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El lema del Carlismo –Dios, Patria, Fueros y Rey Legítimo–, que a algunos pudiera parecer antiguo o superado, sigue siendo en cambio la única Bandera de esperanza para un mundo que se desmorona. Así, frente al nihilismo del sedicente nuevo orden mundial globalizado, hoy tambaleante, sólo la instauración de todas las cosas en Cristo, por medio de poderes sometidos al orden ético que la Iglesia custodia, que conjuguen la libertad de los pueblos con la Tradición común de las Patrias, puede dar al mundo la paz
La corrupción es estructural, está en la esencia misma del liberalismo y de la democracia, porque ya en si mismo es la corrupción, desnaturalización, del orden social y político, con la separación ideológica de política y moral, Iglesia y Estado, naturaleza y Gracia. La crisis es la crisis de la democracia liberal, reino de los sofistas y puerta de los bárbaros.
ResponderEliminar"La tiranía es una planta que sólo arraiga en el estiercol de la corrupción. Es una ley histórica que no ha tropezado con una excepción. En un pueblo moral, la atmósfera de virtud seca esa planta al brotar. Ningún pueblo moral ha tenido tiranos y ninguno corrompido ha dejado de tenerlos."
ResponderEliminarJuan Vázquez de Mella