LA IZQUIERDA NO PAGA TRAIDORES
Izquierda Unida de Navarra, tanto
en recientes mociones parlamentarias (triste sino el de la reducción de la
legislación navarra al parlamentarismo liberal) como en diversos artículos
firmados por destacados militantes de dicho partido, se ha venido refiriendo en
duros términos al Carlismo a cuenta de la gestión del llamado "Museo del
Carlismo" de Estella. No vamos a entrar hoy en el fondo de esas mociones,
pues son reflejo del sectarismo típico de la izquierda y su odio a la Navarra
tradicional de siempre: la que se sumó en bloque mayoritario al glorioso
Alzamiento contra el Frente Popular anticristiano y la república masónica. La
Navarra católica, foral y española.
La Comunión Tradicionalista
siempre mostró sus cautelas, cuando no abiertas discrepancias, ante dicho
Museo. En un artículo del año 2010 se advertía:
"Desde hace años fundaciones
y asociaciones de carácter privado y comunitario, con el concurso y la
participación del pueblo carlista, vienen manteniendo con bastante eficacia
dicho legado. Dichas instituciones además gozan de la suficiente independencia
para preservar dicho legado sin desvirtuarlo. En el caso actual será una
institución de carácter estatal, esclava de los contextos políticos de cada
momento, la que administre dicho legado. Asimismo la irrupción de una
institución estatal y política sitúa a las instituciones privadas y
comunitarias en una situación de debilidad, pues implica que la institución
estatal puede acaparar más fondos, tanto por su mayor financiación a través de
tributos como por gozar de los privilegios inherentes a su carácter de
organismo estatal. En este aspecto concreto se suscita uno de los grandes
puntos de la doctrina carlista, en relación a la preeminencia de la sociedad
frente a lo estatal. Con este Museo cabe el riesgo muy cierto de que
contrariamente a dicha doctrina se produzca una preeminencia de lo público
frente a la sociedad".
Desde entonces la evolución de
dicho Museo ha ido de mal en peor, con exposiciones insulsas, materiales
miserables y explicaciones deficientes de los mismos. Además sirvió para que el
expríncipe Carlos Hugo diese sus últimos coletazos públicos y su hijo los
primeros, aumentando la confusión al unir sus nombres al carlismo, con el
concurso por cierto de una sedicente "junta de gobierno".
En la actual dinámica de
demencial manipulación histórica, de cancelación de la memoria por la ideología
(a decir de S.A.R. Don Sixto Enrique), era cuestión de tiempo que la izquierda
sacase sus garras contra la más mínima expresión del carlismo, por muy
desvirtuada que la misma estuviese. La izquierda es cainita y taleb. Y no paga
a los traidores que, como tontos útiles, un día utilizó en su labor de
subversión del orden natural. Una vez desvirtuados y desnaturalizados los actos
de Montejurra y alimentada la ficción del partido (anti)Carlista, ni siquiera
va a tolerar de cara al futuro la mera mención del mismo, por más que
histéricamente ese partido (anti)Carlista se dé golpes de pecho de extrema
izquierda y separatismo. Ya se encuentra amortizado.
A los residuos huguistas, que
—recordemos— participaron como fundadores en ese engendro llamado Izquierda
Unida, del que luego fueron despreciados, les vienen al dedo dos exclamaciones
de nuestra historia patria: el de la Sultana Aixa, madre de Boabdil,
"Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre"; y
"Roma no paga traidores", frase que les dijo a los asesinos de
Viriato el cónsul romano Servilio Cepión, antes de ordenar que fueran
ejecutados por traidores, cuando éstos fueron en busca de la recompensa
prometida por Marco Pompilio por traicionar y asesinar al principal caudillo
lusitano.
La izquierda odia particularmente al Carlismo, por su carácter popular, porque desmiente su visión histórica de que las clases populares eran progresistas y revolucionarias. Su idealismo ideologizado les hace creer que el pueblo es de "izquierdas" y sus enemigos siempre ricos, banqueros, terratenientes, militares, fascistas...esa visión se desmiente con la realidad de todas las revoluciones, empezando por la francesa, que son siempre anti populares. Por eso, ese odio y ese intento de IU de ensuciar y destruir la memoria del Carlismo y especialmente del Requeté. No pueden soportar que el pueblo, los campesinos, las clases populares fueran antirepublicanas, y que el Requeté les barriera del mapa, en un auténtico clamor popular. El Carlismo es el obstáculo principal para reinterpretar la última guerra civil según sus mitos ideologizados: el pueblo contra los militares, los terratenientes alzados. El Carlismo, su fuerza popular y especialmente Navarra es la prueba de esa falsedad y de ahí su odio visceral. No soportan la realidad del apoyo total de Navarra al Alzamiento.
ResponderEliminarEs gracioso ver los lloriqueos de los huguistas de EKA, al verse despreciados por su antiguos aliados de IU. Y es que la izquierda no es tonta y nunca se creyeron las mentiras y absurdos divulgados por el huguismo sobre el Carlismo y su historia; los utilizaron mientras fueron útiles, pero no son tan tontos para creerse las falsedades del huguismo, y siempre han sabido que su verdadero enemigo es el Carlismo de siempre, el auténtico. Los tontos sirven mientras sirven, luego nadie les hace caso.