miércoles, 28 de diciembre de 2011

José Pancorvo: Boinas Rojas a Jerusalén, 2ª Edición

ANTE DIOS NUNCA SERÁS
UN HÉROE ANÓNIMO

Adoremos a Dios heroicamente,
adoremos a Dios sempiterno,
adoremos a Dios Creador, Redentor y Juez,

adoremos a Dios en sus obras supremas,
adoremos a Dios en su obra maestra la Madre de Dios,
adoremos a Dios en la Iglesia y sus Jerarquías legítimas,

adoremos a Dios en la Cristiandad y sus Dinastías legítimas,
adoremos al Dios de los Boinas Rojas en su Jerusalén celeste,
adoremos al Dios de los Ejércitos en sus ejércitos,

adoremos a Dios con adoración cada vez más heroica,
adoremos a Dios hasta el Santo Sepulcro,
adoremos a Dios hasta aterrorizar al infierno.

ENCIÉNDETE O ESCÓNDETE

Enciéndete, España santa,
del entusiasmo carlista
en olas de juventudes
inmensas e intempestivas.
Enciéndete, España joven,
que el milenio te ilumina
con un sol de mil claveles
que te da vino de vida.

Enciéndete, España Judit, los claveles;
Escóndete, España Holofernes, si puedes.

Escóndete, España vieja,
moribunda apodrecida,
y por loca y rebelada
bebe el vino de la ira.
Escóndete, España bruta,
vieja bruja confundida,
huye si puedes, no a Francia,
que no serás recibida.

Escóndete, España Holofernes, si puedes
enciéndete, España Judit, los claveles.

COELESTIS URBS IERUSALEM

El Cielo es una Católica Jerusalén.
Sea la Tierra una Jerusalén Católica.

Sea una Jerusalén la Tierra.
Siete veces trompetas reproducen el día
de las nueve salidas a la paz más divina.
Son las trompetas de los carlistas.
La Tierra sea Jerusalén.
El orbe se atormenta pero saetas vuelan
de voces en florestas bajo fuertes banderas.
Son boinas rojas que recién llegan.
Sea la Tierra Jerusalén.
Ni el fuego nos detiene bajo el trueno de Dios,
nuestras banderas vuelan en la centella atroz.
Somos carlistas, ya Dios triunfó.
La Tierra sea Jerusalén.

El Cielo es una Católica Jerusalén.
Sea la Tierra una Jerusalén Católica.

ASPIRACIONES PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
( Mt XXIV; Apoc XIX y XX)


Majestad Divina de Cristo, arróbanos
Espada de Cristo, alúmbranos
Capa roja de Cristo, guíanos
Vara de hierro de Cristo, comándanos
Vino de la Santísima ira de Cristo, aliméntanos
Oh Jesús Dios Fuerte, llámanos
entre tus filas, alístanos
no permitas que nos separemos de Ti
al enemigo malo, abísmalo
de toda superficialidad y flojedad, cúranos
y a toda hora, únenos
a tus ejércitos del cielo y de la tierra
por los siglos de los siglos, aménJosé Pancorvo. Boinas Rojas a Jerusalén, Poesía carlista del siglo XXI. Itinerarios, Madrid 2011, 21x14 cm. 80 páginas. ISBN 978-84-936787-8-4 (2ª edición-1ª edición Lima 2008)

domingo, 25 de diciembre de 2011

La tentación del "comunitarismo" ante el caos social

El giro postmoderno también ha tenido su impacto en el pensamiento clásico. Y al mismo responde lo que se ha dado llamar, con expresión procedente de los Estados Unidos, el "comunitarismo" . No es de estrañar, para empezar, que se haya producido precisamente allí el alumbramiento de tal movimiento de ideas y acciones. Pues, como acabamos de ver, es en su seno donde se ha fraguado la particular relación entre sociedad civil y política que ha conducido a la "hegemonía liberal". Esto se explica, desde luego, por el contexto particular en que nacieron los Estados Unidos, casi como encarnación histórica de un "contrato social" que mientras en el viejo mundo no podía por definición sino resultar ahistórico, allí por lo contrario, precedido por un singular "pluralismo", iba a ser funcional a la creación de un cuerpo político, originando un "federalismo" bien distinto de la práctica del "principio federativo" medieval, pero también del luego exportado a Europa, que luego se perpetuaría. Pero también, desde otro ángulo, por el también contexto particular de la tradición intelectual anglosajona, empirista y pragmática. En cierto sentido, pues, puede decirse que los Estados Unidos nacen ya desembarazados de la existencia de la "Cristiandad", así como que no ha dejado de gravitar en ellos la tensión entre la Ilustración a la francesa o a la alemana (les Lumières o Aufklärung) y la inglesa (Enlightment).

Ambos aspectos están presentes, a no dudarlo, en la toma de posición comunitarista, que si critica el liberalismo lo hace desde dentro: en puridad el primero es una suerte de relativismo teñido de historicismo y sociologísmo, pero -a diferencia del segundo- no individual sino colectivo. Su antropología, deudora de una metafísica, o más bien de una ausencia de ella, por lo menos en su significado para el realismo clásico, rechaza cualquier universalidad, y resulta incompatible por lo mismo con la razón y la ley naturales. Y no en el sentido de distinguir entre una racionalidad o un derecho natural racionalistas (dogmáticos) frente a otros clásicos (problemáticos), aquellos idealistas mientras que éstos radicados en la historia, sino directamente en el de disolución de la racionalidad y la justicia como realidades con una dimensión universal.

Sin embargo, de un lado, la batalla sostenida contra el liberalismo individualista, así -de otro- la disgregación progresiva y acelerada de las sociedades occidentales, ha conducido a muchos que se reclaman fieles al pensamiento clásico a caer en la tentación. Una tentación que se concreta en la renuncia a la verdadera comunidad política, plenaria o -según otra terminología no exenta tampoco de riesgos- "perfecta", y que se contenta con la yuxtaposición de comunidades, irreductibles, que simplemente aspiran a ser reconocidas. Ya no es, siquiera, la sociedad civil autorregulada e independiente de la política, sino la disolución de la idea de la comunidad de los hombres, con sus eternas tensiones entre identidad y comunicación, consensus y sobre-ti, sustituida por el repliegue sobre una identidad hipertrofiada y en que las opciones dejan de ser humanas para ser ideológicas, y por lo mismo, en el fondo irracionales. Es no sólo la deserción de la política, sino también de la sociedad. Y de la nación. Al tiempo que es la clausura sobre el yo y los que le son iguales, cuando la radicalidad de la convivencia, que brota de todos los estrados de la personalidad, procede precisamente de las diferencias entre los hombres.

Claro que puede entenderse la reacción comunitarista dentro de la dinámica de la modernidad tardía, decadente y reactiva al mismo tiempo respecto del paradigma moderno, hipermoderna finalmente. Más aún, como hemos dicho, en el universo mental "americano". Las citas de Aristóteles y su acogida por cierto catolicismo, en general llamado "tradicionalista", no deben sin embargo engañarnos. El comunitarismo ensambla confusamente materiales en parte contradictorios entre sí, pero que convergen en una suerte de fideísmo gnóstico.

Estamos, pues, bien lejos del pensamiento clásico y católico.

Miguel Ayuso. El Estado en su laberinto. Las transformaciones de la política contemporánea

lunes, 12 de diciembre de 2011

El Carlismo y la Latinidad.

Frédéric Mistral. Poeta provenzal, defensor del catolicismo y la tradición contra el liberalismo y la modernidad. Difusor de la latinidad.

La desvirtuación hasta lo obsceno del concepto de Latinidad, especialmente por su clara connotación antihispánica en el término Latinoamérica, ha hecho que los orígenes estrictos del término y de la corriente cultural que lo animó hayan quedado absolutamente ensombrecidos. Sin embargo la idea de la latinidad representó una respuesta tradicional al orden anglosajón y al pangermanismo, un último pálpito de la vanguardia de la romanidad frente al barbarismo europeo y como tal fue acogida por el Carlismo.

Fue Frédréric Mistral, poeta provenzal en lengua occitana, quien propuso el término y ánimo las reuniones latinas de Montpellier. Tiene en su origen un fundamento puramente cultural, el acercamiento de las diversas lenguas y culturas latinas de la que nació la propuesta de confederación política. Sin embargo los impulsores originales (los felibres) se mantuvieron muy al margen de esa pretensión de hacer de la latinidad una ideología política(1). A Mistral se le debe el renacimiento de la cultura occitana, fuertemente influenciado por los escritores catalanes de la Renaixença, a los que muy pronto empezó a tratar. Muchos huían del régimen liberal isabelino que en ocasiones aplicó una incipiente represión contra el uso de la lengua catalana y se instalaron en la Provenza. Mistral visita Cataluña, participa en los Jocs Florals y se empapa del ambiente tradicional y católico que inspiraba sin fisura alguna de esas primeras reuniones. El provenzalismo de Mistral no se inscribía en un nacionalismo cainita (en que no obstante acabaría degenerando con el tiempo cierto sector del catalanismo) sino en la profunda concepción orgánica de la civilización, análoga postura a la de los primeros catalanistas. Pese la génesis jacobina de la Francia de su tiempo Mistral se comprometió con el gobierno de facto (como también hicieron los carlistas cuando la política internacional española estaba en juego, como en los casos de las guerras de Marruecos, Cuba y Filipinas) durante la guerra franco-prusiana, en la que veía el gran enfrentamiento entre la latinidad y el pangermanismo. Por eso su concepto iba más allá de lo estrictamente estatal y apelaba a la unidad de la latinidad, nunca con vistas a formar un único Estado, sino como ámbito cultural, histórico y civilización de las lenguas y culturas romances, sin perjuicio de los otros importantes y diversos aportes culturales que acabarían conformando esos pueblos. Mistral se inscribió dentro de las ideas políticas de otro provenzal ilustre: Charles Maurras, que en su Action Française defendía una Francia tradicional, muy apartada del nacionalismo jacobino y liberal que de hecho suponía la liquidación de la verdadera Francia(2). Precisamente en la AF existía un importante componente contrario al pangermanismo que redundó en la afirmación de la Latinidad como contraposición al expansionismo alemán.

Estos antecedentes resultan de por si suficientemente valiosos para enjuiciar la ortodoxia original del concepto de Latinidad como la unión de los pueblos de “raza” (entendida no como pura biología sino en un sentido de estirpes históricas) y cultura latina. Enunciación que en España fue acogida casi en solitario por el Carlismo. Así queda de manifiesto en el Testamento Político de SMC Carlos, el más castizo de nuestros Reyes:

Aunque España ha sido el culto de mi vida, no quise ni pude olvidar que mi nacimiento me imponía deberes hacia Francia, cuna de mi familia. Por eso allí mantuve intactos los derechos que como Jefe y Primogénito de mi Casa me corresponden. Encargo a mis sucesores que no los abandonen, como protesta del derecho y en interés de aquella extraviada cuanto noble nación, al mismo tiempo que de la idea latina, que espero llamada a retoñar en siglos posteriores.

Con el tiempo el término acabó cayendo en desuso, pues las fronteras estrictas del paradigma estatalista separó y alejó a pueblos de una misma raza y estirpe. Los antagonismos estatales se terminarían convirtiendo en antagonismos nacionales y la latinidad quedaría oscurecida. En España se produce la afirmación de la Hispanidad, concepto nacido en Argentina con otra dimensión pero perfectamente compatible con la Latinidad. Sin embargo, en lo que toca a la proyección americana de la cultura es unánime el reconocimiento de que el término correcto es el de Hispanidad e Hispanoamérica, por ser una obra restringida a España y Portugal y no a toda la Latinidad. El término Iberoamérica tampoco es correcto ni siquiera por la pretensión de referirse a los pueblos americanos de lengua portuguesa. En primer lugar los pueblos portugueses son más celtas que íberos. Si se pretende usar con el ánimo de referirse al origen peninsular tampoco es correcto, pues ni la conquista española ni la portuguesa estuvo limitada a los contornos peninsulares de España o de Portugal, teniendo un carácter esencial y decisivo el concurso de los territorios extrapeninsulares en esta gesta, Canarias en el caso español, Azores y Madeira y los territorios africanos en el caso portugués. Sigue siendo preferible usar el término hispano, tal y como razonó Ramiro de Maeztu al inicio de su Defensa de la Hispanidad.

El término Latinidad, usado por tradicionalistas de raza y cultura latina durante el siglo XIX y los primeros años del XX fue manipulado a posteriori con el uso del término Latinoamérica por los enemigos de la América Hispánica y de la propia Latinidad con la intención de desprestigiar y escamotear el verdadero significado de la obra del descubrimiento, conquista y evangelización de América.

(1) Así lo hace constar el poeta y periodista valenciano Teodoro Llorente, animador de un cierto regionalismo valenciano de índole burguesa que intentó expandir en España el proyecto político de La Alondra: (…) Los felibres no quieren hacer política, como ahora se dice, pero como se inspiran principalmente en la tradición, los republicanos, los demócratas, todos los que obedecen á ideas revolucionarias, recelan de sus propósitos y los tachan de reaccionarios. Para contrarrestar esa tendencia, han fundado La Lauseta, cuya presidencia ha aceptado Victor Hugo y su órgano L’Alliance Latine, cuyo primer número acaba de aparecer, expresa claramente sus aspiraciones políticas.

(2) No obstante no resulta del todo unánime esta visión de la AF. Para una inteligente visión crítica de la misma como corolario de toda una tesis politológica Jean de Viguerie, Les deux patries. Essai historique sur l´idée de patrie en France, Grez-en-Bourie, 1998. Tesis recientemente tratada por Miguel Ayuso en su magnífico ensayo El Estado en su laberinto. Las transformaciones de la política contemporánea. Colección De Regno nº 8. Ediciones Scire, Barcelona 2011.

sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Democracia o tecnocracia al servicio de los mercados financieros?

Las trasformaciones de la democracia debe, pues, examinarse necesariamente es ese cuadro. Si en la fase denominada "liberal" el protagonismo lo tuvieron los gentlement, las grandes personalidades políticas, en un horizonte marcado por el sufragio censitario y la creación de una clase burguesa al servicio de la revolución liberal, la sucesiva fase democrática -con la introducción del sufragio universal- vino caracterizada por la emergencia de los partidos políticos, nuevas feudalidades que indujeron una nueva y creciente oligarquización en la fase más cercana de nuestros días, caracterizada propiamente como "partitocrática". A la larga se abriría la posterior crisis de los partidos, de las instituciones representativas (los parlamentos) y, en definitiva, de la propia democracia, sustituida por la tecnocracia. Si este proceso tuvo importantes reflejos en el nivel estatal, ha sido el ámbito "europeo" (recte, de la Unión Europea) donde ha adquirido carta de naturaleza a cuenta del famoso "défecit democrático", que si desde algún punto de vista puede convertirse en sinónimo de las exigencias del "buen gobierno", desde otro no deja de ahondar una opacidad creciente que desnuda progresivamente el vínculo entre poder y sociedad en que consiste la representación política.

Miguel Ayuso Torres. El Estado en su laberinto. Las transformaciones de la política contemporánea.

¿Qué es una política popular? Aquella en que se gobierna CON el pueblo

La tecnocracia y el hombre masa, camino al totalitarismo moderno


jueves, 17 de noviembre de 2011

Actualidad del cuatrilema (I): Dios

Pensemos primero en la unidad católica. Allí donde se mantenía la unidad de fe, era un deber sagrado preservarla; atacarla, una impiedad. Abrir el pluralismo religioso donde había unidad católica, sencillamente suicida. La propia Iglesia católica, humanamente hablando, ha contribuido a este suicidio, desde luego con sus praxis, y quizás también con su giro doctrinal. Pues la comunidad de los hombres no es pura coexistencia. Hoy el llamado multiculturalismo, en sus múltiples formas, sostiene que de una manera o otra todas las culturas y las religiones son igualmente valiosas, por lo que hay que crear simplemente un marco neutro de coexistencia. Eso son los juegos, presididos por reglas formales; o las sociedades mercantiles, regidas por la voluntad de los socios.

La vida de los hombres en sociedad, en cambio, tiene algo de comunitario. Quizá no pueda ser una comunidad perfecta, como los griegos todavía creían, porque eso la aproximaría a la Iglesia. Los hombres conviven con cosas que los diferencian y otras que los ocomunan. Pero lo que no es posible es que haya una verdadera convivencia sin algo de comunidad, sin un principio comunitario, sin algo que trascienda la utilidad o los lazos formales para insertarse en la carne y en la sangre. La unidad católica, la realeza social de Nuestro Señor Jesucristo, reducida a su núcleo de inteligibilidad puede traducirse así: más allá de las exigencias de orden sobrenatural de dar públicamente el culto debido al verdadero Dios, desde el ángulo humano no supone otra cosa que la exigencia de la comunidad de los hombres.

La situación presente, evidencia, precisamente, todo lo contrario: la disolución de lo que quedaba de comunitario. Y, por tanto, la progresiva selvatización de nuestras sociedades. Subsisten por el momento mediaciones culturales, económicas, educacionales, que impiden que se produzcan todos los efectos realmente implicados en el proceso y que lo ralentizan. Si se actualizaran las consecuencias contenidas en los (pseudo) principios del liberalismo, estaríamos desde hace tiempo en guerra civil. Es la paradoja del contractualismo liberal, que buscaba en el artefacto estatal la huída de un "estado de naturaleza" imaginario, pero que ha terminado produciéndolo en verdad.

Radicar la hispanidad en la Cristiandad es, pues, atender a este requerimiento insobornable. El verdadero carlismo no puede, por lo mismo, sino permanecer fiel a tal exigencia. Como el carlismo descaecido cuando lo niega lo maquilla. Álvaro d´Ors, lo decía explícitamente con referencia al tradicionalismo: "Si esté abandonara sus propios principios y abundara en esa interpretación absolutista de la libertad religiosa, incurriría en la más grave contradicción, pues la primera exigencia de su ideario -Dios, Patria, Rey- es precisamente la de la unidad católica de España,de la que depende todo lo demás.

Miguel Ayuso Torres. Una visión contemporánea del carlismo; en A los 175 años del carlismo. Una revisión de la tradición política hispánica

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Apuntes para una economía tradicionalista en un Orden social, foral y católico

Socialización
En la ordenación de los bienes materiales, el Carlismo niega, de una parte el capitalismo liberal, que traslada a la economía las pugnas de los egoísmos infrahumanos y que termina en la esclavitud de los asalariados por parte de los propietarios de los medios de producción. Y, de otra parte, niega el Carlismo también la estatificación de esos medios de producción que agrava el mal al entregar a los asalariados indefensos en manos de un propietario único, monopolista absoluto, el Estado totalitario, señor de poderes plenos, irresistibles y exclusivos. Esto significa que el Carlismo defiende la propiedad privada frente al socialismo y la propiedad colectiva frente al individualismo. Y por eso el foralismo significa la simultánea defensa de la propiedad individual y de la propiedad estatal, dentro de un sistema de propiedad social. Así es como el Carlismo se suma a las corrientes socializadoras de la época; postulando que la propiedad no sea exclusiva de los individuos o del Estado, sino de los individuos como tales, de los cuerpos sociales como tales y del Estado como tal, en las proporciones variables que cada momento aconsejen.

Propiedad social
Al requerir como de máxima urgencia la constitución de economías sociales, el Carlismo rehuye tanto el individualismo burgués como el estatismo marxista. Porque es cierto que el individuo necesita la propiedad de algunas cosas para su normal desenvolvimiento, y que el Estado necesita también de propiedad para cumplir sus objetivos debidamente. Pero la forma normal de la propiedad es la de la libre participación de los individuos en los bienes de los organismos sociales, desde la familia al municipio o al gremio, forma que asegura la libertad individual, al par que garantiza a cada hombre un puesto activo dentro de la vida colectiva.
Disminuyendo al máximo la propiedad individual y la estatal, el Carlismo conoce primordialmente las formas de propiedad social, cuyos sujetos sean la familia, el municipio, las agrupaciones profesionales y las sociedades básicas restantes. Y de acuerdo con ello, el Carlismo condena expresamente la desamortización de los bienes de las comunidades en el expolio con que la dinastía usurpadora fraguó artificialmente una clase burguesa de enriquecidos por méritos de favor político, a fin de sostenerse en el trono usurpado, exigiendo la reconstrucción inmediata de los patrimonios sociales, especialmente de los municipales, previa indemnización a los poseedores de buena fe.

Reforma agraria
El Carlismo sostiene que el proletariado campesino surgió en España a resultas de la desamortización. Por eso postula la realización de una reforma agraria, que reconstruya la propiedad social de las comunidades territoriales. Para llevar a cabo esta reforma agraria de un modo inmediato postula la autorización del pago de indemnizaciones a poseedores de buena fe con títulos de deuda local, en el marco de un régimen financiero especial y transitorio. Por aquí habrá de buscarse también la creación de patrimonios familiares indivisible en arriendos de noventa y nueve años, haciendo realidad la reforma agraria inaplazable. El resto de las propiedades agrarias será sujeto al cauce de propiedades empresariales, estableciéndose la participación proporcionada de los ahora asalariados en los beneficios de tales empresas.

Reforma de la empresa
La economía industrial o mercantil adoptará la forma patrimonial de las propiedades familiares o empresariales, con proporcionada participación en los beneficios de cuantos intervienen en el proceso de la producción o en el ciclo comercial. Una legislación especial canalizar el ahorro con miras a dar al accionariado popular influjo decisivo en la vida de las grandes sociedades anónimas. Pero, en lugar de ellas, que llevan el estigma de la explotación capitalista, el Carlismo sostiene con la doctrina social católica la conveniencia de fomentar por todos los medios las cooperativas de producción y de consumo.

Banca
El Carlismo considera a la banca como servicio público, regulado por ley adecuada que ordene sus actividades al servicio de la comunidad nacional, tanto en la canalización del ahorro privado, como en el uso del numerario. En todo caso, fomentar la actividad bancaria de los organismos sociales capacitados para ella, sustituyendo el ordenamiento bancario estatal o individualista, por instituciones bancarias profesionales o gremiales, municipales y regionales.

Intervencionismo
El Carlismo preconiza la intervención del poder público - regional o estatal Según los casos fijados por la ley - en la economía a fin de garantizar el bien común y que el desarrollo económico sea también un desarrollo social. Por lo tanto sostiene el deber en que está el mismo de lograr algunos fines como los siguientes:
a) Encauzar las economías privadas al servicio del bien común en función de los planes generales de desarrollo económico.
b) Fiscalizar la rentabilidad de las empresas y censurar su administración en los aspectos técnico-jurídicos.
c) Garantizar la libertad de asociación profesional y encauzarla a la defensa de los intereses económicos de quienes legalmente puedan asociarse para tales fines.
d) Impedir el "lock-out" siempre, y la huelga cuando se trate de huelgas "subversivas" o "salvajes".
e) Garantizar un salario mínimo vital personal y familiar, complementado siempre por la parte de los beneficios empresariales, en las cuantías fijadas por el Consejo Social Regional respectivo, dentro de los límites fijados anualmente por el Consejo Social Real.

Política social carlista
Baste con los anteriores ejemplos para el fin que se perseguía. El Carlismo es consciente de que una sociedad auténticamente cristiana exige que todo hombre sea propietario de bienes bastantes para atender sus necesidades, Según el tipo de vida medio del ambiente en que viva. Por eso, la meta de la política social carlista es acabar con las injustas desigualdades en la posesión de las riquezas, propiciar una justa redistribución de los medios económicos y proporcionar sin excepción a todos los españoles una parte conveniente en forma de propiedad familiar o por participación en las propiedades sociales. No puede sentir la grandeza de la patria, ni se puede sentir llamado a cumplir la misión de las Españas, quien no esté integrado plenamente en ellas por no pertenecer a las instituciones políticas y económicas que las constituyen. Esto es justamente lo que pasa cuando la propiedad es individualista - concentrándose en una sola -. Y esto es justamente lo que pasa, asimismo, cuando la representación es inorgánica o cuando no hay representación política ninguna, como ocurre respectivamente en el liberalismo y en el socialismo. Por eso propugna el Carlismo una propiedad social y una representación corporativa, que considera los precisos instrumentos forales capaces de eliminar para siempre al mero asalariado, vendedor de trabajo propio y de votos electorales prestados, sin arraigo social efectivo, y vergüenza de una comunidad que quiera merecer el calificativo de cristiana.

¿QUE ES EL CARLISMO? 1971 (Edición cuidada por Francisco Elías de Tejada y Spínola, Rafael Gambra Ciudad y Francisco Puy Muñoz. Capitulo 10 Fueros (puntos 154 a 160)

lunes, 14 de noviembre de 2011

Don Sixto Enrique de Borbón preside en Madrid la Cena de Cristo Rey 2011

Crónica de la estancia de Don Sixto Enrique en Madrid: Pincha Aquí

Más fotos en la Agencia Faro: Pincha Aquí

viernes, 11 de noviembre de 2011

Don Sixto Enrique de Borbón sobre la tragedia de Libia: «El león ha muerto y las hienas chillan»

La Agencia Faro ha tenido la oportunidad de conversar con S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón sobre los trágicos acontecimientos en Libia, adonde el propio Abanderado de la Tradición viajó en dos ocasiones durante la guerra de devastación que ha sufrido dicho país norteafricano. Resumimos las palabras del Duque de Aranjuez

El león ha muerto y las hienas chillan

La agresión contra Libia ha supuesto un montaje vergonzoso y criminal, que va a estimular muchas más reacciones del lado musulmán. Ha sido además una indecente exhibición de hipocresía, con el propio gobierno estadounidense ayudando y financiando a grupos idénticos a los supuestos autores del atentado de las Torres Gemelas en Nueva York. Tras los llantos oficiales del décimo aniversario de aquello, han respaldado sin la menor vergüenza a los elementos libios de Al Qaeda, que estaban en Bengasi.

Tras esta agresión no sólo se esconden los intereses de las petroleras francesas y estadounidenses, al precio de la sangre de la población libia. Por parte de Nicolás Sarkozy, iniciador de todo ello, pueden adivinarse las siguientes motivaciones, entre otras:

1.La amistad del actual Presidente de la República Francesa con el riquísimo Bernard-Henri Lévy, bien conocido como agente de una potencia determinada.

2.Su propósito de hacerse el interesante ante las futuras elecciones.

3.Facilitarse una posición económica interesante después de abandonar el poder, complaciendo a los Estados Unidos de Norteamérica.

Se ha destruido al único país africano de situación social razonable. Con los recursos del petróleo, el Estado proporcionaba a cada familia el equivalente de entre cuatro y cinco mil euros mensuales. Cualquier iniciativa empresarial de un súbdito libio era sufragada por el Estado. Datos como estos muestran la falsedad de la pretendida desesperación del pueblo libio difundida por casi todos los medios occidentales.

La devastación de Libia es el resultado de un montaje espantoso con pretexto de "evitar" una supuesta matanza, que el Gobierno libio nunca planeó llevar a cabo. Entre otras buenas razones, porque no era necesaria, ya que sólo en el área de Bengasi se localizaba un pequeño grupo contrario a Gadafi, grupo vinculado a Al Qaeda y financiado desde el exterior.

Montaron este artificio hablando de "dictadura", término que en este contexto no tenía significación ninguna, ya que la población de Libia, de no más de seis millones de personas, apoyaba el régimen de Gadafi de forma absolutamente mayoritaria, al contrario de lo que pretende la prensa internacional.

Los criminales bombardeos de la OTAN son tanto más escandalosos si se considera que su excusa era una resolución --tomada después de que se iniciaran los ataques-- del Consejo de Seguridad de la ONU, que sólo autorizaba a emplear la fuerza para impedir volar a los aviones de la Fuerza Aérea libia. Los aviones franceses, primero, y luego los españoles, los británicos, los estadounidenses, los de Qatar... bombardearon a toda la población, precisamente en contra de la misma resolución que sus gobiernos utilizaban como excusa.

Ahora, a pesar de aquel apoyo de la población a Muamar el Gadafi, "el Guía", éste ha sido asesinado de la forma más execrable, y el nuevo "gobierno" salido de la misma minoría de Al Qaeda en Bengasi, instalado por las armas occidentales, se apresura a imponer la "Sharia", anulando las leyes de Gadafi contra la poligamia, etcétera. Otro paso en el suicidio de Occidente, a costa de la devastación de un país y el sufrimiento de un pueblo.

La vocación universal (católica) de la monarquía carlista (hispánica)

Discurso de Manuel de Santa Cruz, Comendador de la Orden de la Legitimidad Proscrita

(Cruz de la Orden de la Legitimidad Proscrita)

Con la venia de S.A.R.

Queridos amigos:

No puedo empezar a hablaros sin dar antes que nada, nuestras más sinceras gracias a Su Alteza Real el Príncipe Don Sixto de Borbón, por haber venido desde el exilio a la Patria a encabezar esta noche con sus leales esta manifestación de gran entusiasmo por la Causa.

Nos recuerda cuánto nos estimulaban las visitas del Rey Don Javier, que resumíamos relanzando el electrizante grito de Iparraguirre, de ¡Aún vive el Carlismo!

Ahora podemos añadir, gracias a Vos, Señor, una exclamación complementaria, ¡Aún vive el Carlismo, y lo que vivirá!

Conmemoramos esta noche, de una parte, la Fiesta de Cristo Rey, con todo el sentido de confesionalidad de los Estados que le dio su instaurador, el Papa Pío XI, poniéndole nosotros a salvo de adulteraciones posteriores más propias de New Age . Por otra parte presentamos el libro sobre 175 años del Carlismo, debido a la inagotable capacidad de trabajo y a los carismas, verdaderamente providenciales de nuestro amigo Don Miguel Ayuso.

Entre otros méritos, este libro tiene el de mostrar de una manera original e inédita que el Carlismo es una cosmovisión de aceptación e implantación universales, especialmente en las Américas que fueron España y en los restos europeos de la Cristiandad.

Precisamente, esta condición del Carlismo de ser, además de otras muchas cosas, esa cosmovisión universal, es una de las causas de su asombrosa y misteriosa supervivencia.

Esta cosmovisión carlista tiene cuatro pilares principales: la Religión, la Dinastía legítima, el Patriotismo, y el Estilo.

La Dinastía legítima, encarnada en el día de hoy por Su Alteza Real, cuya vida física pedimos a Dios que guarde todavía muchos años más, para que siga custodiando y defendiendo esa cosmovisión en toda su pureza en medio del oleaje de la revolución anticristiana y de la revolución progresista dentro de la propia Iglesia.

En esta misión providencial quisiéramos Señor que os aliviaran la Nobleza propia de la Dinastía legítima, la orden de la Legitimidad Proscrita, y otras asociaciones menores afines, como la Hermandad a los Juramentados de la Unidad Católica, de los monasterios de La Oliva y de las Madres Clarisas en Olite, especie de cuerpos intermedios del organigrama de la Comunión, que quisiéramos ver repoblados. Para lo cual todos nosotros debemos cultivar nuestras cualidades más naturales y nuestros carismas para poder ofrecer a S. A. R. unas colaboraciones eficaces y destacadas y encuadrados.

Toda la cosmovisión carlista que tan bien recoge y expone, aunque fragmentariamente, como es natural, el libro que presentamos, está empapada de religiosidad. Las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, devoción universalmente vinculada internamente a la Contrarrevolución, han estado entronizadas en todos los Círculos Carlistas e impresas en nuestras banderas de guerra. Por cierto, el Papa Benedicto XVI acaba de decir en el encuentro que ha tenido en Asís con representantes de religiones falsas, que se avergüenza de que en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Nosotros no nos avergonzamos de que en los Tercios de Requetés llevaran a su frente Crucifijos en alto. No solamente no nos avergonzamos sino que estamos orgullosos de ello, y además estamos dispuestos a vivir y a morir con las botas puestas, arma al brazo, y en pié de guerra, para defender y propagar nuestra cosmovisión católica y española cuantas veces sea necesario . Para que dentro de otros 175 años más, se pueda presentar un libro como éste.

Otro elemento constitutivo de la cosmovisión carlista que este libro tiene la afortunadísima exclusiva de presentar, es el amor a España, el patriotismo. La monarquía es hoy el principal custodio del concepto de Patria frente a las distintas globalizaciones supranacionales judeomasónicas que lo erosionan, Vos Sois, Señor, el último y genuino representante de la Monarquía española, que resiste desde el exilio al mayor atentado a la soberanía nacional de España que se está produciendo desde tiempos el rey José Bonaparte. Otros organismos que debiendo resistir a la europeización de España no lo hacen, no son más que chapuzas republicanas. El día en que la Unión Europea acabe de desmoronarse se verá mejor la labor callada que hacen con su sola presencia S.A.R. y otros Príncipes europeos a favor del concepto de Patria.

Este libro continúa la recopilación de ideas políticas al servicio de la Religión y de España que se encuentra iniciada en el Acta de Loredan del Rey Don Carlos VII y sigue en las obras de Vázquez de Mella y otros pensadores más recientes como Elías de Tejada, Rafael Gambra y Álvaro d’Ors. Es un hito en la historia del Carlismo.

En la creación de este libro se ha corregido el error tan repetido maliciosamente de mostrar al Carlismo como un movimiento exclusiva o predominantemente guerrero, lo cual es mentira. Los carlistas han estado mucho más tiempo que en los frentes de guerra, exponiendo sus ideas de manera incruenta en el Parlamento, en las tribunas y en los periódicos.

La cosmovisión carlista es tan perfecta y acabada que ha producido en los que la sirven, un estilo de ser y de vivir, que les identifica. Estilo que es, a su vez con sus caracteres propios y mecanismos especiales, una garantía más de la pureza y supervivencia de esa cosmovisión. Por ello debemos mantener ese estilo y fomentarlo como algo realmente importante.

¿Cómo? Tratándonos entre nosotros mismos lo más posible como hermanos en una misma fe. Cultivando además del patriotismo de la Patria, España, el patriotismo de las cosmovisiones, de esta cosmovisión. Y multiplicando reuniones, convivencias, actos como éste que avivan la hoguera de nuestro entusiasmo individual y colectivo.

Discurso de José de Armas Díaz Presidente del Círculo Tradicionalista “Roca y Ponsa” de Gran Canaria

(Discurso de don José de Armas Díaz, ante S.A.R Don Sixto Enrique de Borbón en la Cena de Cristo Rey)

Hace poco tuve la ocasión de ver por Internet un curioso documental en el que se ofrecía una representación del Universo en comparación con nuestro planeta, de manera que, aplicando un zoom, la Tierra iba minimizándose paulatinamente hasta hacerse casi imperceptible entre infinidad de astros y constelaciones, llegando tal insignificancia a ser verdaderamente sobrecogedora, si el panorama no se considera iluminado por una correcta inteligencia, o sea a la luz de la fe. Por supuesto que allí no se mencionaba para nada el fenómeno de la Creación, pero era deducible simplemente con la razón.

La Historia de la obra de Dios arranca en el Génesis. Todo fue finito, hasta que Él sopló sobre el primer hombre y lo animó con una participación de su divinidad con el fin de inmortalizarnos en su presencia, y además nos hizo libres. Pero casi inmediatamente Adán olvidó su deuda con el Creador del Universo, y desde ese momento la bienaventuranza quedó suspendida en una promesa esperanzada, hasta que el Señor de la Historia quiso enviar a este puntito insignificante del Universo a su Hijo Amado, para que nos percatáramos de su inconmensurable misericordia y fuéramos redimidos.

Todo esto gratuito, pero con condiciones de una lógica aplastante. Es curioso que usando simplemente el diccionario, todavía podamos llegar a una conclusión, atendiendo siempre a las primeras acepciones. Si buscamos Bienaventuranza, resulta que dice “Vista y posesión de Dios en el cielo”. Fíjense ustedes en la coincidencia etimológica de las palabras que expresan los conceptos que se barajan en este divino y trascendental juego: Gracia significa “Don de Dios, ordenado al logro de la bienaventuranza”. Gratitud es “el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio recibido y a corresponder a él”. Gratuito viene a ser “De balde o de gracia”. Por todo ello, sin sofismas ni circunloquios filosóficos de ninguna clase, podemos afirmar que el misterioso capricho divino de nuestra inmortalidad es gratuito, porque la gracia es un don en pos de la bienaventuranza; y que éste don requiere gratitud.

Esto, Sres., no es un sermón. No debe ni puede serlo. Es la constatación de una realidad, de la única realidad posible, que se nos va haciendo más patente a medida que el progreso de las ciencias corre los velos de misterios que antaño eran más difíciles de imaginar.

Nuestro gran Donoso Cortés dedica su mayor obra (Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo) a demostrar que “en toda gran cuestión política va envuelta siempre una gran cuestión teológica”. No nos cansaremos de recomendar, sobre todo a los jóvenes, su lectura y meditación.

Todos nosotros nos hemos encontrado alguna ocasión en la circunstancia de que por toda respuesta a estos o similares argumentos, se nos diga que el Carlismo adolece de una fanática obsesión religiosa y concretamente católica. Y no es tampoco raro que haya correligionarios que, con su mejor voluntad, quieran persuadirnos de estar anquilosados en el primer punto de nuestro cuatrilema; que avancemos y vayamos a la solución práctica de los otros tres. Es la metástasis del Liberalismo

Cuando el Creador nos infundió el espíritu inmortal, nos dio la posibilidad de recordar de dónde venimos; de entender para qué somos; de querer colaborar con la Creación perpetuándonos en la transmisión de la memoria y el entendimiento. Son las potencias del alma: Memoria, Entendimiento y Voluntad.

¿Y cual es la condición para la bienaventuranza? Lo decimos todos los días, sin casi darnos cuenta de la trascendencia de este deseo: “Santificado sea tu nombre. Vénganos tu Reino y hágase tu voluntad así en la Tierra como en el cielo”. Este deseo expresado en la única oración que dictó al pie de la letra Nuestro Señor Jesucristo hay que recordarlo siempre con la Memoria; hay que asumirlo con el Entendimiento; hay que hacerlo un propósito inexcusable con la Voluntad.

La definitiva Historia de la salvación, comienza en el momento de la Concepción Inmaculada de María y ha llegado hasta S.S. Benedicto XVI.

A los tradicionalistas hispanos, nos será fácil memorizar y entender la correspondencia íntima del primer enunciado de nuestro ideario con los restantes, porque el más pequeño recoveco histórico de Las Españas, está iluminado por las católicas repercusiones de la defensa del Altar en todo el planeta.

Nos dice Melchor Ferrer en el primer tomo de su monumental Historia que “El Tradicionalismo español (…) tiene por lema a Dios, su inspiración, su Decálogo, y a esa idea suprema ajusta a la Patria, como comunidad de hombres que quieren desenvolver su destino, hermanados y obedientes siempre al Padre común, y la idea del gobierno encarnada en una autoridad superior, libre, por su condición y altura, de las pasiones de la cosa pública, para mejor dirigir las diferencias, es decir, la Monarquía.”

Claro que después de Dios está la Patria, que abarca la extensa amplitud de la Hispanidad, que incluye el imperio lusitano, la mayor parte del continente americano (no en vano decía Elías de Tejada que los únicos “hermanos separados” que tenemos los españoles son los portugueses y los hispanoamericanos), además de otros reinos europeos, de los cuales tenemos hoy, aquí, dignísima representación en el correligionario Maurizio Di Giovine; Patria iluminada por la Religión Católica y nacida al amparo autárquico del paradigma de las libertades concretas, los Fueros. Fueros que necesariamente tenemos que ir reconquistando si no queremos ver diluidas nuestras libérrimas idiosincrasias de patrias chicas en la neutralizante cursilada revolucionaria de la “aldea global”, y la Patria grande desaparecer.

Señor: Es un compromiso grande hablar del Rey en vuestra presencia. No obstante creo necesario hacerlo, ayuno de cualquier lisonja, con todo el desenfado que presupone la pleitesía y la lealtad.

Hace tiempo que éste locuaz apasionado siente deseos de deciros algunas cosas, sin encontrar nunca la ocasión propicia, a pesar de haber disfrutado el honor de pasar con el Señor inolvidables jornadas enteras, vividas minuto a minuto. Hoy me decido con la ilusión de hablar en nombre de todos los presentes, amparado en la frase proverbial protocolaria de las Cortes de Aragón: “Nos, que cada uno de nosotros somos igual que Vos y todos juntos más que Vos, …”.

En el tiempo en que mis pasiones monárquicas eran objeto (por tradiciones familiares) de otras ramas dinásticas, leí unas declaraciones del padre de un pretendiente, comentando la manera en que el preceptor a la sazón trataba de establecer al pupilo al menos en la Legitimidad de Ejercicio, y decía: “…Vegas pretende que el Príncipe sea un santo, un héroe y un sabio”. Tales lecciones al efecto, no duraron un año; fueron abortadas por un aluvión de enseñanzas liberales de otros profesores. Y el príncipe, desde entonces devino en monigote, aprendiendo a firmar, jurar y perjurar todo lo que se le pone por delante.

Andando el tiempo y después de haberme leído el libro “Razones de la Monarquía” del melifluo José María Pemán, en 1969 quedaron congelados mis fervores dinásticos, hasta que en 1983, acuciado por Gabriela Pèrcopo, con el contento de Eugenio Vegas y la bendición de Rafael Gambra, los puse a los pies del Señor.

Pero aquel fracasado preceptor, dedicó el resto de su vida (como siempre lo había hecho) al apostolado político y religioso. Fue formando un escogido grupo de jóvenes de buena voluntad y clara inteligencia, con la firme esperanza de que su obra pudiera servir para que algún rey humano comprendiera, deseara y estuviera dispuesto a que Cristo reine “así en la tierra como en el cielo.”

Y todo esto, Señor, no sería más que un bello pero triste cuento, si no se tratara de una realidad conseguida.

Extienda su memoria a las cimas de su árbol genealógico y no será arriesgado concluir que ninguna corona tuvo tantas perlas bajo la cruz, como las que adornan la suya.

Ya sé que el Señor mira a su alrededor y ve como le apoyan los discípulos de Eugenio Vegas, de Rafael Gambra, de Elías de Tejada, de Manuel de Santa Cruz, entre otros..., y oye como le urgen con San Isidoro: ¡“Rex eris si recte facies, si non facias, non eris”!

Queremos por Rey de la tierra a un santo, un héroe, un sabio. Sé, Señor, sabemos que el peso es casi tan abrumador como el de la Cruz de Cristo. Cárguelo, por Dios, no desfallezca. Ya ve que le sobran Cireneos.

¡¡¡Viva Cristo Rey !!!
¡Viva el Rey!

domingo, 6 de noviembre de 2011

A LOS 175 AÑOS DEL CARLISMO: Libro fundamental

Cuando se cumplían 175 años de la irrupción del Carlismo, los días 27 y 28 de septiembre de 2008 tuvo lugar en Madrid un Congreso internacional para aportar las claves de interpretación de este movimiento político. Una cincuentena de especialistas de las más diversas disciplinas, provenientes de una decena de países, respondieron a aquella convocatoria académica, cuyo resultado puede considerarse el más completo esfuerzo realizado hasta ahora para ofrecer una visión cabal de la poliédrica realidad carlista.

Este volumen recoge una amplia selección de las ponencias del Congreso y bucea en las profundidades del Carlismo, recreando su historia en los distintos reinos peninsulares y ultramarinos, presentando cómo ha sido visto desde otros universos culturales, tratando de su representación por la literatura y el cine y, finalmente, indagando las razones de su doctrina en contraste con los problemas del presente.

En La Librería Católica; Pincha AQUÍ

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El sistema (económico) no tiene fallos, el fallo es el sistema (económico)

Tened presente, señores, que el orden económico actual no es obra de los principios católicos, no corresponde al ideal de la Economía cristiana, sino más bien a la Economía individualista liberal triunfante en la Revolución francesa, a la inaugurada en parte por la Escuela fisiocrática y desarrollada por la inglesa de Smith y de Ricardo y la francesa de Bastiat.

Nosotros creemos que deben coexistir las dos formas de la propiedad: la individual y la corporativa, y creemos que una red de Sindicatos agrícolas y obreros, formando Federaciones y extendiéndose por los valles y montañas, puede, no sólo emancipar los municipios, sino mejorar la condición de los trabajadores.

Juan Vázquez de Mella

LA CRISIS ¿Sólo económica? La Europa que ha perdido el rumbo (III)

jueves, 27 de octubre de 2011

El carlismo en acción; noticias de la Comunión

CANDIDATURA TRADICIONALISTA

Como veréis el “logo” que encabeza esta entrada es el de la Candidatura Tradicionalista.

Esa es la denominación de un partido que la Comunión Tradicionalista ha inscrito con el fin de satisfacer las exigencias de la legalidad vigente. Pero ese partido, cuya denominación sugiere su carácter instrumental, no se identifica con la Comunión. Hemos tenido que acuñar ese nombre porque, según las leyes que hoy nos imponen, los nombres clásicos de nuestros partidos son detentados por otras asociaciones, lo cual no impide que la Comunión Tradicionalista mantenga su identidad y que, desde la cumbre de la legitimidad, mire desdeñosamente las pugnas del partidismo liberal. La Candidatura, que existe hace cosa de un año, va a ser empleada, Deo volente, con más asiduidad a partir de este curso, pues una de las metas que se ha propuesto la Secretaría Política es la de potenciar la organización central de la Comunión para reforzar la unidad de su difusión y de su acción política.

Eso, desde luego, no quiere decir que pretenda desecar, controlar o fiscalizar la relativa independencia de los círculos, agrupaciones y asociaciones que forman parte de ella. Pero la floración de tales sociedades carlistas tiene que enmarcarse dentro del organigrama que necesita reforzarse y adquirir coherencia de acción en la actual tesitura.

EL CARLISMO EN INTERNET

La página de internet www.carlismo.es, de escasa actividad durante los últimos meses por causas fundamentalmente técnicas, ha reaparecido con un nuevo formato, mucho más funcional y manejable.

Esta página, órgano de difusión de la Comunión Tradicionalista en la red, permitirá estar al tanto de las actividades de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, de su Secretaría Política, y de los círculos carlistas integrados en la Comunión.

martes, 25 de octubre de 2011

Reparar fuerzas para el combate: La cena de Cristo-Rey

Madrid
sábado 5 de noviembre de 2011
21:00
Cena de Cristo Rey
Hotel NH Zurbano
C/. Zurbano, 79

S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón ha confirmado su asistencia a este acto.

A los postres tomarán la palabra los siguientes oradores:
  • D. José de Armas (Presidente del Círculo Tradicionalista Roca y Ponsa de Las Palmas de Gran Canaria).
  • D. Maurizio Di Giovine (Delegado de la Comunión Tradicionalista en la Península Italiana y secretario del Comité organizador de los Congresos tradicionalistas de Civitella del Tronto).
  • D. José Miguel Gambra (Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista).
Dado el número limitado de plazas, para asistir a la cena es imprescindible haber hecho una reserva y que ésta haya sido confirmada por la organización. A tal efecto hay que mandar un correo electrónico o llamar al teléfono 622796664, especificando nombre y apellidos de cada uno de los solicitantes, y esperar la confirmación de la reserva. El precio del cubierto será de 40 €.

Antes de la cena, en el mismo Hotel NH Zurbano, a las 19:00, el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II presentará el libro A los 175 años del Carlismo: una revisión de la tradición política española, que recoge parcialmente las actas del Congreso internacional celebrado en Madrid los días 27 y 28 de septiembre de 2008, en cuya organización colaboró el Círculo Cultural Antonio Molle Lazo.

Intervendrán:
  • Miguel Ayuso Torres (Director Científico del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II).
  • Alfonso Bullón de Mendoza Gómez de Valugera (Director del Instituto CEU de Estudios Históricos).
  • Andrés Gambra Gutiérrez (Secretario General de la Universidad R. Juan Carlos).
  • Manuel de Santa Cruz (historiador y periodista)
Entrada libre

El Matiner Carlí se suma y convoca a la Cena de Cristo Rey, organizada por la Comunión Tradicionalista

Ideales Tradicionalistas frente al Nuevo Orden Mundial

"Estados Unidos que pretende mandar en el mundo, está demostrando fallos económicos y éticos todavía peores. Este país que se permite asesinar a una nación como Iraq y pretende dar lecciones de ética y moral internacional"

Don Sixto Enrique de Borbón. Trieste 17 de Julio de 2009

España debe recuperar su vocación histórica y sus "Ideales Tradicionalistas"

"España abandona el suicida aislamiento y miserable neutralidad utilitaria a que fue arrastrada por su misma descomposición interna, con deserción de su destino histórico y reivindica resueltamente su lugar entre los demás pueblos(...) la fidelidad a su gran Tradición que reanuda y su carácter de defensor magnánimo de ideas religiosas y de valores y principios morales, así de formas de cultura y de civilización opuestas a la concepción materialista de la vida(...)su misión apostólica, civilizadora, católica y aventurera, su condición de nación cristiana, occidental y mediterránea, que afirmará con máximo fervor siempre(...) solidaridad y apoyo frente a las fuerzas secretas o públicas de la Revolución internacional (...) Protección decidida a la labor apostólica y cultural en servicio a la creencia única que forjó la unidad española y forjó la Hispanidad"

(Manifestación de los Ideales Tradicionalistas a S.E el Generalísimo y Jefe del Estado Español, del 10-III-1939)

"Entonces restaurado nuestro poderío y nuestra Nación, podríamos dirigirnos a los Estados americanos, que hemos amasado con nuestra sangre, a los cuales hemos infundido nuestra civilización, y fundar con ellos un imperio espiritual, diplomático y mercantil, en pie de igualdad, y volverían a resurgir a la vida de la Patria aquellos dieciocho Estados que hablan nuestra lengua por una confederación tácita; y vendría a agruparse alrededor de nuestra bandera. Y todo eso, que son los tres ideas de España, los tres objetivos de nuestra política internacional - el dominio del Estrecho, la federación con Portugal y la confederación tácita con los Estados americanos- ¿quien lo ha negado? ¿quien lo ha destruido?¿quien es la causa de que se hayan nublado esos tres ideales, que dejan nada más que como un recuerdo en el solar de nuestra política? ¿quien ha sido? Preguntádselo a la Historia, que ella os contestará de acuerdo con la Geografía: Inglaterra(...)Formemos ahora los Estados Unidos Españoles de América del sur, para contrapesar los Estados Unidos sajones del Norte."

(Juan Vázquez de Mella. "Dogmas nacionales" Discurso del Teatro de la Zarzuela, el 31 de mayo de 1915)

"Constituyendo una poderosísima confederación de los pueblos Hispano-Latinos de uno y otro hemisferio, se podrá así contrarrestar la pretensión absorbente de la raza sajona"

(Carlos VII, 1897)

El "hombre nuevo" del liberalismo: el hombre masa

CARACTERÍSTICAS DEL "HOMBRE MASA":

1) Habla el lenguaje semánticamente manipulado por el Sistema.

2) Su meta en la vida es el bienestar material personal.

3) Se desentiende de todo lo demás, no prestando ningún interés a lo espiritual.

4) Satisface todos sus impulsos y apetitos... para no ser un reprimido.

5) Considera irreversibles los hechos consumados, es un conformista ilimitado; nunca se opondrá ni se enfrentará a tales hechos.

6) Como ser humano manipulado por el Sistema, el "Hombre Masa" ve en el pasado un origen siniestro, en el presente una oportunidad con la que hay que "solidarizarse", y en el futuro un reto siempre prometedor.

7) El "Hombre Masa" ve a la religión, y concretamente al Cristianismo, como simple filantropía; es decir, como mera ayuda material al prójimo y no como lo que es: una doctrina amplia y profunda predicada por Dios a través de la cual busca transformar y perfeccionar todo el Ser del hombre.

8) Mentalmente se alimenta de la televisión, incorporando infomación manipulada por el Sistema.

9) Desprecio por la Verdad; no la ama, no la busca, no le interesa.

10) El "Hombre Masa" cree en el sistema democrático como la verdadera religión y, como consecuencia, profesa un nuevo credo: el credo democrático. Por consiguiente se aleja del Bien, la Verdad, la Belleza y la Justicia... se aleja, en definitiva, de Dios.

Miguel Ángel Gutiérrez
(Extraído del nº4 de la revista Esclat, Invierno de 1996).

viernes, 21 de octubre de 2011

Los escritores heterodoxos españoles y el Carlismo (I): Vicente Blasco Ibáñez

Fue Vicente Blasco Ibáñez novelista y periodista prolífico y polemista político vehemente. Autor de logradas y detalladas descripciones y dinámicas y fogosas narraciones, logró una prosa pulida que le hizo merecedor de reconocimiento internacional así como un gran enriquecimiento material al ser uno de los escritores de su época más comprados. Incansable viajero y activo político, llegando a fundar en el sur de Argentina la comuna agrícola Cervantes, que resultó un gran fracaso social y económico. Llevó siempre una vida moralmente muy desordenada y desde joven vivió bajo el influjo de la secta masónica pese a que sus padres le procuraron una educación religiosa. Aunque en su obra se pueden diferenciar varias etapas en todas ellas se muestra una tendencia naturalista junto a un trasfondo ideológico y el costumbrismo. Su ideología formada por el marxismo, el liberalismo y la masonería queda inscrita en sus novelas. Por ello, hay que resaltar que su obra, en conjunto, no es recomendable.

Sin embargo pese a su ideología en sus obras se haya un poso tradicionalista llegando incluso a escribir Martín Domínguez Bárbera una tesis sobre Blasco Ibáñez titulada El tradicionalismo de un republicano publicado por la editorial Montejurra en 1961.

Sus novelas

Fue autor de más de cuarenta novelas y de miles de artículos periodísticos, lo que da una idea de su gran capacidad creativa.

Sus novelas se pueden agrupar según su variedad temática, aunque muchas de ellas aúnan diversos temas. Así las de temática

valenciana (Arroz y tartana, Flor de Mayo, La barraca, Entre naranjos, Cañas y barro, Sónnica la cortesana, Cuentos valencianos, La condenada), sociales (La catedral, El intruso, La bodega, La horda), psicológicas (La maja desnuda, Sangre y arena, Los muertos mandan), novelas de temas americanos (Los argonautas, La tierra de todos), novelas sobre la Primera Guerra Mundial (Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Mare nostrum, Los enemigos de la mujer), novelas de exaltación histórica española (El Papa del mar, A los pies de Venus, En busca del Gran Kan, El caballero de la Virgen), novelas de aventuras (El paraíso de las mujeres, La reina Calafia, El fantasma de las salas de oro), libros de viajes (La vuelta al mundo de un novelista, En el país del arte, Oriente, la Argentina y sus grandezas) y novelas cortas (El préstamo de la difunta, Novelas de la Costa Azul, Novelas de amor y de muerte, El adiós de Schubert).

Como novela paradigmática de la temática valenciana con claros tíntes sociales podemos citar a Arroz y tartana, escrita en 1894. La acción se desarrolla dentro de la “Restauración” de Alfonso (XII) y nos muestra el devenir de una familia burguesa dedicada a la industria textil. En el contexto histórico de la Regencia de Espartero (1840-1843) el librecambismo ya se había impuesto con terribles consecuencias para la industria del lugar, pero durante el gobierno del liberal-progresista Sagasta se volvió a poner en práctica el librecambismo con las mismas funestas consecuencias. Los mismos efectos perniciosos del librecambismo se viven actualmente con la globalización económica.

El capitalismo se impone a través del garrotazo; este proceso consistió en abrir el mercado a los productos extranjeros más baratos y de menor calidad de procedencia inglesa frente a la seda valenciana. Todo el sistema que se formaba a través de la producción de la seda en los talleres y casas valencianos (las barracas en el ámbito rural) se derrumbó frente al algodón de la India. La caída de la familia burguesa protagonista que se podría resumir en una sentencia de Álvaro D´Ors: “El capitalismo, cuya consecuencia es el consumismo, lo que hace es aumentar los vicios, aumentando las riquezas, aumentar las riquezas para los vicios, para el placer; es decir, que, de entrada, el consumismo debe considerarse inhumano.”

Así es como Doña Manuela se vuelca en la codicia, la envidia y la vanidad para mantener una inexistente buena posición formando una espiral destructiva que acabara con la bancarrota del negocio de su hijo y su dignidad como mujer. Como antítesis aparece Juanito su hijo de carácter sensible, infantil pero sacrificado y trabajador aunque finalmente cae en la tentación de la bolsa. La figura del prestamista cobra presencia también como ya apareció en La barraca como ser despiadado que tiene una ganancia a través de la usura sin tener compasión de nadie. Se puede tomar la obra no sólo como una crítica al capitalismo sino también como un intento de recuperar la economía, es decir, la administración del hogar para subvenir a las necesidades naturales, no para producir sin más bienes y más bienes, todo ello representado en la figura del tío Juan, ejemplo de austeridad y sencillez.

Como es normal en muchas novelas del siglo XIX se hace guiños al carlismo en la referencia a Don Carlos VII como “el verdadero rey que vive en Venecia” donde estaba establecido desde 1881, en el palacio de Loredan.

La política

La praxis política de Blasco Ibáñez también conoció un sinfín de peripecias. Participó en diversos complots liberales, republicanos y socialistas. Significándose siempre por un voraz anticlericalismo. Fue un fogoso orador capaz de enardecer a las masas más humildes, infundiendo en ellas perniciosas ideas de perdición que tenían que ser contrarrestadas intelectualmente por el eficaz apostolado de la época.

No deja de ser paradójico el respeto reverencial que le infundía el Carlismo, así como en ocasiones la monarquía hispánica de los Austrias. Llegó a tratar y a ser amigo de Don Jaime III durante el exilio francés de ambos. Su antimonarquismo va enfocado fundamentalmente contra una falsa monarquía como la alfonsina entregada a los brazos del gran capital. No obstante por la praxis del blasquismo el Carlismo fue un total antagonista del mismo. Era una consecuencia lógica de su furibundo anticlericalismo, que más que contra el estamento clerical iba contra toda manifestación pública de la Fe Católica. Así sus huestes, concentradas fundamentalmente en El Cabanyal que en aquellos años era un poblado marítimo separado de Valencia, se lanzaron a una fanática campaña de sacrilegios y ataques a la procesiones, iglesias y cualquier acto público de Fe. La popular expresión “acabar como el Rosario de la Aurora” trae precisamente cuenta de los tiroteos que se producían entre blasquistas y carlistas cuando estos repelían los ataques de aquellos a esta tradición tan arraigada en el Reino de Valencia y en la que tan implicados siempre estuvieron los carlistas. Uno de sus principales discípulos, el gaditano afincado en Valencia Félix Azzati, llegó en una de sus máximas expresiones “a declarar la guerra a Dios”. Los carlistas, católicos conscientes y por tanto guerreros, no iban a dejarse avasallar y el enfrentamiento mortal estaba servido en las calles de Valencia.

El Reino de Valencia

Pese a ser de padres aragoneses, supo plasmar mejor que ningún otro autor contemporáneo las características de lo valenciano. Sin embargo no deja en muchas ocasiones de tratarse de un costumbrismo tópico. Se ha exagerado la pretendida influencia de Blasco Ibáñez en el valencianismo cultural o político. Blasco hablaba el valenciano y utiliza en sus novelas el valenciano coloquial en las conversaciones de sus protagonistas, manifestando una postura contraria a la uniformización y gramatización. Se pueden observar incluso giros distintos dependiendo del lugar en que se sitúe la acción; así no es lo mismo el valenciano usado en Entre naranjos, que se desarrolla en Alzira que el de Flor de Mayo, situada en El Cabanyal. Fuera de esos fugaces diálogos sólo se le conocen un par de pequeños relatos breves en valenciano para el almanaque de la sociedad Lo Rat Penat.

Su radical oposición al catalanismo era una nota común en la sociedad valenciana de su época. Pero la misma se desarrolla más desde los planteamientos del republicanismo unitario que de los del Reino de Valencia. Comparando su texto La lepra catalanista con el de Josep Mª Bayarri El perill catalá se comprueba una disparidad de motivaciones.

En muchos momentos Blasco Ibáñez expresa cierta nostalgia por el reino de Valencia moro, una idealización por una utópica Valencia prejaimina que no se compadecía con su realidad histórica y un cierto desprecio de los reconquistadores.

Hispanoamérica

Curiosamente uno de los aspectos menos resaltados del autor fue su profunda vocación americana y panhispana. Como liberal que era estaba de acuerdo con el proceso secesionista en el continente americano. Sin embargo no dejó de denunciar las contradicciones y miserias del mismo. Resulta significativa la caricaturización que hace en su novela de tintes schopenhauerianos La voluntad de vivir del caudillo de una neorepública americana, un personaje ficticio pero cuya descripción encajaría a la perfección con la de cualquier prócer americano de aquellos años.

Uno de sus pensamientos más característicos es el de unidad de todos los hispanohablantes por encima de las fronteras nacionales. En una de las conferencias pronunciada en Buenos Aires en 1909 (La madre patria frente al futuro) señala: “Nosotros seguimos trabajando por la gran obra nacional de una España nueva. Pensamos que España no es solamente el territorio encerrado por sus fronteras, en donde flamea la bandera roja y gualda, ni la concreción política obediente a la monarquía. Creemos que España es una manifestación del alma humana, que encarna una raza, la raza española, toda la misma raza que tiene la misma sangre y el mismo idioma.(…) Los que alzamos la inteligencia por encima de las divisiones de la patria, vemos como nuestro algo más que la península española, y cuando notamos manifestarse el progreso de una nación de nuestra familia, nos alegramos y queremos que la raza española esparcida por el mundo sea grande, al lado o detrás del Atlántico, porque en todas partes queremos la grandeza de España.”

También en otra de sus conferencias bonaerenses ataca a la leyenda negra antiespañola, basándose fundamentalmente en los estudios del geógrafo francés Élisée Reclus. Reclus además fue un importante activista y pensador anarquista. Dice Blasco: “El más grande de los geógrafos modernos, Eliseo Reclus, que es anarquista, no de los que arroja bombas, sino de doctrinas anárquicas, no hace a la monarquía española cargos injustos. Confiesa que más de la mitad de la población, en casi todas las repúblicas americanas, tiene sangre indígena; y deduce de ahí, lógicamente, que no fue tan grande la crueldad ejercida por los españoles en América.”

En el segundo tomo de su libro de viajes "La vuelta al mundo de un novelista" refiriéndose al terrible suplicio infringido a Pieter Erberfeld en Java afirmará: "¡Y pensar que fue en la vieja Holanda protestante donde se imprimieron y editaron la mayor parte de los libros, algunas veces fantásticos, sobre las crueldades de los españoles en América, más de un siglo antes de la ejecución horrible de Erberfeld y sus catorce compañeros javaneses...!"

Su conversión

Parece un hecho bastante contrastado que en los últimos años de su vida Blasco Ibáñez se arrepintió íntimamente de sus posiciones más anticlericales y abandonó la secta masónica, produciéndose un paulatino retorno a la religión de su raza. Murió con los sacramentos católicos y con un gran rosario entre sus manos. Lo que impresionó a muchos de sus colaboradores cuando el traslado de sus restos a Valencia. Fueron muchos los carlistas que fueron a recibir su cuerpo y rezaron por su alma.