La Comunión Tradicionalista apoya a Guipúzcoa Unida
En 1977 se formó
Guipúzcoa Unida (GU) (en vascuence gu es la primera persona del plural, por
tanto significa «nosotros») como coalición política de ámbito guipuzcoano.
Según ABC 3/02/1977 estaba formada por nueve partidos políticos, con un común
denominador de «españolismo». Se informaba también de que la Comunión
Tradicionalista aunque no estaba orgánicamente integrada apoyaba la coalición.
Se declaraba defensor de la fe católica y rechazaba cualquier forma de
separatismo o de integración supranacional, en un mensaje claro contra la OTAN
y la CEE. Su objetivo en un principio, expresado en el acto de presentación de
la coalición, fue acudir a los sucesivos comicios que se celebren en Guipúzcoa,
tanto de ámbito local o provincial como de carácter nacional[1].
Tradicionalistas en las listas de G.U
Se
definió como una coalición de fuerzas guipuzcoanas de diverso signo político y
procedencia y su aspiración fue representar la voluntad de los guipuzcoanos que
persiguen la defensa de los valores espirituales del hombre, la unidad de
España, el restablecimiento del Fuero de Guipúzcoa, la Monarquía, la democracia
como sistema político, la justicia social y la mejor distribución de las
rentas, la propiedad privada[2]. En los
actos de presentación de la coalición, se subrayaron los siguientes objetivos:
fidelidad a la secular tradición católica de Guipúzcoa, integrar fraternalmente
en la sociedad guipuzcoana a los naturales de otras regiones en igualdad de
derechos y deberes, restablecer el Fuero (...) como derecho común a todas las
provincias que puedan reclamarlo para sí ya que reivindican el derecho de las
provincias a desarrollar su personalidad, a fomentar su cultura, a defender sus
valores autóctonos pero dentro de la suprema realidad de España que es una y
varia, por lo que el Estado debe ser también unitario y descentralizado a la
vez, defensa de la monarquía como la mejor solución política para nuestra
Patria y como la institución de mayor arraigo en las tradiciones de Guipúzcoa,
trabajar por la reforma constitucional que instaure la democracia, defender los
derechos de los trabajadores y la propiedad privada limitada por el bien común,
y la paz en orden y libertad presidida por la justicia. El lema elegido para
concurrir a las elecciones fue «Guipúzcoa Unida: Libertad y progreso en orden.
España, lo único importante».[3]
Ni fascismo ni marxismo
La Junta
Directiva de GU estuvo presidida por el destacado deportista guipuzcoano José
Orbegozo Eguiguren, ocupando la vicepresidencia primera Roque Arambarri Epelde
y Juan María Álvarez Emparanza, destacado pintor y crítico de arte. Juan Antonio
de Olazábal que era miembro también de la Junta de la Comunión Tradicionalista[4] y
sobrino del mártir carlista Juan de Olazabal Ramery[5] ocupaba
otra vicepresidencia, junto a Gervasio Juaristi Ostolaza, Eduardo Manzano
García, Manuel Palacio Pina y Antonio Tegedor Ciriza. Luis Larrañaga
Bilbao fue secretario general y Ramón
Albistur Esparza, voluntario de la primera compañía del Tercio de Requetés
Oriamendi de San Sebastián ocupó el puesto de vicesecretario. Federico
Bergareche Abaigar ejerció las funciones de tesorero y los vocales Jesús María
Ayestarán Alcorta, María Francisca Echaide de la Quintana, Venancio Recalde
Berrondo, Félix San Vicente Moreno, María de la Soledad Azpiain Pacheco, José
Sarasola Galdaracena, María del Carmen Alzugaray Pastor, María Luisa Eguía
Gárate, José Antonio Vicuña Rodríguez y José Antonio Vivó
Undaberrena. El Comité Ejecutivo estuvo formado por José Orbegozo, Roque
Arambarri, Eduardo Manzano, Luis Larrañaga y Federico Bergareche. La mayoría de
los miembros de Guipuzcoa Unida habían sido militantes carlistas y procedían de
familia de tradición carlista. Juan María Araluce, presidente de la Diputación
de Guipúzcoa asesinado fue declarado presidente de honor.
Propaganda profundamente foral y en vasco
Auñamendi Eusko
Entziklopedia define a Roque Arambarri Epelde como:
Abogado y personalidad del carlismo
tradicionalista guipuzcoano nacido en Azkoitia el 27 de mayo de 1917. De carácter aperturista fue miembro de la
Academia Errante, una suerte de universidad popular guipuzcoana que desarrolló
una intensa actividad cultural durante los años 60.[6]
Otro destacado
militante fue José María Silveti, presidente de la cofradía de pescadores de
Guetaria. Muchos miembros del comité ejecutivo y militantes lo eran también de
la Comunión Tradicionalista.
La Comunión
Tradicionalista-Carlista emitió su público apoyo por considerar que:
Era la que mejor representaba un concepto cristiano de la vida, la que iba
a luchar por un auténtico Régimen Foral de Guipúzcoa, la que defendía la unidad
de España, y la que se situaba sin ambigüedades frente al concepto ateo y
materialista del marxismo, frente al falso concepto de Euzkadi y frente al
separatismo.[7]
GU obtuvo buenos
resultados electorales, consiguiendo 27.048 votos, un 8,16% del electorado, fue
la cuarta fuerza más votada del total de doce que concurrían. Sin embargo, por
un muy escaso margen y debido a las carencias del cálculo de reparto electoral
no obtuvo un escaño, que fue a parar a las manos de Euskadiko Ezkerra, quedando
GU como organización política extra-parlamentaria. En municipios donde se
mantenía la presencia tradicionalista en los círculos carlistas, como en
Villafranca de Oridicia o en Zaldibia, se alcanzaban porcentajes mayores,
llegando a un 11,8% y a un 13,6% de los votos respectivamente. También fueron
significativos los votos en Oñate, un 11,7% de los votos, superando al PSOE y
con mucho mayor porcentaje que EE y ESB, siendo la segunda fuerza más votada[8]. Oñate
fue la Corte de Carlos V durante la Primera Guerra Carlista, y entre 1835 y 1839
los carlistas reactivaron su Universidad, Real y Pontificia Universidad
Vasco-Navarra, siendo Decano de su Facultad de Derecho el destacado catedrático
palentino y jefe delegado de Don Carlos VII, Matías Barrio y Mier. También se
estableció la Imprenta Real desde el que se imprimía la gaceta oficial
carlista, llamada «Boletín de Navarra y Provincias Vascongadas».
La fragmentación
del voto de no nacionalista en Guipúzcoa entre tres formaciones políticas: GU,
DCV y Demócratas Independientes Vascos había impedido que estas fuerzas que en
conjunto sumaban cerca del 18% del electorado hubieran obtenido representación
parlamentaria. GU fue la más votada de estas tres opciones, las otras dos no
llegaron al 5% de los votos, pese a que la formación de Demócratas Cristianos
Vascos contaba con el prestigio del apellido Oreja, el cual arrastró a gentes
procedentes del carlismo, como el que fuera alcalde de Elgoibar Jaime Arrese
Arizmendiarrieta[9].
Y fue GU la candidatura que más sufrió el acoso de los terroristas, que lanzaron
la consigna de boicotear todos sus actos y destruir su propaganda. La banda
terrorista ETA asesinó a José Antonio Vivo Undabarrena, miembro del partido,
alcalde de Olaberría y Diputado Foral de Guipúzcoa.
[1]
Diario
Vasco, 03/II/1977, p. 8.
[2]
Diario
Vasco, 29/V/1977, pp. 16-17.
[3] Diario Vasco, 03/II/1977, p.
8.
[4] El País, 22/II/1977.
http://elpais.com/diario/1977/02/22/espana/225414033_850215.html
[5] Los Olazabal tuvieron que huir a
Francia tras la represión desatada por los liberales contra los carlistas al
acabar la Tercera Guerra. El 1 de julio de 1895 tomó posesión del cargo de
concejal del Ayuntamiento de San Sebastián, siendo destituido en 1896 junto con
la mayoría de la corporación municipal por oponerse al cumplimiento de una
orden ministerial que consideraba perjudicial para los intereses de la ciudad
con la fórmula foral: «Se obedece; pero no se cumple». Olazábal fue jefe del
Partido Integrista hasta la reintegración del mismo en la Comunión
Tradicionalista, interviniendo activamente en política. La reincorporación de
dicho partido a la Comunión Tradicionalista fue obra personal de Juan Olazábal,
que no pidió condición alguna. Fue nombrado miembro de la Junta Provincial de
la Comunión, manteniendo el cargo hasta la fecha en que fue asesinado en la
prisión de los Ángeles Custodios de Bilbao a la edad de 74 años.
Se opuso férreamente al Estatuto de autonomía de
Cataluña de 1932, y combatió al nacionalismo, al que consideraba antiespañol,
antivasco y totalmente opuesto al tradicional régimen foral que Olazábal
defendía.
[6] http://www.euskomedia.org/aunamendi/24584
[7] Diario Vasco, 05/06/1977, p. 9
[8] Gipuzkoako geografia politiko elektorala. José Ignacio Ruiz Olabuenaga, Mª
Jesús Hernando Aguirre y Mª Carmen Usoz Iraola. Lurralde, revista del Euskal
Geografi Elkargoa «Andrés de Urdaneta».
número 1, 1978, págs. 37-97 realiza un gran análisis de la dinámica electoral
de esos comicios con una interesante pluralidad de variables de índole
sociológica y económica.
[9] La
Euskal Ikasketetarako Fundazio Popularra glosa así su trayectoria vital:
Fue
el pequeño de una familia numerosa de nueve hermanos, caracterizada en algunos
aspectos por los contenidos que casi siempre acompañaron desde finales del
siglo XIX a las familias del país vasco. La familia de Jaime se encontraba más
cómoda siguiendo los postulados del carlismo sociológico, y en este ideario,
Jaime aprendió a respetar las opiniones ajenas y a querer entrañablemente a su
Elgoibar natal.
Se destacó además su
impulso al vascuence a nivel municipal, lengua de la que era hablante.
Militó en la UCD y
fue asesinado por ETA el 23 de octubre de 1980.
Tomado del capítulo VII: LA RESISTENCIA POSIBLE. LOS
PARTIDOS FORALISTAS EN LA TRANSICIÓN, del libro «Una resistencia olvidada. Tradicionalistas mártires del terrorismo» (Ediciones Auzolan, 2017) de Víctor Javier Ibáñez Mancebo.
El libro puede solicitarse desde cualquier lugar a: info@edicionesauzolan.net o en el facebook de Ediciones Auzolan Pulsar Aquí
En 1979, el pretendido "partido carlista" huguista, rebautizado cono EKA, presentó como candidato al congreso por Guipúzcoa, al izquierdista y futuro periodista afín al felipismo socialista, Carlos Carnicero, entonces secretario federal de organización del “partido carlista”, cosechando un rotundo fracaso electoral, con apenas 4.124 votos; muestra clara de ese abandono total del pueblo carlista y de la sociedad vasca a la deriva demagógica y antitradicional de Carlos Hugo. Lo cual demuestra como el pueblo carlista estaba en aquella época mucho más cerca de los planteamientos de G.U que de E.K.A.
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