miércoles, 10 de marzo de 2010

10 de Marzo: Mártires de la Tradición; A LOS QUE MURIERON SIN CEDER.


“2. En verdad, de cualquier modo que se muera, sea en la cama, sea en la guerra, la muerte de los santos es siempre preciosa delante de Dios; mas la que ocurre en la guerra es tanto más preciosa cuanto mayor es la gloria que le acompaña. ¡Que seguridad hay en la vida que está acompañada de una conciencia pura! ¡Que seguridad, repito, hay en la vida que espera la muerte sin temor ninguno! La desea con ansia y la recibe con devoción ¡que santa y segura es esta milicia y cuán libre y exenta está del doble peligro en que se hallan ordinariamente las gentes de guerra que no tienen a Jesucristo por fin de sus combates! (…)

(…) Porque, si los que mueren en el Señor son bienaventurados, cuanto más lo serán los que mueren [combatiendo] por el Señor?”

San Bernardo de Claraval "Extracto de excelencia de la nueva milicia" c. 1 y 2 "

ANTE DIOS NUNCA SERAS UN HEROE ANÓNIMO.

(De la Ordenanza del Requeté)

3 comentarios:

  1. «Todos morían al grito de ¡viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey!»

    «Con la misma sagrada invocación en los labios, ¡cuántos otros han entregado el alma a Dios, mártires incruentos, en los hospitales, en la miseria; matados, aún más que por el hambre, por las humillaciones, y todo por no faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante!»

    «Propongo que se instituya una fiesta nacional en honor de los mártires que desde el principio del siglo XIX han perecido a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey en los campos de batalla y en el destierro, en los calabozos y en los hospitales, y designo para celebrarla el 10 de marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de mi abuelo Carlos V.>

    S.M.C. Carlos VII,

    Carta al Marqués de Cerralbo, instituyendo la fiesta de los Mártires de la Tradición

    Venecia, 5 de noviembre de 1895

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  2. Jainkoaren aurrean inoiz ez zera ezezaguna!

    AURRERA!!!!

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  3. Lo demandó el honor y obedecieron,
    lo requirió el deber y lo acataron;
    con su sangre la empresa rubricaron
    con su esfuerzo la Patria redimieron.

    Fueron grandes y fuertes, porque fueron
    fieles al juramento que empeñaron.
    Por eso como valientes lucharon,
    por eso como mártires murieron.

    Inmolarse por Dios fue su destino,
    salvar a España su pasión eterna,
    servir al Rey su vocación y sino.

    ¡No supieron querer a otra Bandera!
    ¡No supieron andar otro camino!
    ¡No supieron morir de otra manera!

    Martín Garrido Hernando (Poeta Carlista Burgalés), voluntario del Tercio de Requetés de Burgos-Sangüesa

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