El Tradicionalismo defiende la Unidad Católica de los pueblos hispánicos; defensa y armonización de las patrias históricas, grandes y chicas,
luchando tanto contra el centralismo esterilizante como contra el nacionalismo
disgregador. Contra el primero que defiende la unidad sin diversidad y al
segundo que propone la diversidad sin unidad, sosteniendo la unidad en la
diversidad. La restauración de los fueros, sociales y territoriales, defensa de la subsidiariedad evitando la esclavitud del Estado Nación
moderno, el nuevo leviatán. Defendiendo la
independencia auténtica de nuestra patria grande de los poderes ajenos, tanto
económicos como extranjerizantes, incluyendo las organizaciones clandestinas con
afanes de control mundial. Por una Confederación de Pueblos Hispánicos.
El Tradicionalismo es la
continuidad venerable de la Tradición común de los pueblos hispánicos,
esparcidos por los cinco continentes, el Carlismo ha venido a ser la
prolongación de un modo de ser que sucesivamente han cancelado el absolutismo,
el liberalismo y el socialismo. En este sentido profundo, como la vieja
Cristiandad medieval se continuó durante el período de la Casa de Austria en el
mundo hispánico, convertido en una suerte de Christianitas minor, el Carlismo
es una suerte de reserva de esa Cristiandad menor.
"Constituyendo una
poderosísima confederación de los pueblos Hispano-Latinos de uno y otro
hemisferio, se podrá así contrarrestar la pretensión absorbente de la raza
sajona"
(Carlos VII)
“La fidelidad a su gran Tradición
que reanuda y su carácter de defensor magnánimo de ideas religiosas y de
valores y principios morales, así de formas de cultura y de civilización
opuestas a la concepción materialista de la vida(...)su misión apostólica,
civilizadora, católica y aventurera, su condición de nación cristiana,
occidental y mediterránea, que afirmará con máximo fervor siempre(...)
solidaridad y apoyo frente a las fuerzas secretas o públicas de la Revolución
internacional (...) Protección decidida a la labor apostólica y cultural en
servicio a la creencia única que forjó la unidad española y forjó la
Hispanidad"
(Manifestación de los Ideales
Tradicionalistas)
"La Hispanidad es hoy y siempre la
misma cosa. Es como hablar de la "Romanidad". Yo diría que la
Hispanidad es la última versión que los hombres dieron de un orden político
acorde con la Tradición acotado a los tiempos modernos: fue la respuesta de la
Inteligencia Católica frente a la ruptura del sistema religioso. Y si le cupo a
España y ésta le dio el tinte de lo español, fue porque Dios así lo quiso y
porque los reyes españoles respondieron "con honor (…) El amor a la patria es
un sentimiento legítimo, es parte de nuestro "honor" y, como yo lo
entiendo, está inscripto en el Cuarto Mandamiento: Honrar al padre y a la
madre. La nación, la de cada uno de nosotros, es la tierra de nuestros mayores
y tiene que ver con la piedad filial amarla y defenderla. Pero no es, en sí, un
valor absoluto sino relativo. Las naciones surgen al abrigo y por impulso de la
Civilización Cristiana que las ordena y armoniza por medio del Magisterio de la
Iglesia, de tal manera que lo nacional y contingente se subordine a lo
universal y católico. En este aspecto, España dio el ejemplo cuando, por un
lado completó el Orbis Terrarum y lo conquistó bajo el signo de la Fe y, por
otro, lideró la última cruzada contra el Islam, uniendo en una acción común a
todas las naciones cristianas. Era obvio esperar que donde primero los estados
se separaron de la Iglesia (Inglaterra y Alemania) la idea nacional se
convirtiera en un valor absoluto. Posteriormente, por contagio y por abandono
de los principios tradicionales, los estados y los hombres en general, le
fueron dando a la idea de nación ese mismo valor absoluto aunque, diría yo,
restringido, porque limitaron sus fines a sí misma y, en este sentido, la
volvieron un principio instrumental. Hoy los nacionalismos se erigen como el
"instrumento" contra la "globalización", con todos los
riesgos y fracturas que esto implica; porque entiendo que es un riesgo y es en
vano contestar una cosa "general" con otra "particular",
aunque la general esté mal y la particular bien, pero cada una en su ámbito. La
única manera de detener la globalización que se nos viene, es con
argumentos" globalizantes", pero ciertos y buenos, como la filiación
a la Iglesia Católica y a su Magisterio, sin perder la nacionalidad -porque de
hecho no la ataca- pero subordinándola a ese valor supèrior y universal”
(Elena Calderón de Cuervo)
“Sin el sentimiento común en el
presente y en el pasado que junte en una unidad corazones y conciencias, no hay
Patria. Unidad de creencias y autoridad inmutable que las custodien; sólo eso
constituye naciones y enciende patriotismos”
(Juan Vázquez de Mella)
"El pueblo decae y muere
cuando su unidad interna, moral, se rompe, y aparece una generación entera,
descreída, que se considera anillo roto en la cadena de los siglos, ignorando
que sin la comunidad de tradición no hay Patria; que la Patria no la forma el
suelo que pisamos, ni la atmósfera que respiramos, ni el sol que nos alumbra,
sino aquel patrimonio espiritual que han fabricado para nosotros las
generaciones anteriores durante siglos, y que tenemos el derecho de
perfeccionar, de dilatar, de engrandecer; pero no de malbaratar, no de
destruir, no de hacer que llegue mermado o que no llegue a las generaciones
venideras ;que la tradición, en último análisis, se identifica con el progreso,
y no hay progreso sin tradición, ni tradición verdadera sin progreso"
(Juan Vázquez de Mella)
"España fue una federación
de repúblicas democráticas en los municipios y aristocrática, con aristocracia
social, en las regiones; levantada sobre la monarquía natural de la familia y
dirigida por la monarquía política del Estado"
(Juan Vázquez de Mella)
“La patria es espíritu. Ello dice
que el ser de la patria se funda en un valor o en una acumulación de valores,
con los que se enlaza a los hijos de un territorio en el suelo que habitan”
(Ramiro de Maeztu)
"La Patria es cosa natural. Es la herencia de nuestros padres, el tesoro de nuestros hijos, la tierra donde hemos nacido, el hogar que ha sido testigo de nuestras alegrías y de nuestros dolores, es la lengua que hemos aprendido y con la cual nos expresamos fácilmente...Por ley de naturaleza estamos obligados a amarla y defenderla, de tal manera, que todo buen ciudadano ha de estar pronto a arrostrar la misma muerte por su Patria"
(Juan María Romá)
“Sin tradición no hay patria y
los hombres sin patria viven en el mundo condenados al suplicio del Judío
Errante; llevan consigo una espantosa maldición; son el grano de arena del
desierto, que, abrasado por el simoun, se agita sin saber en donde parará y abrasa
a su vez todo cuanto toca”
(Julio Nombela)
“El amor a la Patria es ese
sentimiento indefinible que nos une al suelo que nos vio nacer, donde nuestra
vida se desarrolla y donde esperamos y queremos que se abra nuestra tumba; es
el amor al suelo donde viven las personas que nos son queridas dentro y fuera
de la familia, donde descansan los huesos de nuestros padres, donde nacen esos
seres que sólo a cada uno de nosotros es dado llamar con el nombre de nuestros
hijos, donde habita esa familia inmensa a la que nos unen los vínculos del
idioma, de la legislación, de las costumbres, de la historia, y como podía
decirse hasta hace poco en España, los vínculos de una religión misma”
(Guillermo Estrada y Villaverde)
"La Patria es la historia de
la patria. Si nos falsifican la historia, nos roban la Patria".
(Jordan B. Genta)
“Una Patria lo son los campos,
los muros, las torres y las casas, los son los sepulcros y los altares; lo son
los hombres vivos, padre, madre y hermanos, los niños que juegan en los
jardines, los campesinos que cultivan el trigo, los comerciantes, los artesanos,
los obreros, los soldados; no hay nada en el mundo más concreto”.
(Charles Maurras)
“Cuando la Patria no es el
recinto de los templos y las tumbas, sino una suma de intereses, el patriotismo
deshonra”.
(Nicolás Gómez Dávila)
"Al conjunto de las personas
sometidas a la autoridad de un padre de familia se le llama familia. A partir
del siglo X, al conjunto de las personas reunidas bajo la autoridad de un
señor, jefe de una mesnada, se le llama familia. Al conjunto de las personas
reunidas bajo la autoridad de un barón, jefe de un feudo, se le llama familia.
Y más adelante veremos que el conjunto de las familias francesas fue gobernado
como una familia. El territorio sobre el cual se ejercían esas diversas
autoridades ya sea que se tratara de la de un jefe de familia, de la del jefe
de mesnada, del barón feudal o del rey- es denominado uniformemente en los
documentos como patria, el señorío del padre. "La patria, dice Frantz
Funck-Brentano, era al principio el territorio de la familia, la tierra del
padre. La palabra se extendió al señorío y a todo el reino, puesto que el rey
era el padre del pueblo. El conjunto de los territorios sobre los que se
ejercía la autoridad del rey se llamaba, por tanto, Patria"
(Henri Delassus)
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