"El conservadurismo
demuestra ser el peor enemigo de la Tradición"
(Don Sixto Enrique de
Borbón, en Trieste, 17 de Julio de 2009)
“Todo el mundo moderno se divide
en Progresistas y Conservadores. La labor de los Progresistas es ir cometiendo
errores. La labor de los Conservadores es evitar que los errores sean
arreglados” (G.K. Chesterton)
De la magnífica entrevista de Jorge Santoveña en La Soga. Revista Cultural al Profesor don Miguel Ayuso Torres, Presidente del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, frente cultural de la Comunión Tradicionalista:
Al intentar explicar ese viejo
pensamiento, trasladándolo a la realidad, usted dice que es tradicionalista
pero no es conservador y, sin embargo, seguramente parte de sus adversarios le
sitúen como alguien conservador. Me gustaría que me explicara la diferencia
entre ser un defensor de la tradición y ser un conservador.
El conservatismo es un producto
de la revolución liberal. Una vez que se produce ésta, hay dos corrientes: una
que desde el inicio, igual contra su voluntad, pero desde el inicio, la acepta
y pacta con ella, y por tanto lo que pretende es al principio moderarla y luego
conservarla; y hay otra que lo que pretende es radicalizarla, exasperarla y
llevarla a su término. Por eso, hay un texto famoso de Balmes, refiriéndose al
partido que en la década de los treinta lo bautizaron sus instintos y se llamó
moderado, y en la década de los cuarenta (se está refiriendo al siglo XIX), lo
bautizó su sistema y se llamó conservador. Es decir, que el partido
conservador, de alguna manera, lo que conserva es la revolución. El
conservatismo no es sino una corriente al interior de la revolución liberal,
que pretende moderarlo, restringirlo, encauzarlo, pero conservándolo.
Esto me recuerda una anécdota de
José de la Riva Agüero, un famoso pensador tradicional peruano de la primera
mitad del siglo XX. Cuando un colega le pregunta, dando por hecho que es
conservador, le responde que él no es conservador sino reaccionario: « ¿Usted
cree que en el Perú de hoy hay algo que conservar? ¿Y no cree, en cambio, que
hay tanto contra lo que reaccionar?». El conservatismo implica la conservación
de la revolución, mientras que la tradición implica naturalmente una reacción contra
el régimen liberal, para la restauración, instauración en parte, de un orden de
cosas que sea ajustado a las leyes de la naturaleza.
Ortega y Gasset afirmó lo
siguiente: «los tradicionalistas no aman el pasado, porque lo quieren como
presente y no como pasado».
Los tradicionalistas no aman el
pasado. Lo que quieren es que los elementos nucleares de lo que vivificó el
pasado, puedan seguir haciéndolo en las circunstancias de hoy, en el presente.
Ortega y Gasset es el paradigma del liberalismo conservador y por tanto era
incapaz de comprender lo que era el verdadero tradicionalismo.
Para leer la entrevista completa al profesor Miguel Ayuso PULSAR AQUÍ
El conservadurismo pone, "Tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias" en frase de Vázquez de Mella. Es decir acepta los principios liberales, las Causas y se escandaliza luego de las consecuencias lógicas que se siguen inexorablemente de esas Causas. Aceptan la democracia liberal y luego se horrorizan del aborto, ideología de género, individualismo etc, que emanan pronto o tarde de las bases del liberalismo conservado y aceptado por ellos. Imposible desde el conservadurismo restaurar nada de nada.
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