva. Así logran aliviar las tensiones internas (que en estos regímenes son muy fuertes debido a la tiranía y corrupción que les caracteriza) y también comenzar una nueva forma de expansión, adecuada a estos tiempos de Nuevo Orden Mundial y guerras de cuarta generación. Aunque los medios des-informativos (especialmente los españoles) lo silencien y oculten, el objetivo de esta inmigración masiva es ocupar Europa para el “Islam”, aprovechando el envejecimiento y la disminución de la población europea desde la Revolución Cultural de 1968. Al igual que los nazis o los bolcheviques en su momento, los mahometanos no esconden estas intenciones: la última declaración, en este sentido, ha sido la del presidente libio Gadaffi, a comienzos de este año, cuando, con su arrogancia habitual, pronosticó que Europa sería musulmana en pocas décadas, pues ya hay más de 55 millones de mahometanos en ella. Y ya sabemos que moros (en España y Francia) y turcos (en Alemania, Suiza, Austria…) no son inmigrantes normales. Estos vienen a quedarse. Saben muy bien que las democracias liberales son débiles y, aprovechando sus mismas leyes de “libertad religiosa”, pueden invadir impunemente este viejo continente. Saben muy bien que cuentan con el apoyo de los EEUU (y hasta del Vaticano) para ello y que nadie les hace frente. Su estrategia es repoblar los pueblos pequeños y las zonas rurales abandonadas para, una vez fijados allí, justificar la intervención de los estados mahometanos cercanos (Marruecos y Argelia para España y Francia. Turquía y Albania para los Balcanes y Centro Europa), es decir, una “Yihad” en regla. No tienen prisa. Les sobra tiempo y petrodólares.

Volviendo a España, aquí se ha creado un partido político, el PRUNE (Partido para la Restauración y Unificación de España) con el que se van a presentar a las elecciones municipales de 2011, justo el año en el que se cumple el XIIIº Centenario de la primera invasión mahometana de nuestra Patria. Con su habitual prepotencia, afirman buscar “representación” en pueblos y ciudades clave y el poder donde sean mayoría. Está claro que están volviendo para hacerse con todo el poder que puedan conseguir. Llamados por la casta política del PPSOE, los nuevos traidores witizanos de nuestros días, con cuyo apoyo y debilidad cuentan de sobra, están ocupando de nuevo España.

Esta nueva invasión se esta desarrollando ante nuestros propios ojos desde 1995 (si bien es verdad que de forma oculta y silenciosa); pero la inmensa mayoría de los españoles, anestesiados por los medios des informativos oficiales y oficiosos, no son conscientes de la gravedad de lo que ocurre. Además, nuestra sociedad des cristianizada, donde está bien visto apostatar de la Religión Verdadera que nos legaron nuestros mayores (Véase el reciente caso de Miss Ceuta) no quiere oír “exageraciones negativas”…

Para los católicos españoles que reflexionen en todo esto con Fe, es fácil ver un aviso providencial en la coincidencia del XIIIº Centenario de la invasión de Tarik con el comienzo de la ocupación de cargos municipales por los islamistas del PRUNE.

Pero, ¿Cuántos españoles conservan aún la Fe Católica auténtica, no la modernista, para querer defenderla? ¿Cómo se defenderá un reino que fue católico, pero lleva desde 1967 renegando de Jesucristo, al destruir la confesionalidad católica que fue su fundamento, su fuerza y su unidad? Si esta apostasía nos la han impuesto como la base de todo el régimen progresista que sufrimos desde 1978 ¿de qué extrañarnos?

Mohamed VI es el sultán de los mahometanos marroquíes, puesto que los estados del “Islam” son confesionales, no lo olvidemos. Y, aunque su religión sea falsa, les da más fuerza a los moros que a los progres del PPSOE sus “valores” o sus presuntas“libertades democráticas” De ahí la cobardía continua de políticos, clérigos, periodistas y demás castas gobernantes ante los mahometanos.

La única salida a esta nueva pérdida de España es una restauración radical, que solo puede venir de un príncipe legítimo que levante de nuevo la Monarquía Tradicional Católica y su unidad de Fe: S. A. R. D. Sixto Enrique de Borbón Parma. Y una vez sustituido el usurpador y la casta de políticos parásitos del PPSOE que le mantiene (no olvidemos que este señor se dice “hermano” del sultán marroquí y es amiguísimo de Carrillo y ZetaP, por poner unos pocos ejemplos) podría comenzarse a defender España. Pero si los españoles siguen sin querer la libertad de los hijos de Dios, que solo da N. S. Jesucristo y el poder político legítimo, que es el que Él ha designado para nuestra Patria, tendrán otra vez la esclavitud de la tiranía mahometana. Esto es lo que están preparando para nuestros hijos. Que Dios (el Único Dios Verdadero, la Santísima Trinidad y no esa divinidad deísta que dicen los modernistas compartir con moros y judíos) nos coja confesados.

Boina Roja Montaraz BRM

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Deber de votar?

Las urnas electorales son los
contenedores de basura del sistema liberal partitocrático.

El deber de votar: he aquí un tema muy central de la Moral política de hoy, en el que el magisterio episcopal no ha dejado de pronunciarse en la España anti-cristiana de hoy, invocando, aunque no sea de manera expresa, la doctrina del “mal menor” (…).

Desde nuestro punto de vista (…) la participación en las elecciones implica, ante todo, una aceptación de los principios del sistema. Como hemos dicho ya, y hemos explicado en otras ocasiones anteriores, el voto se compone de una opinión –la opción personal- y un acto de voluntad, que no tiene por objeto esa misma opinión, sino, -y esto es lo más grave- la aceptación del resultado del escrutinio. Quien emite el voto –sea electivo sea legislativo –viene a decir: “yo opino que esto es lo mejor, pero en todo caso acepto y quiero lo que del resulte del escrutinio”. Esa es la “volonté générale” del liberalismo. Es decir, votar es aceptar el sistema impuesto, como, en cualquier competición deportiva, el que toma parte en ella, aunque pugne por vencer, acepta las reglas del juego y acepta el resultado que declare el árbitro. Quien no quiera aceptarlo, no debe participar en el juego.

Así pues, también en esto lo que debe tenerse en cuenta es la consideración de la prudencia. Toda la cuestión del llamado “mal menor” debe plantearse como cuestión de prudencia, y, por tanto, casuísticamente, por las diferencias prácticas entre una actuación positiva o una abstención (…) es cierto que la actitud de abstención, perfectamente lícita, tiene un alcance mayor, por cuanto equivale a una repulsa del orden establecido por el poder constituido. En otras palabras: no participar en el sufragio es una oposición no solo a un acto concreto de la potestad, sino a todo el orden establecido por ella. Con todo, no implica un desacato a la potestad misma y, por ello, es lícita la abstención. Esto, aparte de que, como se dice conclusivamente en el estudio antes citado, “la política del mal menor es la política del mal mayor”, por los efectos actuales de la claudicación de principios que tal “política” siempre supone. Solo por el afán de adhesión a las corrientes dominantes de un momento histórico puede explicarse la obcecación doctrinal que ha llevado a una declaración de autoridad que grava tan innecesaria e indebidamente la conciencia de los fieles con el nuevo y supuesto deber de participar en las elecciones, cuando en otras ocasiones moralmente más apremiantes se optó por un desorientador silencio. En el fondo, sería como si se hubiese impuesto a los cristianos de la época de Nerón el deber de participar en los actos oficiales del culto imperial, siempre en virtud del “mal menor”, porque, en efecto, el dominio del emperador romano era “menos malo” que la anarquía que podría ser la consecuencia de la insubordinación contra el orden oficial de la época. Pero es claro que el deber de acatar la potestad de Nerón no conlleva la de aceptar el orden oficial por él impuesto, pues, como hemos recordado, hay que obedecer a Dios más que a los hombres (Hechos V, 29) y no hay diferencia esencial entre la potestad de Nerón y la de los nuevos gobiernos democráticos, cuyo anti cristianismo es, desde luego, mucho menos disculpable que el del ignorante Nerón.

Álvaro d´Dors
"La violencia y el orden". 1ª edición Pamplona 1987.

lunes, 11 de octubre de 2010

Isabel la Católica. Sierva de Dios, Reina de la Hispanidad



Cetro y Corona de Isabel la Católica

ORACIÓN (uso privado)

Por intercesión de la sierva de Dios Isabel la Católica.

DIOS, Señor y Padre nuestro, que nos has manifestado tu providencia en la elección de tu sierva Isabel como instrumento de tu gloria en la dignificación cristiana del hombre, en la exaltación de la fe y su extensión al Nuevo Mundo. Te damos las gracias por este don sobrenatural de sus virtudes y de su ejemplo permanente desde las cimas del gobierno de los pueblos para la redención y la salvación de todos. Te rogamos te dignes perpetuar su intercesión en el Cielo para continuar su obra comenzada en la Tierra; y para obtener ahora las gracias especiales y favores que por su medio te pedimos, en unión con Cristo nuestro Señor y Mediador, que contigo y el espíritu Santo vive y reina y es Dios por todos los siglos. Amén.


Excelentísimos señores, queridos amigos:

Es para mí una gran satisfacción poder acompañarles en este simposio que, con motivo del Quinto Centenario de la muerte de la Reina Isabel de Castilla, la Católica, organiza la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Debo comenzar por expresar mi agradecimiento a la Universidad, que ha querido asociarme a la celebración. Conozco la Universidad desde hace decenios, pues goza de merecida fama, y me honro con la amistad de algunos de sus fundadores, singularmente la ejemplar familia Leaño, que hoy tengo ocasión también de renovar.

Como Infante de España y descendiente de la Reina Católica, son muchos los sentimientos que se me agolpan:

En primer lugar, una gran emoción de que este acto se celebre no en la vieja Península Ibérica, sino en la pujante Nueva España. Y en una Nueva España nacida al calor del amor a la Virgen María, en Guadalupe y aquí, más cerca, en Zapopan.

En segundo lugar que, dentro de la Nueva España, nos encontremos en Jalisco. ¡Cómo dejar de evocar la epopeya cristera, que en estas tierras se desarrolló con especial intensidad! Depositario de la legitimidad carlista española, no puedo dejar de recordar que aquellas guerras dinásticas del XIX se hicieron al grito de “por Dios, por la Patria y el Rey”, afirmación de la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo que los mártires cristeros rubricaron con su grito “¡Viva Cristo Rey!”, y que los voluntarios carlistas todavía volvieron a hacer sonar en la cruzada de 1936-1939.

Finalmente no podría dejar de decir algunas palabras sobre la Reina Isabel, que quisiéramos ver pronto en los altares, una vez que los dictados de la “corrección política” (y eclesiástica) sean de una vez, y esperemos que definitivamente, dejados a un lado.

La meditación de su testamento debiera estar siempre presente en la mente de los gobernantes. Por las virtudes humanas y cristianas que exhibe. Por el temple de Reina que lo llena. Por el amor a la Hispanidad, aunque la palabra aún no se usara, que lo preside.

Pero son toda su vida y su obra las que deben ser objeto de meditación. Al reformar la Iglesia alejó el peligro de la “reforma” luterana, que habría de llegar más tarde a Europa, pero de la que el mundo hispánico se vio libre. Al llevar adelante la Reconquista, hasta el reino de Granada, último reducto moro, completó la recuperación de España, y hasta el final con la expulsión de los judíos no convertidos. Al afirmar la presencia castellana en el Norte de África, en la llamada Hispania Tingitana, demostró otra vez su celo apostólico y su aguda visión geopolítica. Y, sobre todo, al impulsar la gesta americana, sentó las bases de la Hispanidad, de las Españas grandes. Que sus sucesores consolidaron en la senda de su espíritu: Carlos I en la “Controversia de Valladolid” y en la legislación de Indias, completada luego por los Felipes.

La gesta americana no se puede comprender sin la acción de los Reyes y todo un pueblo en misión. Solórsano Pereyra, en su Política indiana resume que “la conservación y el aumento de la fe es el fundamento de la Monarquía”. Así fue la obra de la Reina Católica, que tantos frutos esperamos siga dando. Quiera Dios que este simposio sirva para que la Reina Isabel esté pronto en los altares.

Muchas gracias.

S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón. Guadalajara, Jalisco (Nueva España) 22 de mayo de 2004. Mensaje inaugural del "Seminario Internacional sobre la Sierva de Dios Isabel la Católica".


Isabel la Católica forma parte esencial de la Tradición Hispánica, pues toda su acción social y política viene guiada por el tetralema de Dios, Patria, Fueros, Rey legítimo. Así pone en el centro de su empeño político la consecución de la unidad católica de España con la derrota militar de los últimos reductos mahometanos (derrota para la cual empeña las arcas de la Corona y sus propias posesiones personales) y la expulsión de los judíos; emprende labores de reforma de órdenes religiosas en una época de relajación de costumbres en los monasterios; conduce toda la empresa del descubrimiento americano al bautismo de los indios. Ama a España profundamente, a la que quiere ver reunificada y libre del yugo invasor, dando un impulso a una Reconquista adormecida por la anteposición de intereses materiales por parte de algunos reyes cristianos anteriores. Entiende que el poder Real ha de ejercitarse con respeto de las leyes y las Cortes territoriales y concede nuevos Fueros a los territorios reconquistados, recorriendo y gobernando las Españas según sus tradiciones políticas y respetando el derecho consuetudinario; viviendo la variedad de las Españas también en lo cultural, vistiendo el traje tradicional de los territorios que visitaba e incluso expresándose e imprimiendo documentos oficiales en las lenguas particulares de cada uno de ellos (sin detrimento de la consolidación desde siglos atrás del castellano como lengua común, o española por antonomasia). Impuso un sistema de justicia social y redistributiva, sobre todo en las Leyes de Indias, tomadas como modelo de muchas reivindicaciones laborales posteriores. Y su sentido legitimista la llevó a reclamar sus derechos al trono de Castilla contra las intrigas palaciegas, fortaleciendo la monarquía y ejerciendo con rectitud cristiana el poder y el mando. Su vida y su actuación religiosa y política son la antítesis del liberalismo, por lo que es una infamia que su nombre y su Trono se vea usurpado por las antirreinas de la revolución.

Presentación del acto "Isabel la Católica y la Tradición Hispánica". Organizado por las Juventudes Tradicionalistas de España en Albacete el 15 de mayo de 2002.


[Agencia FARO] Madrid, 10 octubre 2010, mes del Santo Rosario. El próximo martes 12 de octubre se celebra, como es sabido, la fiesta de Nuestra Señora del Pilar, patrona de Aragón, día de la Hispanidad y de la Raza (por más que en Argentina, donde apareció por primera vez esta denominación, pretenda suprimirla el tándem Kichner-Fernández, como FARO informaba recientemente). No se trata, sin embargo, de una supuesta "fiesta nacional", invento del Gobierno socialista de Felipe González en 1986. Por eso resultan lamentables los llamamientos de muchos supuestos patriotas para celebrarla como tal.

Los días oficiales de "fiesta nacional" son propios de los nuevos estados-nación surgidos de la Revolución. Una patria tan antigua como España no celebra semejantes cursilerías. A menos que se sostenga --como lo hacen Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy y el PP, o el arrupita Fernando García de Cortázar-- que España nació de las falsas Cortes de Cádiz y la nefasta Constitución de 1812. En cuyo caso deberían poner la "fiesta nacional" el 19 de marzo. Porque lo que celebramos el 12 de octubre en la Península es la ocasión memorable en que nuestra tierra fue hollada por los pies venerables de la Santísima Madre de Dios; catolicidad a la que debemos, ciertamente, nuestra identidad nacional, y por consiguiente la empresa descubridora que extendió la Hispanidad por todos los continentes. Pero la Patrona Mayor de las Españas es la Inmaculada Concepción, cuya fiesta se celebra el 8 de diciembre.

LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN
Haz cuanto puedas por rezar el Rosario cada día, y si es junto con otros multiplicas el valor de tu oración y de tu filial amor a la Madre de Dios. Lleva su escapulario y una medalla. Sea cual fuere su advocación, la Virgen te acompaña. Pero en especial invócala en la del Pilar de Zaragoza.

Devocionario del Requeté