sábado, 3 de mayo de 2014

España contra Europa


6 comentarios:

  1. No me parece mal, pero ¿qué argumentos podrían darse para justificar y convencer a otras personas de que lo mejor es la abstención?

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  2. ¿Está seguro de que no le parece mal?

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    1. Sí que lo estoy, no hay doblez alguna en mis palabras; así que le agradeceré que tenga amabilidad de no dudar de ellas ni malinterpretarme. Simplemente me interesa tener claras y bien definidas las razones por las que es la abstención la mejor opción y asimismo ver si los motivos por los que la considero conveniente son los correctos. Creo haber hablado suficientemente claro. Si Vd. quiere serme de ayuda al respecto, se lo agradeceré; si no, le pediré que, al menos, sea no ponga en entredicho mi palabra.

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    2. Tampoco tengo doblez; únicamente he formulado una humilde duda como tal, nada más; sin pretender poner nada en entredicho, descuide.

      Personalmente -sin autoridad pues es sólo mi modesta opinión- le diría, sin decirle, pero se lo digo: ¿Qué ha oído usted sobre la conveniencia de la abstención y por qué la está considerando?

      No sé si es oportuno tratar cuestiones así en zona de comentarios. En todo caso, ¿qué le sugiere la imagen que ilustra esta entrada?

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    3. Disculpe por si le he malinterpretado.

      Lo que principalmente he oído (o, mejor dicho, leído) a favor de la abstención es este interesante artículo de la bitácora «Firmus et Rusticus»: http://firmusetrusticus.blogspot.com.es/2010_08_01_archive.html), ya que las otras opiniones que he oído acerca de la abstención son en contra de esta.

      La estoy considerando por lo siguiente: en un sistema que se autotilda de democrático y cuya capacidad representativa es una farsa continua, que está enfocado a la destrucción del ser de España y p. ext. (dado que ahora se trata de las «elecciones» europeas) de lo que aún no se ha podido destruir del Occidente Cristiano y que, salga lo que saliere de las urnas, va a continuar con sus propósitos destructores y corruptores de la sociedad; más que dar el voto a coaliciones como la llamada «Impulso Social» defensores de los «cuatro valores» –como si pudiera haber otros cuatro valores distintos de los de «Dios, Patria, Fueros, Rey Legítimo»– (voto que, por otro lado, implica una aceptación y entrada tácita –velimus nolimus– del sistema liberal), paréceme más sensato la abstención: no se trataría ya de corregir el rumbo desviado del sistema (lo que, de algún modo, pretenden los que creen mejor opción los «cuatro valores»), ni tan siquiera de frenar (en caso de que lo anterior no pudiere hacerse) el rumbo de este; sino de algo mucho más serio: de contribuir lo más que se pueda a su descrédito y a su hundimiento, para allanar así parte de los obstáculos al Abanderado para que restaure de una vez la Monarquía legítima y, por ende, la legalidad y la Justicia.

      Respondiendo a su última pregunta (que, por cierto, le agradezco que haya formulado, pues, en efecto, uno aclara mejor sus ideas al explicárselas a otra persona) le diré lo que sigue.

      Trae inmediatamente a la memoria uno de los episodios más gloriosos de la augusta historia de España: el derrocamiento del imperio espúreo de Napoleón por parte del pueblo español en un momento en que, abandonado este de sus gobernantes, vejado constantemente por la dominación extranjera y humillado hasta extremos inconcebibles; decidió poner fin a los que le asediaban. Por ello (por el paralelismo que en cierto modo hay entre la situación de aquellos tiempos y la actual para España), creo que resulta muy adecuada esta imagen, y si bien no saldrán (presumiblemente) guerrillas a derrocar el gobierno de ocupación que sufrimos, sí que es un buen modo de plantar cara a la imposición europea servirse de uno de los últimos recursos que quedan: la abstención.

      Por último citaré un pasaje del último párrafo del artículo al que me he referido más arriba:

      «(...) Pero sí sé que es un instrumento [la abstención] hacia el cambio, cuando se pone en evidencia que los engranajes electorales sobre los que se construye un sistema ya no son aceptados por la sociedad, por una mayoría que efectivamente está votando, no a un partido, sino la salida de un sistema. (...)»

      Atte.

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  3. Efectivamente, ¿quién querría regenerar un cáncer?... Nadie.

    Iba a remitirle, justamente, a la columna de la derecha de la bitácora con sus artículos a cada cual mejor.

    Coincido en su valoración de acuerdo a los principios del Tradicionalismo Hispánico y a la Causa encabezada por el Abanderado porque, a poco que cualquier español vea la historia, es la que se corresponde con el ser de España -y de la Hispanidad.

    Al promotor del sitio, enhorabuena por la labor y, en concreto, felicidades por el acierto de esta entrada que sintetiza tal mensaje con esa imagen.

    Atte.


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